¿El hecho de vivir en una isla no implica que se disfrute la vida de la misma manera?

No, hay muchas diferencias. En los dos casos el agua te rodea, pero no es lo mismo residir en Canarias que en Hawái. A pesar de las similitudes que se dan entre un ukelele y un timple los cambios son significativos. Las flores, la gastronomía, los paisajes son distintos... Lo que sí comparten los isleños es su carácter: en los dos sitios, y supongo que en otros archipiélagos ocurre algo parecido, la gente es amable, generosa, divertida y hasta vive algo más relajada.

¿Relajada o "aplatanada"?

Yo no usaría el término "aplatanado", aunque sí pausado. No obstante, no me resisto a decir que en Canarias la burocracia es agotadora. Aquí cuesta mucho más mover un papel que en Hawái... Esa espera, la mayoría de las veces, es frustrante porque se pierden oportunidades.

¿La sonrisa que tiene permanentemente en su cara viene de serie o es la consecuencia de residir entre dos tierras donde las cosas fluyen de otra manera?

A mí no me cuesta sonreír... Sé que hay gente que se resiste a reír, pero yo lo veo como algo natural. Los isleños sonríen muchos. A veces, incluso, cuando en su interior hay problemas. Eso es un síntoma de amabilidad. Reír es una manera sencilla de agradecer lo que cada uno tiene.

Hawái es mucho más que Elvis Presley y 'Hawái 5.0', ¿no?

Mucho más que eso ( ja, ja, ja)... La cultura hawaiana está conectada con sus ancestros y toda esa espiritualidad envuelve el día a día. Aloha, por ejemplo, es una palabra que se usa para decir hola y adiós, pero también se puede utilizar como muestra de amor o afecto... El hawaiano presume de sus raíces, está orgulloso de sus antepasados y los trata con respeto.

¿Y usted cómo se siente?

Yo soy canaria y hawaiana, pero primero me siento canaria...

¿Entiende las movilizaciones que protagonizan los indígenas para evitar que un gran telescopio se instale en la montaña sagrada de Mauna Kea?

Desde el punto de vista científico seguro que contar con ese telescopio supone un gran avance para la humanidad, pero Mauna Kea es un lugar lleno de espiritualidad en el que ha existen, creo, que son 22 telescopios... No es como en Izaña que hay media docena. Muchas de esas instalaciones no están abandonados, pero el uso que se les da es mínimo. Además, en varias ocasiones han prometido a los indígenas que no iban a realizar más inversiones allí.

¿Les volverán a mentir?

Ya lo están haciendo... Están tratando de meterles allí la que será la mayor infraestructura del mundo después de jurar que no iban a ocupar más espacio de la montaña sagrada. ¿Por qué razón no mejoran los que ya están o los sustituyen sin arrebatarle más suelo a los indígenas? Esa lucha ya dura unos cuantos años; Mauna Kea no quiere perder más espiritualidad.

¿Quién va a ganar esa batalla?

Hasta hace poco creía que se iba a instalar en La Palma, pero por las noticias y los comentarios que me llegan creo que ahora está más cerca de Mauna Kea. Ese es un debate tan agotador que no sé lo que va a pasar. Lo que sí me preguntan muchos amigos hawaianos es cómo se sienten los canarios por el hecho de que monten un telescopio de esas dimensiones en una de nuestras cimas.

¿Y usted que les dice?

Son culturas diferentes y es evidente que hay intereses económicos que sobrepasan la espiritualidad que puedan llegar a sentir los nativos de Mauna Kea... Lo que está claro es que la lucha que se está produciendo allí no se va a dar en Canarias, es decir, que si al final no se hace en Hawái irá a La Palma.

¿Está más cómoda con un pareo que con un traje típico?

Yo me siento canaria y hawaiana y, por lo tanto, luzco esas prendas con mucho orgullo. He ido a unas cuantas romerías y bailes de magos, pero por la actividad que he venido desarrollado en los últimos años ya he vestido más veces la indumentaria hawaiana que la de Canarias.

¿Qué es para usted el baile?

¿El baile hawaiano? Es una conexión con el pasado; una manera de mantener viva las ausencias... El hula es el lenguaje del corazón: lo ancestral vive en él.

¿Teniendo en cuenta sus raíces, era inevitable que se sintiera atraída por el arte?

Sí que lo era... Mi padre (Chago Melián) no solo es un gran cantante, sino que se expresa muy bien a través de la pintura. Él es un luchador y un hombre de carácter... Mi madre (de origen hawaiano) parece más dulce, pero ella tiene una frase que me divierte: "Los tengo a todos engañados; tú sabes que yo soy una bruja". El resultado es una mezcla de dos seres maravillosos.