"Bendito sea el fruto". "El señor permita que madure". Con ese cruce de saludos, Margaret Atwood tejió en El cuento de la criada los principios sobre los que se levanta la república de Gilead, una dictadura teócrata hipotecada por los problemas de fertilidad de sus padres fundadores. Esa distopía proyectada por la escritora canadiense en 1985 asusta 34 años después de la publicación de la novela, pero más por su parecido con la realidad que por las licencias que permitía entonces la ficción. Hoy, en Canarias, apenas nacen niños. En 1975, en la provincia de Las Palmas, el índice de hijos por mujer era de 3,37; en 2018 la tasa bajó hasta 0,99. Ese desplome de la natalidad, según se alerta en un informe elaborado por la Fundación BBVA e Ivie, compromete el futuro de los servicios básicos -sanidad, educación, dependencia, etcétera- que reciben los canarios.

La caída de la natalidad en Canarias es manifiesta en los dos indicadores utilizados por la Fundación BBVA e Ivie para elaborar el documento. El Índice Sintético de Fecundidad (ISF) mide el nivel de fecundidad expresado en hijos por mujer y señala que en Las Palmas ha descendido casi dos puntos y medio en cuatro décadas. La Tasa Bruta de Natalidad (TBN), que mide el número de nacimientos por cada mil habitantes, bajó 4,8 puntos en Gran Canaria, Fuerteventura y Lanzarote -el descenso más pronunciado a nivel provincial de todo el país- entre 2000 y 2017.

La tendencia se repite en la provincia de Santa Cruz de Tenerife. En 1975, según el índice de natalidad, el número de hijos por mujer en Tenerife, La Palma, La Gomera y El Hierro era de tres; 43 años después la media cayó por debajo de uno (0,96). En los medidores del TBN, entre 2000 y 2017, el número de nacimientos por cada mil habitantes en la provincia occidental del Archipiélago registró un descenso 3,3 puntos.

Inmigración

Para garantizar el reemplazo generacional y la estabilidad de la población, la Unión Europea (UE) fijó a sus 28 países miembros una cifra en el índice de fecundidad: 2,1 hijos. Hoy, ninguno alcanza ese número. Y, en ese suspenso general, España presenta números rojos: la media nacional, el año pasado, cayó hasta 1,25. En el documento redactado por la Fundación BBVA se advierte que "el nivel de natalidad en una sociedad tiene implicaciones económicas y sociales al afectar al crecimiento vegetativo de la población y, por tanto, a la velocidad de envejecimiento de la misma". "Este envejecimiento", recalca en el caso de España, "repercute por una parte, en el fenómeno de despoblación" que vive el país "y, por otra, en la sostenibilidad del Estado del bienestar, al aumentar el gasto en sanidad, dependencia y pensiones".

La alternativa frente a este problema es la incorporación de población foránea al mercado laboral.?Sin inmigrantes, el estado de bienestar se tambalea en España, pese al discurso de odio fomentado desde la ultraderecha.

El dosier también subraya que "el índice de natalidad, en España, ha caído desde los 2,8 hijos por mujer en 1975 hasta los 1,25 en 2018 -último año disponible para España-". "Salvo Melilla", destaca, "todas las provincias muestran una caída en su ISF sin alcanzar, en ningún caso, los 2,1 hijos por mujer necesarios para garantizar la continuidad de la población. Melilla (2,4), Ceuta (1,7), Almería (1,6), Murcia (1,5) y Girona (1,5) tienen el ISF más alto, cifras que casi duplican los datos de Ourense (0,92), Tenerife (0,96) y Las Palmas (0,99), provincias que se enfrentan a un mayor reto en la sostenibilidad de su nivel poblacional".

La tasa de natalidad, indica al estudio, "ha caído en la mitad de los municipios españoles en 2017 respecto al 2000, principalmente en la parte central y sur de España, así como Canarias". "En un 18% de los municipios", se agrega en el documento, "no ha variado, registrándose en la mayoría de esos municipios cero nacimientos. Por otra parte, en el 31% de los municipios de España aumenta la TBN, aunque este incremento no se produce necesariamente por un aumento del número de nacimientos, si no por una importante caída de la población". "De hecho", se recalca, "las regiones que registran una mayor subida de la TBN son aquellas caracterizadas por la despoblación".

Para explicar estos números, se señalan tres factores: la incorporación de la mujer al mercado laboral con la llegada de la democracia a España, la precariedad laboral establecida en el país tras la crisis económica de 2007 y el aplazamiento de la maternidad.

En este punto del análisis, la publicación de la Fundación BBVA repara en la existencia de "teorías que sostienen que un mayor nivel educativo de las mujeres conlleva consecuencias negativas sobre la fecundidad, debido al aplazamiento de la maternidad y al descenso en el número de hijos dado el coste de oportunidad que enfrentan las mujeres".

En el caso de España, la relación es evidente: a mayor nivel educativo de la madre el número medio de hijos es menor. Mientras que las mujeres que han estudiado como máximo enseñanza secundaria obligatoria tienen una media de 1,5 hijos, la media con estudios secundarios de segundo ciclo es de 1,03 y baja a 0,9 con estudios superiores.

El 42% de las mujeres con estudios superiores dan a luz por primera vez entre los 30 y 34 años de edad, reduciéndose al 24,6% en mujeres con secundaria de segundo ciclo y al 16,3% en aquellas con hasta secundaria de primer ciclo. "Por tanto, concluye el estudio, "en España el nivel educativo de la madre también condiciona el número medio de hijos y el momento de iniciarse en la maternidad".

Gilead, hoy, no es tan irreal. "Bendito sea el fruto".