Parece que existe coincidencia en el fracaso de la reciente Cumbre del Clima de Madrid. ¿Por qué razones?

Resolver el problema del cambio climático equivale a instaurar un nuevo modelo de civilización. Dejar de extraer del suelo combustibles fósiles cuando los países más grandes, y sus empresas, se dedican precisamente a eso. Obama fue un error en la historia de Estados Unidos por negro y radical dentro del Partido Demócrata. Y Estados Unidos es responsable del 33% de las emisiones de efecto invernadero. Obama propició, previo acuerdo con China, el Acuerdo de París de 2015 que cuatro años después está obsoleto como el Protocolo de Kioto. Algo inaudito e insólito. Los triunfos de Trump y Boris Johnson son los de una extrema derecha racista o misógina pero también negacionista del cambio climático. Y eso se ha impuesto. Ha influido algo la improvisación al llevar la cumbre de Chile a Madrid en tan poco tiempo. Precisamente la crisis social de Chile es un levantamiento contra un modelo económico cuya principal expresión es el cambio climático. Hay ejemplos de que ya está ocurriendo como el proceso de la desertización extrema en el propio Chile o en Australia.

Dejó caer que los canarios podrían llegar a ser refugiados ambientales algún día por el peligro de subida del nivel de mar.

Pues es algo posible. Me sorprende que sean islas receptoras de refugiados y no productoras de refugiados. Ya pasa en islas del Pacífico donde existen refugiados ambientales. No digo que vaya a pasar pero sí que puede ocurrir.

También plantea que los líderes contra la emergencia climáticos son jóvenes con rostro de mujer. Explíquelo.

Originalmente la transición energética y tecnológica se asocia con el género masculino y sus estereotipos: saben más matemáticas o hacen los trabajos pesados. Pero van diez cumbres del clima y las protagonistas de las expresiones más acuciantes sobre el cambio climático y sus principales víctimas son las mujeres. No saben nadar, no tienen la ropa adecuada y casi no pueden ni salir de casa. Ellas juegan un papel en esta lucha diferente. De ahí que lo lideren mujeres. A día de hoy, el espíritu de la utopía está liderado por las mujeres, con tres referentes: Naomi Klein, Alexandria Ocasio-Cortez y Greta Thumberg, la más conocida. Como decía el filósofo Ernest Bloch, la humanidad necesita la esperanza. Crear una utopía para no morir de desesperación.

¿Qué le ha parecido el intento de avance en Canarias hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030?

Siendo superhonesta me parece un trabajo muy importante pero hay que implicar a más gente. Había muchas más personas en la inauguración de las luces por la noche que en las mesas de trabajo. Hace falta involucrar a la sociedad civil para que esa tarea de diagnóstico tenga pleno sentido.

Ha trabajado en el empoderamiento de las mujeres rurales.

Mucho tiempo. México produce millones de toneladas de múltiples variedades de maíz pero cada vez importa más transgénico desde Estados Unidos. Hasta un 40% del que consume y es el alimento nacional. Somos 130 millones de mexicanos y unos 8 de ellos indígenas que hablan alguna de las 60 lenguas prehispánicas pero hasta 25 se autodefinen así. Hay racismo en mi país. Tenemos innumerables ejemplos de cómo se integra la perspectiva de género sin cambios estructurales. Mueren nueve mujeres al día a manos de sus parejas y llevamos integrando esa perspectiva hace muchos años. Pero las mejores propuestas feministas provienen de las mujeres indígenas, quienes sufren la desigualdad de la pobreza junto a la de género. Son dueñas de una cultura milenaria y no reconocida que está siendo aniquilada. Se trata de racismo institucionalizado, porque son violadas, asesinadas y obligadas a consumir alimentos transgénicos que generan problemas de obesidad y salud.

Agua y alimentos no son infinitos. ¿Qué hacer para conservarlos y protegerlos?

Me ha gustado ver piscinas de agua salada. En mi país, en zonas turísticas como Acapulco el agua dulce se derrocha para los más ricos. El ciclo del agua es algo a estudiar y conservar. Pero todavía hoy hay gente que desconfía de que el problema esté en el modelo de desarrollo, cómo producimos y cómo consumimos.

¿El cambio climático afecta más a los vulnerables, los pobres o las mujeres?

Desde luego. Lo digo en base a mi experiencia de treinta años de trabajo en el mundo rural mexicano. Las mujeres han ido cobrando posiciones y haciendo valer sus reivindicaciones pero la perspectiva de género sigue quedándose en muchas ocasiones en la espuma, sin llegar realmente a modificar las estructuras sociales.