En Canarias 360.000 personas sufren dolor, pero solo el 2% son derivadas a una unidad específica. El dolor es una enfermedad crónica que va más allá del simple síntoma y las personas que la padecen durante años rinden peor en el trabajo, tienen mayor predisposición a caer en la ansiedad o en la depresión y manifiestan dificultades para poder hacer actividades tan cotidianas como asearse o vestirse. Además, con el crecimiento sostenido de la esperanza de vida -en Canarias se sitúa en los 83 años- cada vez será más usual en la sanidad tener que abordar este tipo de patologías crónicas.

Así lo destaca un informe publicado por la Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP) titulado El dolor en la enfermedad crónica desde la perspectiva de los pacientes presentado en el Parlamento de Canarias, y al que asistieron varios representantes políticos tanto de la Comisión de Sanidad como la de Derechos Sociales. Allí, el anestesiólogo y presidente de la Sociedad Canaria del Dolor, Miguel Ángel Caramés, recordó que en Canarias sólo existen seis unidades del dolor que se encuentran totalmente desbordadas por la ingente cantidad de demanda de sus servicios. No es de extrañar, pues la diferencia entre tratar específicamente la patología o no tiene consecuencias directas en la calidad de vida, el nivel de dependencia y el desempleo. De estos servicios, solo tres -ubicados en el Hospital Dr. Negrín, el Hospital Universitario Nuestra Señora de La Candelaria y el Hospital Insular Materno-Infantil- son multidisciplinares (que es lo ideal). "En una de las unidades, la que se integra en el Hospital Universitario de Canarias (HUC), los profesionales no tienen dedicación exclusiva", explicó y continuó haciendo alusión a las que se encuentran en La Palma y Lanzarote que calificó de "unidades literales" porque solo cuentan "con un profesional".

El especialista, junto a la presidenta de la plataforma, Carina Escobar, reivindicaron la necesidad de que se les proporcione a estos pacientes una atención concreta y no relacionada con otra patología, como suele ocurrir. Es decir, que se le dé tratamiento al dolor y no solo para la fibromialgia o las cefaleas. En esta patología el tiempo es crucial, pero en las Islas se tarda al menos dos años en llegar a una unidad del dolor una vez el paciente está diagnosticado, y el tiempo es el mismo para una personas que sufre mucho dolor como para un paciente geriátrico.

Tardía apuesta institucional

Uno de los problemas es que la creación de estas unidades ha partido siempre de la iniciativa propia de un especialista que ha considerado necesario el establecer este tipo de servicio en la población. Para el diputado socialista Iñaki Lavandera, la tardía apuesta de la Administración canaria no sigue más que una tendencia repetida en todo el territorio nacional. "En estas cosas siempre llegamos tarde", argumentó y recordó que en Canarias se están realizando diversas actividades de apoyo al abordaje de la cronicidad.

"En marzo 2019 se inicia la estrategia de dolor crónico no oncológico de Canarias, se encuentra en información pública el reconocimiento de la especialidad de médico de cuidados paliativos y sabemos que hay innovaciones tecnológicas capaces de determinar la intensidad del dolor de manera objetiva", recordó. Asimismo, insistió en que es necesario un impulso presupuestario para acometer este tipo de actividades.

No obstante, como recordó Caramés, "la Estrategia Canaria para el Abordaje del Dolor Crónico -que diseñó José Manuel Baltar- estaba prácticamente terminada antes de las elecciones y cuenta con un montón de medidas que no requieren ni un solo euro". "Lo primero es establecer una priorización del dolor porque no existe en Canarias". En este sentido, apostó por formar a los médicos, especialmente en los de Atención Primaria, en esta patología para que sepan cuándo derivar. "El problema es que no ha estado presente entre los gestores y tampoco se nos ha formado para ello", resaltó por su parte, el diputado popular, Miguel Ángel Ponce, que también es neumólogo en el Hospital Universitario Dr. Negrín.

Un dolor incapacitante

Las patologías crónicas que ocasionan dolor a un mayor número de personas de la muestra analizada son principalmente la fibromialgia (40%), las cefaleas (24%), la lumbalgia (24%) y la artrosis (23%), por lo que prácticamente la totalidad de las personas afectadas por cada una de estas sufren dolor crónico. Pero el grave problema que acarrea esta enfermedad se encuentra en la alta tasa de discapacidad que genera.

Tras 14 años sufriendo dolores, prácticamente la mitad de los afectados se encuentre en paro, y que, cuando están en activo pasen de media 47 días al año de baja por los notables dolores que tienen que soportar a diario -la mayoría destaca que siente un dolor de 7 sobre 10- o pierdan a menudo la concentración debido a sus efectos. Durante el debate celebrado en el Parlamento de Canarias, los representantes de distintos grupos parlamentarios estuvieron de acuerdo en la necesidad de abordar esta patología de manera coordinada entre el departamento de Sanidad y el de Derechos Sociales. De esta manera, se podría evitar que el 53% de los pacientes careciera del reconocimiento de la discapacidad y que esta evaluación fuera más acorde a su incapacidad real.