Un hombre lleva ocho meses en la prisión Tenerife II acusado de agresión sexual, amenazas y daños. Pero su pareja asegura que "todas las pruebas indican que es inocente", a partir de dos informes de ADN, la localización de su teléfono y cuatro testigos. Hasta ahora, los diversos escritos planteados ante un Juzgado de Güímar o la Audiencia Provincial no han logrado que el acusado salga de la cárcel. La mujer estima que se trata de una "clara injusticia" y ha interpuesto una reclamación ante el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) por las decisiones del órgano que lleva el asunto.

Asegura que, después de varias gestiones practicadas por la jueza, el caso solo se asienta en la declaración de la denunciante. Y advierte de que ni las pruebas de ADN, ni la geolocalización del teléfono móvil ni las manifestaciones de los testigos sitúan al afectado en el lugar y refutan la denuncia de la víctima.

La pareja lamenta que "ya lleva ocho meses en la cárcel Tenerife II". En la referida queja ante el Consejo General del Poder Judicial, denuncia la "injusticia" que el juzgado "comete con mi pareja", puesto que "no hay una sola prueba de que él cometiera esos delitos, solo la palabra de la denunciante". "¿Cómo va a ser él?, si estaba en otro lado, aun así ya puede presentarse lo que sea como prueba, que, si no es favorable a la denuncia, lo ignoran", lamenta.

Los hechos ocurrieron el pasado 26 de abril. La denunciante aseguró a la Guardia Civil que, entre las 6:30 y las 6:50 horas, bajó a tirar la basura. Y una persona la agarró por la espalda, le puso las manos en los pechos y se las bajó por el torso hasta la cintura.

Después la giró, la puso de frente y la colocó contra una pared. La vecina señaló que le hizo comentarios soeces sobre las necesidades sexuales que él le podía satisfacer. Tras efectuarle tocamientos, le introdujo un dedo en la vagina y se sacó su pene. La víctima logró convencerlo de que se iba a asear para tener relaciones sexuales en una cama. Pero salió corriendo y se encerró en su casa.

En su denuncia en el cuartel, expuso que, a las 12:00 horas, volvió a ver al mismo hombre por fuera de su casa y este le preguntó por si iban a tener sexo. Pero ella le respondió de forma negativa y le dijo que, en vez de eso, llamaría a las fuerzas de seguridad y se lo contaría a su marido. La víctima manifestó que el ahora sospechoso la amenazó con matarla a ella y a su perro, y con causarle daños en su vehículo.

Más de ocho meses después de ingresar en Tenerife II, el hombre acusado relata por teléfono que "estoy descolocado, es como una pesadilla de la cual no despiertas. No me puedo creer lo que me está pasando".

La afectada solicitó orden de alejamiento sobre el implicado, ya que teme por su vida, tras las amenazas lanzadas. Y la jueza decretó su ingreso en prisión. Según refiere la pareja del sospechoso, por parte del abogado de la defensa se ofreció a la jueza la posibilidad de que el acusado viviera en otras dos casas que su familia posee en el término municipal de Santa Cruz de Tenerife, así como que uno de estos domicilios figurara como fianza, con la intención de que se decretara su puesta en libertad provisional, a la espera de juicio. Sin embargo, este planteamiento no ha sido atendido hasta ahora.

El hombre que lo llevó a trabajar esos días aseguró en el Juzgado que, desde las 6:45 hasta las 16:30 horas, el acusado de agresión sexual permaneció junto a él y en el coche de camino hacia su lugar de residencia.

Además, otros tres testigos, los propietarios del domicilio en el que se realizaban las reformas, explicaron que era imposible que fuera él porque en las horas de mediodía del pasado 26 de abril, el sospechoso estuvo con ellos para sacar muebles. Según la pareja del acusado, esto es corroborado por mensajes de telefonía móvil. Dos de esos testigos reconocieron al arrestado en una rueda de reconocimiento efectuada en el Juzgado como la persona que trabajaba en su casa el pasado 26 de abril.

En las prendas de ropa aportadas por la denunciante ante la Guardia Civil, en los análisis no se halló restos de semen. Sí apareció ADN de origen masculino, pero, según el informe del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses de Canarias, ese perfil genético no corresponde al hombre que está en la cárcel por los hechos.

La fiscal argumentó que los mencionados restos de ADN masculino hallados no son trascendentales, porque los hechos relatados por la víctima no implican que hubiera fluidos. Sin embargo, desde el entorno del apresado se aclara que el perfil genético de un sospechoso de agresión sexual puede quedar en las prendas de ropa de la víctima. La pareja del recluso dice que esta prueba tampoco le valió, a pesar de que fue el propio Juzgado de Primera Instancia e Instrucción el que la solicitó. Ante dicha situación, explica que la jueza y la fiscal dicen que no tiene valor en este caso, pero se pregunta: "¿Y si llega a salir positiva?, ¿hubiera tenido valor entonces?"

La autoridad judicial también reclamó a una compañía telefónica la ubicación del terminal del implicado el día de los hechos. Y la respuesta de dicha empresa fue que entre las 7:23 y las 16:30 horas, dicho terminal no estuvo en el municipio del suceso. La mujer lamenta que, a pesar de que esta prueba también resulta favorable a su novio, este continúa preso en Tenerife II.