¿Cómo está viendo las declaraciones que se han ido vertiendo durante la COP25?

De momento, por lo que sé, no ha habido grandes tomas de decisiones. Se está exponiendo la situación y el diagnóstico de lo que está pasando y supongo que será la próxima semana cuando veremos los acuerdos.

Parece que, como comenta, solo ha habido declaraciones de intenciones. Esperemos que esta Cumbre no se quede solo en eso.

Sí. Por el momento solo hay un diagnóstico. Se están presentando muchos datos científicos.

¿Esos datos presentados confirman lo que los investigadores vienen años reiterando?

Exacto, los datos científicos no hacen más que confirmar los peores augurios: seguimos emitiendo tantos gases de efecto invernadero que continúan creciendo tanto en emisiones como en concentraciones. Hemos superado ya las 410 partes por millón de dióxido de carbono (CO2) y continuamos viviendo de la misma manera. Hay países que en realidad están fuera de los acuerdos internacionales como es el caso de Estados Unidos, que aunque está participando en la COP25, lógicamente no va a firmar nada. Y eso que EEUU supone un porcentaje importante de emisiones al igual que China o India. De hecho, la realidad es que el único trozo del planeta donde hay algo de reducción de emisiones es la Unión Europea.

Pero aún así, las emisiones en la UE son bastante elevadas.

Sí, son elevadas. Pero hay que mirar el conjunto del planeta, que es lo que interesa. En todo el globo los gases de efecto invernadero han continuado aumentando tanto en emisiones con concentraciones.

¿Pero cómo puede servir una reunión de países de estas características si aquellos que contribuyen en mayor medida al calentamiento global ni siquiera están presentes?

Por eso ya es inevitable hablar de adaptación. El término mitigación, que fue la palabra estrella cuando se firmó el Protocolo de Kioto -hace ya 22 años- ya no lo es. Sabemos que la temperatura del planeta casi con toda seguridad superará los dos grados, aunque el objetivo es que no llegue a un grado y medio o como mucho, se acerque a los dos. Pero es difícil que eso ocurra en estos momentos. En cualquier caso, tenemos que conseguir, en la medida de lo posible, mantenernos en ese grado y medio porque cada décima de grado importa y va a tener repercusiones. Asimismo debemos entender que la lucha contra el cambio climático es una batalla continua, no debemos dar nada por perdido. Simplemente, debemos seguir peleando.

Hay gente que piensa que un grado más o un grado menos no va a tener repercusiones en su día a día, pero ¿qué consecuencias reales tendrá ese aumento de temperaturas?

A mí me gusta poner un ejemplo que es bastante visual. Tu y yo, y las personas en general, tenemos una temperatura corporal media de 37 grados. Pongámonos ahora en la situación de que estuviéramos en los 38 grados y medio.

Tendríamos fiebre.

Exactamente, estamos enfermos. Y si no nos cuidamos, vamos a peor. Además de eso, el aumento de la temperatura significa que los extremos cálidos no van a ser de un grado más, si no de varios grados por encima de lo habitual. Ese grado más y esos extremos suponen problemas asociados al incremento de fenómenos meteorológicos adversos que también es otro daño añadido.

¿Teme que esta cumbre pueda culminar en un nuevo Acuerdo de París que, como hemos visto con el tiempo, se ha quedado en agua de borrajas?

Yo no diría que el Acuerdo de París se quedara en nada. Cada una de estas cumbres internacionales conciencia a la población. Los acuerdos pueden no haber llegado a acciones muy concretas, pero la conciencia ambiental de la población informada es cada día mayor. Ahora que el COP25 se está celebrando en España, yo supongo, espero y entiendo que esto servirá para concienciar a la población española, porque es donde más impacto mediático va a tener. Cada cumbre añade varios adeptos a la causa. El hecho de que haya acuerdos o no es dificilísimo. Es difícil poner de acuerdo a casi 200 países cuando sus intereses son absolutamente opuestos. Lo que sí pensamos que debería salir de este evento es la aceptación de la realidad por parte de todo el mundo. Que los políticos acepten que esto es un problema evidente causado por el ser humano por un problema que tiene que ser resuelto con políticas que, evidentemente, son humanas. No puede ser que todavía haya partidos políticos que niegan el calentamiento.

¿Continúa el negacionismo haciendo daño a la lucha contra el calentamiento global?

El negacionismo va a seguir haciendo daño hasta que encuentre un límite. Debemos tener en cuenta que, de las diez empresas que tienen más ingresos del planeta, siete se dedican al petróleo o a la producción de electricidad. Esas siete empresas en su conjunto tienen una capitalización similar a Francia. Imagine ahora el poder mediático de esas empresas. Eso es una realidad pero también hay otra contrapuesta y es que entre el 97 y 98% de los científicos que se dedican a esto han demostrado que la crisis climática es una realidad de la que el ser humano es el responsable. Además, hay datos absolutamente incontestables como es el hecho de que las temperaturas están subiendo.

Los dinosaurios poblaron la Tierra durante 150 millones de años y fue un cambio climático sobrevenido lo que les llevó a la extinción. Nosotros, llevando mucho menos en el planeta, le hemos hecho muchísimo más daño.

Hemos hecho muchísimo daño fundamentalmente porque somos demasiados y existen enormes desigualdades. Cada año se incorporan al planeta 85 millones de personas nuevas y hay muy pocas personas que abusan del planeta de forma casi perniciosa, mientras que existe una inmensa mayoría que apenas tiene nada y apenas son responsables del calentamiento. Al haber basado todo nuestro bienestar en la quema de combustibles fósiles, ser tantos y haber tanta desigualdad, las emisiones masivas de gases de efecto invernadero está generando algo que nunca había ocurrido en este planeta: un importante aumento de temperaturas en muy poco tiempo.

Y los que apenas emiten CO 2 van a sufrir en mayor proporción el cambio climático.

Cada español emite unas seis toneladas de CO2 al año. Un norteamericano lo hace en torno a las 17 toneladas y un habitante de Catar, está en las 44 toneladas. Mientras, una persona de Malí o de Nigeria contribuye en 0,1 toneladas. Es decir, una persona de Catar contamina lo mismo que 700 malienses. Las emisiones per cápita de gran parte de los países africanos son ridículas y, sin embargo, los impactos que van a sufrir van a ser muy importantes fundamentalmente porque no tienen medios para crear una adaptación a esta situación climática extrema.