Es frecuente que entre amigos o conocidos se recomienden el uso de determinados fármacos ante una dolencia leve. Una costumbre de la ciudadanía sobre la que los farmacéuticos siempre han alertado por su riesgo para la salud. Ahora a los boticarios se les ha complicado esa labor de prevención por culpa de internet, fundamentalmente a través de foros y de influencers.

Este último grupo, en su mayoría jóvenes que emplean las stories de Instagram o Facebook o canales de Youtube, para compartir con sus seguidores cualquier aspecto que consideren relevante, han sido objeto reciente de un aluvión de críticas con un denominador común: aconsejan usar toallitas con un componente antibiótico para evitar la aparición del acné.

Desde los boticaros canarios también se han llevado las manos a la cabeza con una actitud que consideran un "enorme riesgo para la salud". Así lo explica el presidente de Colegio Oficial de Farmacéuticos de Santa Cruz de Tenerife, Manuel Ángel Galván, quien lamenta que "se recomenden productos de salud como si fueran de consumo, como si fueran una bufanda".

En el caso concreto de las toallitas, cuyo nombre comercial es Eridosis, se trata de un producto que si bien puede resultar efectivo ante el acné, está compuesto de antibiótico, por lo que según insiste Galván "tiene unos determinados riesgos para la salud si no se usa adecuadamente".

"Como el resto de antibióticos, si se suministra sin control puede provocar resistencia al compuesto activo", recuerda el presidente del colectivo en la provincia tinerfeña, quien añade que "en el caso de un abuso puede desencadenar incluso intoxicaciones".

Audiencia

Este riesgo para la salud no es una cuestión que contemplen influencers como María Pombo, con 1,2 millones de seguidores en Instagram y 250.000 en su canal de YouTube, o Paula Gonu , con 1,6 millones de seguidores y que llega a admitir que fue otra amiga quien le descubrió las supuestas ventajas de su uso.

"Puede convertirse en un problema porque la influencer desconoce qué es y cómo hay que utilizarlo", insiste Manuel Galván, quien insiste en que "esa profesión es respetable dentro de su propio marco, que no es el sanitario".

Las consecuencias de un mal uso pueden generar consecuencias desde leves a incluso "tan importantes que requieran una visita al servicio de Urgencias", según palabras del presidente de los farmacéuticos de Santa Cruz de Tenerife.

Eso sí, no se trata solo de estas toallitas que tan populares se han hecho gracias a la Red sino que las recomendaciones en redes sociales acumulan un buen listado de productos farmacológicos cuyo consumo debe estar controlado por un profesional. Según resume el responsable del Colegio, con los medicamentos ocurre lo mismo que con las dietas, que "no todas funcionan de la misma manera para todas las personas".

Por eso su insistencia, de la mano con el colectivo médico, de la necesidad de insistir en el consumo responsable de productos sanitarios, que pasan tanto por la consulta a los facultativos como a los propios farmacéuticos.

Y es que a la relevancia en cuanto a público que registran las influencers se suma el hecho de la confianza ciega en ellos que tienen sus seguidores. "Se trata de personas que no tienen la formación ni la capacidad", reitera Manuel Galván, antes de añadir que aún se complica más cuando se trata de perfiles que sí aseguran tener conocimientos de atención sanitaria.

Precisamente, hace apenas unas semanas ocurrió algo similar con un fármaco con un uso muy extendido, como es el paracetamol, y que llegó a convertirse en tendencia en Twitter. El motivo, la conocida influencer y médico Carla Barber, aludía en uno de sus vídeos a este medicamento como antiemético, es decir, recomendado para dolencias del estómago tales como náuseas o vómitos.

"Cualquier persona con conocimientos médicos no confundiría el uso del paracetamol", sentencia Galván. De hecho, si el video de la canaria se hizo viral fue precisamente porque recibió de manera inmediata tantas críticas en las redes, especialmente a través de un perfil de defensa de la profesión farmacéutica, que llegó a grabar un segundo video para insistir en sus tesis. Y su segunda intervención alentó aún más las críticas.

Tal ha sido el revuelo generado entre unos y otros productos en apenas un mes que los colectivos profesionales han logrado que el Ministerio de Sanidad tome cartas en el asunto: desde el Gobierno han anunciado una serie de medidas para evitar este intrusismo virtual y cuya primera acción será contactar con las grandes empresas tecnológicas para retirar la licencia, los canales o los perfiles a todos aquellos que los utilicen para recomendar o hacer publicidad de productos farmacológicos sin ser sanitarios.