"No come bien el que quiere, sino el que puede", aseguró ayer el médico, investigador y exjefe de Nefrología del Hospital Universitario de Canarias (HUC), Benito Maceira, durante el debate Alimentación e intolerancias alimenticias organizado por el periódico EL DÍA y celebrado en el Hotel Escuela de Santa Cruz de Tenerife.

"Un 70% de la población de Canarias no puede comer sano porque no tiene medios económicos para hacerlo. Hay que tener en cuenta que estamos en una de las regiones más pobres del país y doy dos datos: el 70% de los tinerfeños gana menos de 1.000 euros al mes, el 30% de los canarios gana menos de 600 euros al mes", apuntó el médico, que estuvo acompañado por el catedrático de Toxicología y experto en Seguridad Alimentaria de la Universidad de La Laguna, Arturo Hardisson de la Torre; el presidente de la Federación de Celiacos de Canarias (Fececan) y vicepresidente de la Federación de Asociaciones de Celiacos de España (FACE), Aarón Santana, y el director de Relaciones Externas de Mercadona en Canarias, Arcadio Peñate.

La falta de recursos económicos obliga a las familias a recurrir a la comida procesada, unos alimentos que son manipulados física y químicamente para que resulten más atractivos al paladar. "178 euros es lo que se gastaba una familia canaria de cuatro miembros antes de la crisis en la compra para comer cuatro días a la semana un potajito y una pieza de fruta en cada comida. Resulta que 178 euros era el 39% del sueldo medio de Canarias", argumenta el nefrólogo, quien no duda en relacionar el consumo habitual de alimentos procesados con el incremento de los casos de intolerancias.

"Vamos a centrarnos en la celiaquía -la intolerancia al gluten presente en los cereales-: más del 50% de los alimentos procesados tienen gluten porque este confiere a los alimentos un aumento de volumen, elasticidad, palatividad, plasticidad y, además, es un elemento muy barato al que recurre la industria alimentaria para poder entullar a las clases desfavorecidas", abundó Maceira.

El número de personas con alergias o intolerancias a determinados alimentos se ha visto incrementado en los últimos años. Los expertos coinciden en que esto no tiene nada que ver con los avances científicos a la hora de diagnosticar dichas patologías, sino que más bien su incremento está relacionado con la comida que nos servimos en el plato. "Hoy en día hay muchísimos más alimentos en el mercado y mucha comida procesada. A esto hay que sumar que hay gente que consume determinados alimentos procesados de forma monótona", remarcó el catedrático de Toxicología y experto en Seguridad Alimentaria de la Universidad de La Laguna, Arturo Hardisson de la Torre.

"En esos alimentos procesados aparecen nuevas entidades, lo que llaman artefactos tecnológicos de la tecnología alimentaria, como las proteínas que pueden ser sensibilizantes, fundamentalmente a edades tempranas", explicó Hardisson de la Torre para insistir en que hay que volver a la comida de los abuelos. "En una sociedad en donde la alimentación era pretecnológica y se comía más alimentación de cuchara como potajes, verduras, ensaladas o un pan que no estaba tan procesado como hoy y no contenía tantos almidones hidrolizados, las alergias eran menos frecuentes".

Otro de los factores que ha podido influir en el incremento de casos relacionados con las alergias o intolerancias alimenticias es el cambio que también ha habido en la alimentación que reciben los niños en sus primeros meses de vida.

Alimentación precoz

Los dos expertos sanitarios argumentan que "el destete rápido, condicionado fundamentalmente por factores sociales y laborales, conlleva que a los niños se les dé precozmente alimentos con cereales, en el caso de la celiaquía, o hidratos de carbono y esa sobrecarga incide en el organismo del niño, que todavía no tiene maduro el sistema inmune, por lo que puede aparecer una intolerancia".

Según los datos que maneja el vicepresidente de la Federación de Asociaciones de Celiacos de España, Aarón Santana, "en España hay unos 22.000 asociados y de ese total, hay alrededor de 840 en Canarias. Sin embargo, las estadísticas dicen que el 1% de la población puede ser celiaca pero lo más grave es que de ese total, el 85% aún no está diagnosticada y es ahí donde está el peligro".

"Los estudios se amplían introduciendo también precozmente el huevo, que tiene una proteína de alta calidad pero también alergénica y, además, hay que hacer referencia a la leche", comentó Hardisson de la Torre, quien abogó por que los adultos prescindan de la leche. "En el caso de la lactosa no hay una intolerancia clara, sino una preintolerancia que puede generar flatulencias o malas digestiones, unos síntomas que pueden arreglarse suprimiendo la leche porque, realmente, desde el punto de vista fisiológico, está preparada para los primeros meses de vida", añadió.

En el caso de la celiaquía, Santana explicó que en el caso de que se sospeche que se padece una intolerancia al gluten, lo mejor es acudir al médico, quien someterá al paciente a unas pruebas. "Lo primero es el análisis de sangre para determinar ciertos componentes que se disparan y que nos empiezan a indicar la celiaquía; la segunda prueba suele ser una endoscopia, con ella ya podemos dar más garantías de que podemos ser celiacos, y, por último, se recomienda realizarse un estudio genético".

"La celiaquía es una enfermedad genética y, por tanto, también hereditaria así que se recomienda siempre dicho estudio para intentar prevenir o alertar al entorno familiar de que pueden ser portadores de la enfermedad y así atajarla más rápido", afirmó el también presidente de la Federación de Celiacos de Canarias.

La creciente demanda de alimentos sin gluten, sin lactosa o de productos de temporada y frescos ha obligado a los supermercados a especializarse. "Nosotros lo que hacemos es trabajar tanto con las asociaciones de celiacos como con las de intolerantes a la lactosa para tener un surtido eficaz, es decir, productos que se adapten al consumo de estas personas. En Mercadona tenemos más o menos 8.000 referencias de un millón que hay en el mercado", remarcó el director de Relaciones Externas de Mercadona en Canarias, Arcadio Peñate.

Una de las prioridades de Mercadona es "la transparencia en el etiquetado de sus productos", afirmó Peñate, quien explicó que dichas etiquetas "tienen que tener todo lo que conlleva ese producto para que el cliente sepa si puede tomar ese producto o no. Por ejemplo, en los productos para celiacos, el reglamento Europeo marca muy bien las pautas de qué es un producto sin gluten pero en el caso de los sin lactosa es más complicado".

Aparte de que el personal de Mercadona asesora a sus clientes, el director de Relaciones Externas también avanzó que "tenemos que ir hacia donde va el jefe, que es el cliente, y este va hacia productos más saludables. Ahora estamos inaugurando una sección nueva de listos para comer, donde hacemos una reflexión sobre los productos que son más saludables a la hora de exponerlos al cliente. Lo que queremos es dar el mejor producto, lo más sano posible y al mínimo precio posible".