El aventurero Álvaro de Marichalar hizo ayer escala en Tenerife durante la tercera etapa de su vuelta al mundo en moto de agua. Su llegada se produjo tras encadenar tres jornadas de navegación de 20, 18 y 20 horas, que le permitieron cruzar de Gibraltar a la Isla "de un tirón" y arribar con una puntualidad londinense: a las 17:00, la hora prevista, comenzaba su entrada al puerto capitalino, donde su moto fue puesta en dique seco para algunas reparaciones.

El también empresario explicó que ya ha completados las dos primeras etapas: Sevilla-Sanlúcar de Barrameda-Lisboa-Guetaria-San Sebastián-Biarritz, por un lado, y Mónaco-Barcelona-Valencia-Málaga-Gibraltar, por otro. Mientras que hoy prevé zarpar rumbo a Guadalupe, en el Mar Caribe.

De Marichalar detalló que solo en el tramo atlántico le ha acompañado una embarcación de apoyo, mientras que la vuelta a la España peninsular y a Portugal la realizó completamente en solitario. Sobre ese recorrido completado relató que ha vivido jornadas de gran dureza. "Lo peor de toda la travesía fue desde Mónaco a Marsella, y de Marsella a Barcelona", apuntó sobre una parte del viaje que calificó como "brutal". No obstante, lo relativizó y dijo que "hay días buenos y días malos, como en la vida".

"Me encanta estar aquí, como siempre, y cogeré la fuerza renovada de los canarios", afirmó el aventurero -que es hermano de Jaime de Marichalar- sobre un proyecto que surgió fundamentalmente con motivo de los cinco siglos de la primera vuelta al mundo emprendida por Magallanes, aunque también pretende difundir un mensaje de carácter medioambiental: mostrar lo que ocurre en el mar, luchar contra el consumo desmedido o rechazar el exceso de pesca.

En sus declaraciones ante los medios dejó, además, un mensaje vitalista, un canto al Carpe Diem: "En la vida hemos de tener claro que el día de mañana es una quimera; no sabemos si habrá mañana. Lo que conocemos es que hay hoy, y lo que no hagamos hoy bien, mal está. Hay que actuar siempre bien, ser buena persona e intentar cumplir los sueños". Él continúa con el suyo.