El desabastecimiento de fármacos empeora la salud de la población. Así lo constata una reciente revisión de estudios científicos que concluye que este problema creciente está relacionado directamente con el estado anímico de los pacientes en términos clínicos (reacciones adversas, errores de medicación, hospitalizaciones e incrementos de la mortalidad), económicos (aumento del coste para el paciente) y de insatisfacción.

La revisión bibliográfica, realizada por el médico de familia canario Miguel Ángel Hernández Rodríguez, coordinador del Grupo de Utilización de Fármacos de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC), también concluye que la falta de suministro está empeorando la adherencia terapéutica y provoca sobrecargas en el personal sanitario, que debe tratar de buscar alternativas terapéuticas para los pacientes.

"Es una molestia y un trastorno por causas ajenas a la labor asistencial o de la situación de la enfermedad", explica Hernández. Y es que aunque en un 20% de las ocasiones el desabastecimiento se debe a un problema "inesperado" -por falta de un principio activo o un pico agudo de demanda-, "en la mayoría de los casos se debe a problemas en la gestión empresarial", constata Hernández. Concretamente seis de cada diez veces este problema se podría evitar estableciendo medidas de prevención.

Rentabilidad comercial

"La situación tiene un trasfondo de rentabilidad comercial", concluye el médico de familia, que señala que el descenso progresivo de los precios en España no permite a las compañías farmacéuticas compensar sus gastos de fabricación. No en vano los medicamentos más afectados por este tipo de advertencias sanitarias suelen ser "los genéricos más baratos". Esos fármacos "más económicos" coinciden con ser los que entraron antes en el mercado, pero también con los que han tenido una efectividad mayor durante años.

Conocido es, por ejemplo, el caso del Adiro. Un fármaco cuyo principio activo es el ácido acetilsalicílico -como la aspirina- que se introdujo en el mercado español en 1999, y que desde marzo y hasta este momento continúa en falta. Otro ampliamente conocido es el Dalsy, utilizado para calmar fiebres y dolores en los más pequeños, que empezó a comercializarse en 2001 y que desde julio de este año tiene problemas de suministro. Este además, sin fecha estimada de finalización.

La legislación vigente en cuanto a patentes farmacéuticas tampoco ayuda a la causa. Cuando una farmacéutica produce un nuevo medicamento puede pedir durante 10 años una patente que le permite vender ese fármaco en el mercado al precio que estime conveniente. Una vez pasados esos 10 años, se crea un genérico o un biosimilar que "desploma los precios", incide el médico. De ahí que las empresas acaben apostando "por los medicamentos más rentables, descuidando la fabricación de los más baratos", explica el especialista.

El problema, lejos de tener visos de resolverse en los próximos años, no para de crecer. Entre enero y junio de 2019 las notificaciones de problemas de suministro superaron a la totalidad de contabilizadas en 2017. Según explica la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) en su último informe, durante este semestre recibieron un total de 940 notificaciones de problemas de suministro, que afectan al 2,7% de las presentaciones de medicamentos autorizadas. Esta cifra, además, supone un aumento del 25,5% con respecto al segundo semestre de 2018. Actualmente es imposible encontrar en las farmacias españolas 553 presentaciones de distintos medicamentos.

La AEMPS, en sus informes, también hace alusión al impacto asistencial que tienen estos desabastecimientos, como método para establecer un criterio en la "priorización de la gestión y toma de decisiones". En este sentido, la AEMPS admite que en prácticamente el 10% de los casos el impacto asistencial es importante porque "no se disponen de alternativas terapéuticas". Los más perjudicados en este sentido son los pacientes que necesitan atención urgente. Porque si este tipo de problemas se generan en un entorno donde cada segundo cuenta, no disponer de un medicamento alternativo puede "poner en riesgo la seguridad del paciente e incrementar la mortalidad", alerta Hernández.

Miguel Ángel Hernández va más allá. El problema no solo afecta a los pacientes, también a la asistencia sanitaria, pues los médicos "están ocupando su tiempo" en realizar tareas "ajenas a la actividad sanitaria".

Las claves

  • Evitables. El 60% de las notificaciones de problema de suministro farmacéutico son evitables, pues tienen su origen en un problema de fabricación o en la capacidad de las empresas responsables.
  • Alto impacto. Según la propia AEMPS, el 10% de los casos notificados tienen un importante impacto asistencial porque no se dispone de alternativas terapéuticas.
  • No para de crecer. La falta de suministro es un problema creciente en la sanidad española. En el primer semestre del 2019 se notificaron tantos casos de desabastecimiento como el total registrado en 2017.
  • Los baratos, los más afectados. Los medicamentos que más problemas de suministro tienen son aquellos que entraron en el mercado antes y que, debido al descenso progresivo de precios, son poco rentables.