Las tortugas que se observan en aguas de Valencia o Ibiza, por ejemplo, proceden nada menos que de las costas de Florida, en Estados Unidos. Llegan desde allí todos los años, en una migración de miles de kilómetros favorecida por las corrientes marinas que cruzan el Atlántico. Tras penetrar por Gibraltar, permanecen un tiempo alimentándose en el Mediterráneo occidental y, cuando llegan a la madurez sexual, regresan a poner sus huevos a la misma playa en la que nacieron, al otro lado del mundo. "Primero pensábamos que nuestras tortugas venían del Mediterráneo oriental, pero vienen de Florida", recalca Manu San Félix refiriéndose a los ejemplares de Ibiza y Formentera.