Los alrededores del estadio Heliodoro Rodríguez López, el entorno del Parque Cultural Viera y Clavijo, la zona cercana al centro de salud de la avenida Venezuela, las terrazas ganadas al barranco de Santos en el barrio de Duggi, junto al emblemático puente de hierro o la avenida Tres de Mayo. Son solo algunos de los escenarios del municipio de Santa Cruz de Tenerife donde los respectivos vecinos aseguran haberlos visto. Son todos o parte (porque se mueven en grupos de cuatro a seis) de los 20 o 25 jóvenes africanos que cada noche desde hace más de diez días pernoctan en las calles chicharreras y deambulan de día por ellas, muchas veces sin un rumbo fijo y movidos por el hambre y el frío nocturno.

Son chicos de Mali que ya han dejado de ser menores de edad y han cumplido los tres meses que establece la ley en el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Hoya Fría, a los que no se les ha podido identificar y, por lo tanto, resulta imposible repatriar a su país de origen.

"Un furgón blanco los deja por la zona y preguntan a su manera por lo que llaman roja, o sea, la Cruz Roja, o donde puedan comer. Ese día concreto los derivamos al albergue municipal en Los Gladiolos". Así explica un ciudadano chicharrero su encuentro casual con ellos el pasado fin de semana.

Llaman la atención por su apariencia. Altos para la media y flacos, además de cargar una mochila en la que guardan sus pocas pertenencias. Las ropas -también objetos de higiene personal- se las facilitan desde los recursos de ayuda humanitaria. Voluntarios de Cáritas o de esa ansiada Cruz Roja, objeto de sus reiteradas preguntas al paisano.

Desde el Ayuntamiento

Marta Arocha, concejala responsable del Instituto Municipal de Atención Social (IMAS) en la capital tinerfeña, confirma: "Es cierto, los migrantes están acudiendo a comer todos los días al Centro Municipal de Acogida (CMA) -el albergue- donde además se duchan. Como quedan libres algunas plazas para dormir, pocas porque la demanda es enorme, los estamos rotando en ellas".

Añade la edil: "El Ayuntamiento no les está dando la espalda y hacemos lo que podemos. Tenemos competencia en el ámbito social y en este margen les damos todo lo que podemos. En este municipio se atiende a todo el mundo, sea del color que sea, nacionalidad, género o raza. Son personas, por encima de todo lo demás". Desde Santa Cruz prevén inminentes reuniones con la Delegación del Gobierno y con el cónsul de Mali, con la intención de que se pueda tramitar su documentación, porque, aclara Arocha, "nos cuesta muchísimo poder ayudarlos al carecer de identificación y no poder residenciarlos en el municipio".

Además, hay conversaciones con la ONG Comisión de Ayuda al Refugiado (CEAR) para estudiar la posibilidad de derivar a los jóvenes a Las Palmas. La edil señala: "Tienen sede en Gran Canaria y en breve van a montar otra en Santa Cruz".

Marta Arocha valora: "Resolver esta cuestión migratoria es una competencia del Gobierno central; resulta evidente que necesitamos la ayuda del Estado porque en realidad los migrantes no tienen residencia en ningún sitio. Esa residencia no es algo que exijamos para atender a una persona, y a todos les damos de comer, pero sí les impide encontrar trabajo, por ejemplo. No pueden hacer nada. Hay que buscar una solución a este problema".

Por su parte, Jesús Alberto González, delegado de Migraciones de la Diócesis de Tenerife, resume: "Nos embarga un malestar por hechos así porque ninguna persona, nacional o extranjera, tiene que dormir en la calle, porque es algo indigno y se vulneran sus derechos fundamentales. Conocemos la situación de estos chicos y les ayudamos en lo que podemos. No es la primera vez que pasa y, por desgracia, los datos que manejamos apuntan a que pronto pueden haber más personas en una situación similar. Hoy son veinte y mañana pueden ser cuarenta".

Respuesta institucional

Para Suso González, "están en un limbo. Llegan pateras casi a diario y el CIE de Hoya Fría está lleno -la semana pesada había 170 personas para una capacidad de algo más de 230 apretadas-, igual que el albergue de Santa Cruz. Nuestra preocupación es que no pueden ser invisibles ni la sociedad quedarse sin hacer nada y mirar para otro lado. Nuestra ayuda es humanitaria, pero tiene que haber una respuesta institucional".

Puestos en contacto con la Delegación del Gobierno manifiestan no tener constancia de esta situación al igual que, de manera, oficial, en el caso de Cruz Roja Española en Santa Cruz de Tenerife.