El kilómetro 54 de la autopista del Sur de Tenerife se ha convertido desde hace seis años en un punto de peregrinación para miles de personas que, desde que se ponen a la venta los números de la Lotería Nacional de Navidad -en julio-, se trasladan a la estación de servicio Chasnera para "cargar" su ilusión. Tal es el auge que ha cobrado esta gasolinera de Repsol que regenta José Miguel González que se forman más colas para hacerse con un décimo que para repostar.

A la salida de la entrevista con José Miguel González, Guillermo Molina, de Tejina (La Laguna) guardaba su turno, porque le cogía de paso, para llevarse un décimo. Detrás de él, la pareja de jóvenes formada por Fran Plasencia, de Tacoronte, y Alba Galván, de El Sobradillo, que iban a adquirir 4 décimos, aunque -con humor, comenta Fran-, "el Gordo se lo sacó mi madre hace ya 22 años... cuando nací yo". Algunas personas que están a la espera de llegar a la ventanilla hasta cogieron el día libre para acudir a la cita con el azar, caso de Carlota Expósito. Otros van a La Chasnera con el encargo de varias peñas o de su familia, y en el caso de Antonio Hernández acude en compañía de su octogenario padre. La fama de esta estación supera la insularidad. Un ejemplo, Francisco Trigo, natural de Sevilla y que cada vez que viene a Tenerife se lleva algún pedacito en forma de souvenir.

La gasolinera del kilómetro 54 es la segunda de las ocho que posee la familia González, y la segunda que puso en servicio en los más de 30 años que lleva vinculada a este sector. Sin embargo, fue el 22 de diciembre de 2013 cuando disfrutó de su bautizo informativo y saltó a la fama. Aquel día, los niños de San Ildefonso cantaron el 79712, segundo premio, que fue vendido íntegramente en La Chasnera. Tan repartido estuvo -tal vez porque la gasolinera es un sitio de paso no solo en el tránsito de la autopista sino también por su proximidad al aeropuerto del Sur-, que hasta una de las personas que estaban en el salón de sorteo de Madrid se levantó y mostró su décimo agraciado con 200.000 euros. Aquel 2013 José Miguel González repartió 200 millones, y calcula que hasta la fecha su estación de servicio a repartido unos 240 millones. Junto a la calderilla de reintegro y pedreas, otros premios de otros juegos de azar, como una Primitiva de 900.000 euros que se selló allí hace siete meses.

Para el propietario de esta gasolinera de la suerte, si no escucha cantar la Lotería de Navidad, parece que no llega la Navidad. Por eso siempre ha mantenido la costumbre de tener encendida la televisión o la radio para seguir el sorteo. Siempre le ha gustado jugar un numerito (décimo), aunque en la actualidad es probable que lleve unos treinta pedacitos porque "compras por compromiso a equipos de fútbol, o lo intercambias entre peñas, con amigos".

Nacido en San Miguel de Abona en 1955, José Miguel González cursó sus primeras letras en el colegio del pueblo y, cuando llegó a octavo, había dos posibilidades: ir a estudiar a Santa Cruz o irse a aprender un oficio. Y sus padres se decantaron por esta segunda opción, que le permitió que desde 14 años comenzara a trabajar, primero como aprendiz de mecánico hasta que montó su propio taller. Ejemplo de superación, llegó a trabajar en mecánica en Granadilla mientras ponía en servicio su primera gasolinera en Las Zocas. De eso hace ya más de 30 años. Detrás vinieron las de La Chasnera, Hoyos Blancos, El Volcán, El Porís, Los Olivos, Arafo, Geneto y Polígono de Güímar, que dan trabajo a 158 personas. "Por tener negocio no eres millonario", advierte, para precisar que "el mejor patrimonio de una empresa son los trabajadores, y que estén contentos".

Cuando se le pregunta por qué el afán de tener ocho estaciones de servicio, José Miguel explica que "lo haces porque te gusta, porque para vivir no hace falta sino un sueldo. Un negocio te lleva a otro y no en todos obtienes beneficios". Su ilusión es "intentar que todo salga bien", aunque admite: "vivo para trabajar", hasta el punto que le ha inculcado este gusanillo a sus tres hijos que le acompañan en la gestión empresarial. Su "mayor satisfacción como empresario es tener todo pago"; es su recompensa a dedicar al trabajo una media diaria de entre diez y doce horas, y como alguna abre todo el día... también recibe alguna llamada por la noche. Otro dato: en el último año no recuerda haber cogido vacaciones, tal vez algún fin de semana ha viajado junto a otros conocidos a ver algunas carreras del mundial de motociclismo cuando se han corrido en Jerez, Barcelona o Austria. Su verdadera afición no son las motos, sino los coches. De hecho, corrió rallies con dos vehículos que preparó y llegó a ostentar también la presidencia de la escudería Atogo, y esta pasión la han heredado sus hijos; uno ganó la Copa Micra, y su hija ha participado en Panda Raid, en Marruecos. Cuando la nombra, hasta parece que cambia el tono de voz y se incorpora en la silla.

No es supersticioso, pero le gusta mantener la costumbre que inició cuando traía una serie completa y la ponía a la venta entre sus trabajadores y amigos. Ahora, cuando llega, se reparte entre los empleados y lo que sobra se pone a la venta. En menos de dos horas vuelan. Como receptor de lotería, sí que conoce las preferencias de sus clientes: los terminales 5 y 7 son los favoritos pero el rey de la demanda es el 13, el número de la suerte, y a distancia le sigue la niña bonita, el 15. "Todos salen", sentencia José Miguel.

Esa ilusión de ganar un premio -que permite hasta la mañana del 22 de diciembre soñar en qué se gastarían 400.000 euros si ganaran el Gordo por un décimo- lleva a muchos a probar suerte. En Santa Cruz de Tenerife el año pasado se gastó una media de 54,4 euros por persona, frente a los 36,5 que invirtió un vecino de Las Palmas de Gran Canaria; la media nacional es de 60,53. El primer premio ha caído en la provincia de Las Palmas en 42 oportunidades frente a las 19 que se ha quedado en Santa Cruz de Tenerife.

Si todavía no ha comprado su décimo de Lotería Navidad tal vez le valgan estos datos que aporta la Sociedad Estatal de Loterías y Apuesta del Estado: el cinco es la terminación más repetida. De los 208 sorteos celebrados hasta la fecha, el Gordo ha acabado en 5 en treinta y dos oportunidades. Eso sí, nunca ha finalizado en 25. En el caso opuesto, la terminación menos repetida en el primer premio es el 1.

A título informativo, si adquiere un décimo (20 euros) y se dispara su ilusión hasta el punto de imaginar qué hacer con los 400.000 euros que le tocarían en el supuesto de ganar el primer premio el próximo domingo, no olvide que Hacienda se quedará con 76.000 euros. Según la normativa actual, están exentos de gravamen especial de loterías todos los premios inferiores de 20.000, y tributarán con un tipo del 20% los que excedan de esa cantidad. A partir de ahí, ¿qué haría si le toca el Gordo el día 22?