​No ocurre con demasiada frecuencia, pero cuando lo hace es devastadora. La lluvia en las zonas turísticas de Gran Canaria y Tenerife -es decir, el sur de ambas- tan solo hace acto de presencia una media de 21 días al año. No obstante, el riesgo de que se inunden estas zonas, por escaso que sea el índice de precipitación, es mucho mayor que en otros lugares de las islas y se debe, básicamente, a la invasiónEsta situación hace que el sur esté indefenso ante los posibles diluvios que traiga consigo el calentamiento global en las próximas décadas.

Así lo constata un reciente artículo publicado en la revista Atmosphere Atmospheretitulado Rainfall and Flooding in Coastal Tourist Areas of the Canary Islands (Spain) que trata de radiografiar la situación actual de vulnerabilidad el sur de estas islas para poder "establecer una estrategia de adaptación frente al cambio climático", como afirma el investigador principal de este estudio, el geógrafo de la Universidad de La Laguna (ULL), Abel López. Porque justamente son cuatro los municipios más vulnerables a esos escasos momentos de lluvia: Adeje y Arona, en Tenerife y San Bartolomé de Tirajana y Mogán en Gran Canaria. Unos pueblos de los que la economía canaria depende especialmente por su gran capacidad para captar turistas. Concretamente, según la Organización Mundial del Turismo de Naciones Unidas ( Unwto, por sus siglas en inglés) en 2017 casi siete de cada diez personas que viajaron hasta las Islas en sus vacaciones, se hospedaron en estos enclaves.

La lluvia es el evento meteorológico adverso que, de lejos, "ha causado las mayores pérdidas económicas en el territorio". Por esta razón, los investigadores consideran que los episodios lluvias extremas "incluso peores de los que ya han sucedido" pueden tener consecuencias "muy serias" en este sector en el sur de Tenerife y Gran Canaria.

El primer paso a la adaptación

"El primer paso para establecer una estrategia de adaptación es conocer cómo se comporta una amenaza concreta sobre el territorio y cuáles son las vulnerabilidades de éste", señala López. Porque "sin un buen diagnóstico a nivel local" es "imposible" establecer acciones o soluciones concretas de lucha frente al cambio climático. "Esto es más importante aún en áreas tan vulnerables como lo son las islas con una alta dependencia del exterior y de una actividad tan ligada a las condiciones climáticas como el turismo", indica el investigador.

El boom turístico de finales de los años 60 y principios de los 70 del siglo pasado es el causante de estas deficiencias en el planeamiento urbanístico. "En la construcción de estas zonas se ocupan los cauces de los barrancos y las zonas de desagüe naturales", afirma Pablo Mayer, geógrafo físico del Instituto de Oceanografía y Cambio Climático (IOCAG) de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), cofirmante de este artículo. De ahí que, "con cantidades pequeñas de precipitación se hayan constatado notorios efectos económicos", alega López.

"Los cauces han desaparecido bajo la trama urbana", alega el investigador que señala que cuando hay escorrentía desde los barrancos el agua ocupa todo el espacio porque los aliviaderos construidos no son suficientes. "No lo son porque los métodos de análisis de los caudales que debe llevar la red de agua pluvial han desestimado el arrastre de material", incide Mayer. Además, los mayores problemas se encuentran justamente porque cuando el agua llega hasta las zonas urbanas se topa con una zona impermeable.

Hasta ahora, las inundaciones han sido pocas debido a la baja probabilidad de precipitaciones de la zona que ha permitido venderla durante años como un destino de sol y playa. No obstante, ya se ha constatado que "no es necesario tener episodios extremos para que se produzcan daños" y, con el cambio climático, la cosa puede empeorar. Será entonces cuando el sur de las Islas tenga que enfrentarse a un verdadero problema para el que, actualmente, está totalmente indefenso.

El estudio, por esta razón, insta a las Administraciones a "adaptar el planeamiento urbanístico y la infraestructura hidráulica". En un futuro, además, el grupo de investigación está planeando modelar los espacios turísticos para comprobar cómo puede afectar el fuerte oleaje a estas zonas, ya que es uno de los otros efectos constatados a raíz de la subida del nivel del mar. Este tipo de estudios específicos, como señala el geógrafo de la ULL, son fundamentales para "evitar que las administraciones locales establezcan acciones o planes con un cariz generalista", ya que "no responden a las particularidades socioeconómicas de nuestras islas y cuyo desarrollo puede poner en riesgo acciones futuras de adaptación".