La intercomunicación es una de las características del mundo actual. Tráfico y transporte constituyen actividades trascendentes que pueden sustentarse en ideas y procedimientos desarrollados desde la investigación operativa.

En 1975, T. C. Koopmans (1910-1985) y L. V. Kantorovich (1912-1986) recibieron el Premio Nobel en Economía por sus contribuciones a lo que en principio se denominó activity analysis y que posteriormente se conoce como programación lineal. Paradójicamente, el considerado padre de la programación lineal, G. B. Dantzig (1914-2005), no fue incluido entre los galardonados.

Los trabajos de Kantorovich, Koopmans y Dantzig se desarrollaron en distintos momentos y por separado. Sin embargo, tienen en común motivaciones relacionadas con el transporte y las comunicaciones. En el caso de Kantorovich (1939) con la organización y planificación de la producción (incluyendo transporte) en la URSS. Koopmans se ocupó en 1942 de la reorganización y planificación eficiente de parte del tráfico marítimo mundial. También Dantzig trabajó, tras la Segunda Guerra Mundial, en programas de comunicaciones y abastecimiento en zonas necesitadas, introduciendo el método del simplex, segundo algoritmo más usado en el siglo XX.

El magnífico legado de estos pioneros se enriquece con el apoyo de los avances en computación. La imprescindible participación del ordenador permite, bajo el paraguas de la investigación operativa, la aplicación eficiente de nuevos algoritmos en la resolución de problemas complejos de conectividad, muy importantes en nuestros días.