¿Cree que se resolverán los problemas en Hawái para poder instalar allí el TMT o que este telescopio se instalará finalmente en La Palma?

Es una pregunta difícil. Soy lo suficientemente mayor como para comprender que los problemas más difíciles de la Ciencia están relacionados con las personas, no con la tecnología. Diría que ninguno de los astrónomos -aunque yo no paso mucho tiempo en Mauna Kea, trabajo con los astrónomos de allí- anticipó que habría estos problemas con respecto al TMT.

Pero, ¿cómo está la situación en Hawái?

En punto muerto. Ambos lados se están mirando el uno al otro y esperando que alguno retroceda. No creo que los grupos hawaianos acampados en la montaña retrocedan. Y tampoco creo que el gobernador del Estado de Hawái se vaya. Así que no sé qué significa eso. Podría significar que el telescopio se construirá en otro lugar... Realmente, la situación en Hawái es muy complicada y creo que ninguno de nosotros en el mundo de la Astronomía, y ese ha sido el problema, sabía lo complicado que iba a ser. Lo descubrimos según se iban desarrollando los acontecimientos. Yo estoy muy agradecido de que en Haleakala hayamos podido terminar nuestro telescopio solar antes de que la situación se complicara.

¿Hasta qué punto el conflicto con la población indígena hawaiana está afectando a otras instalaciones en Hawái?

Creo que la cuestión se resolverá con el tiempo. Independientemente del futuro del TMT, creo que ambas partes encontrarán puntos en común y se darán cuenta de que deben respetarse mutuamente. La de Hawái es una universidad inclusiva de la cultura hawaiana y de las culturas locales que han estado allí solo durante los últimos 100 años. Creo que es cuestión de tiempo y se está trabajando para lograr esa comprensión. Por eso, soy optimista.

Un coloquio en el que ha participado hablaba del futuro de la investigación en exoplanetas con la generación de telescopios que seguirá al TMT, al EELT y al GMT. ¿Llegaremos a obtener imágenes directas de un exoplaneta? ¿Y pruebas de vida más allá del Sistema Solar?

A lo largo de nuestra propia vida, una mañana, nos despertaremos con la noticia de que hemos descubierto vida en otro planeta. En mi opinión, la vida no es en absoluto algo raro en el Universo. En Astronomía y, en general, en nuestra vida, pensamos que somos especiales. Desde el momento en que nuestros padres nos acunan en sus brazos, pensamos que el mundo es pequeño y que nosotros somos su centro. La Astronomía no es muy diferente. Pero justamente con la Astronomía hemos aprendido lo poco especial que es la Tierra. Cuando yo era estudiante de graduación, mis profesores me explicaron que las condiciones para formar planetas eran tan raras que era muy poco probable que hubiese vida en otros lugares de la Galaxia o incluso del Universo y, por supuesto, eso es incorrecto. Alrededor de la mayoría de las estrellas hay, al menos, un planeta y creo que deberíamos tomarnos esa lección en serio y reconocer que la vida realmente no es rara y que la única razón por la que no la hemos detectado hasta ahora es porque no tenemos capacidad. Incluso los telescopios más grandes que estamos construyendo actualmente -el EELT, el TMT o el GMT- tendrán dificultades para encontrar indicios de vida.

¿Qué instrumentación se necesitaría entonces?

Deberíamos construir un telescopio que no esté pensado para hacer todo tipo de Astronomía, sino diseñado para obtener imágenes de exoplanetas. El telescopio debería ser lo suficientemente grande como para que pueda hacer una imagen directamente. La combinación del uso de lo que llamamos herramientas de inversión con la separación de la luz del planeta de la estrella nos permitirá hacer fotos de exoplanetas. Y creo que eso va a suceder. No es que las tecnologías no existan, pero no se han demostrado todavía, por lo que un paso muy importante es construir un precursor, un telescopio óptico híbrido, que combine elementos de un telescopio convencional como el Gran Telescopio Canarias con elementos de interferometría. Hemos simulado cómo podría funcionar dicho instrumento, pero necesitamos apuntar al cielo y demostrarlo ahí y realmente creo que podríamos conseguirlo dentro de un par de años, si dedicamos los recursos necesarios.

Usted fue uno de los profesores de la Escuela de Invierno del Instituto de Astrofísica de Canarias de 1994 dedicada a la estructura del Sol. ¿Qué hemos aprendido de nuestra estrella desde entonces?

Desde 1994 han pasado más de 20 años. Ahora sabemos bien cómo rota el Sol en sus regiones interiores. Hemos comenzado, y la mayoría de la gente diría que hemos resuelto, el problema de por qué el Sol gira de forma diferencial. Entendemos también la interacción entre la convección y la rotación. Todavía quedan algunos misterios por resolver, por ejemplo, lo que sucede con la rotación superficial del Sol y por qué se frena. También queda entender cómo el campo magnético se abre camino desde la superficie hasta la corona. Es decir, todavía existen problemas con los que lidiar, pero yo diría que el tema de aquella Escuela fue muy importante, porque eran los primeros días del campo de la Heliosismología y fueron muy importantes en el desarrollo del IAC y lo que el IAC desarrolla actualmente.