Cada año llegan a cada uno de los hospitales de Canarias entre 6 y 8 casos nuevos de leucemia linfoblástica aguda en niños pequeños. Hasta ahora, se les ha estado tratando con un fármaco muy eficaz, la asparaginasa, que destruye los aminoácidos que permiten crecer a la célula tumoral. Pero hay algunos niños que no responden correctamente al tratamiento. Se estima que uno de cada diez -aproximadamente un 15%- no lo hace simplemente porque los niveles de este fármaco en sangre no son los adecuados. Un simple cambio en la rutina de los médicos bastaría para resolver parte del problema, y en eso es en lo que ha estado trabajando una pareja de especialistas en Farmacia del Hospital Universitario de Canarias (HUC) y el Hospital Universitario Nuestra Señora de La Candelaria.

Los investigadores María Micaela Viña y Fernando Gutiérrez, trabajadores de La Candelaria y el HUC, respectivamente, han trasladado una sencilla técnica de laboratorio a la práctica clínica de estos centros hospitalarios optimizando el tratamiento de la leucemia infantil. Con una técnica colorimétrica, el especialista puede saber en tan solo dos horas y con un gasto de quince euros si la dosis que se está suministrando al paciente tiene el efecto esperado.

"Hasta hace pocos años, siguiendo el protocolo establecido, poníamos una dosis ajustada al paciente y funcionaba en la mayoría", explica Gutiérrez, también jefe de la Unidad de Investigación del HUC. Las cosas cambiaron cuando varios investigadores descubrieron que, para que se produjera la fundamental rotura del aminoácido, "tenía que haber una cantidad determinada de fármaco en la sangre del paciente", indica el farmacéutico. Esto quería decir que el pronóstico era peor para aquellos pacientes en los que el fármaco no alcanzaban esos límites de actividad. "Quedaba parte del aminoácido, de tal modo que, la célula neoplásica lo podía utilizar para continuar creciendo", afirma Gutiérrez.

Un proceso complejo

Los investigadores son conscientes de que existen varias variables que determinan el funcionamiento final del tratamiento de la leucemia, ya que se trata de un proceso muy "complejo" en el que se utilizan "miles de fármacos, cada uno con una dosis indiviualizado". Por esta razón, "la supervivencia depende de muchos factores", como incide Viña. No obstante, la asparaginasa es el "pilar fundamental" que ha marcado un antes y un después en el tratamiento de leucemia infantil. Los investigadores estuvieron un año recabando las muestras de 18 niños distintos. Finalmente, y 224 muestras después, pudieron determinar que esta técnica, que tan solo requiere sacar sangre al paciente después haberle administrado la dosis marcada en las guías clínicas, tiene muchos beneficios. "Si comprobábamos que no había actividad, se le ponía otro fármaco parecido o se le aumentaba la dosis", afirma Viña.

Darle un sentido clínico a esta técnica -lo que se denomina comunmente como innovación sanitaria- les ha supuesto a ambos el primer premio de los proyectos de investigación del 7º Congreso de Oncología Médica y Farmacia Hospitalaria celebrado recientemente en Toledo. Pero no queda ahí, hoy en día, el uso de esta técnica se está diseminando por todos los servicios sanitarios, garantizando la mejora del tratamiento a estos pacientes, uno de los más sensibles del sistema sanitario.

Una técnica para toda España

"Hemos sido capaces de incorporar esta técnica al sistema y ponerlo en práctica, hemos dado valor a una invención que nadie utilizaba", insiste Gutiérrez. "Nos ha llamado mucha gente para que le contemos cómo lo hacemos", explica Fernando Gutiérrez, que asegura que este año se trasladarán a los hospitales tinerfeños profesionales de otros lugares de España para aprender a ejecutar la técnica en la práctica clínica.

No fue el único avance que lograron los profesionales gracias a esta investigación multicéntrica y interdisciplinar, también comprobaron que eran capaces de disminuir los costes del fármaco comprobando cuánto tardaba en caducarse. "Hallando su estabilidad pudimos constatar que el fármaco se puede preservar incluso tras haberlo utilizado", alega el farmacéutico, que recuerda que este medicamento se suele desechar tras haber sido utilizado. Con esta parte de la investigación, los especialistas han demostrado "que se puede ahorrar hasta un 50% el coste de este fármaco que, además, es de alto impacto presupuestario".