Cada vez hay menos interés entre los médicos para trabajar en los centros penitenciarios. Frente a lo que ocurre en otros ámbitos, el Ministerio del Interior, a través de Instituciones Penitenciarias, convoca plazas para cubrir las vacantes, pero estas no se cubren en su totalidad. El problema crece con el paso del tiempo y puede convertirse en grave en un par de años. El enfermero Manuel de Prado, miembro del Sindicato Profesional de Sanitarios de Prisiones (SPSP), explica que uno de los motivos por el que los licenciados en Medicina no optan a este servicio se debe a que prefieren disfrutar de mejores condiciones laborales en los servicios autonómicos de salud.

De Prado señala que "la sanidad penitenciaria está atendida por médicos, enfermeros, auxiliares y farmacéuticos; y todos pertenecemos al Ministerio del Interior". Sin embargo, advierte de que la Ley de Cohesión y de Calidad del Sistema Nacional de Salud del 16/2003 determinó que "en 18 meses teníamos que estar transferidos a las comunidades autónomas, pero ese plazo se cumplió en noviembre del 2004, es decir, hace 15 años", sin que la normativa se haya respetado.

De Padro aclara que la actual situación genera algunos problemas. Uno de ellos es que los profesionales sanitarios de las prisiones no tienen acceso a los datos clínicos de los presos. Ante esa realidad, unos reclusos están bien informados sobre sus patologías y las exponen de forma correcta. Pero otros "no tienen ni idea, no las expresan, o recuerdan unas y se les olvidan otras", según De Prado. Pero también "ocurre a la inversa, es decir, cuando esas personas se reintegran en la sociedad", después de varios años, con una o varias enfermedades de las que el Servicio Canario de Salud (SCS) no tiene constancia de forma instantánea.

Respecto a la disponibilidad de personal sanitario, el enfermero apunta que "otro problema afecta a los sanitarios, va más allá de la cuestión económica" y se traduce en que "cada vez hay menos médicos en las cárceles". Pone un ejemplo. En el año 2017 se convocaron 72 plazas por oposición para estos profesionales en Instituciones Penitenciarias y tan solo se cubrieron 24. El pasado ejercicio se habilitaron 15 plazas de interinos (es decir, bastaba con presentar la documentación y esperar al proceso de selección), pero únicamente dos personas acudieron a esa convocatoria y una de ellas trabaja actualmente en las instalaciones de Tenerife II.

Durante este año, el Gobierno convocó otras 35 plazas de médico por oposición para ser funcionario. Únicamente se presentaron 17 licenciados a la convocatoria y aprobaron 10 de ellos. Sin embargo, al curso habilitante que se impartió para cubrir definitivamente los mencionados puestos solamente acudieron cuatro.

Según Manuel de Prado, uno de los motivos de esta realidad es que, de media, los médicos cobran en los sistemas autonómicos de salud unos 1.500 euros más que si ejercieran en las cárceles de todo el país, excepto en Cataluña y País Vasco. Este integrante del Sindicato Profesional de los Sanitarios de Prisiones apunta que "es tan grave la carencia de estos profesionales que a los enfermeros, en algunos centros, se les pide tomar decisiones que están fuera de sus competencias".

"Pero lo más grave es que va a más", según De Prado. Aclara que en la prisión de Tenerife II ejercen seis médicos, incluida la citada interina. Desde ese punto de vista es actualmente uno de los centros con más personal en dicha área. Y las guardias pueden prestarse de forma presencial durante las 24 horas (médico y enfermero). Sin embargo, advierte de que cinco de ellos podrán jubilarse en dos años. Para De Prado, "cuando sean cuatro profesionales, las guardias serán localizadas", es decir, que a veces habrá que avisar por teléfono a dicho personal. Comenta que "lo que no se atienda de forma interna, habrá que cubrirlo con ambulancias, lo que contribuirá a sobrecargar el Servicio de Urgencias Canario (SUC)". Manifiesta que otro problema es el sistema de contratación de sustitutos de personal sanitario, "que es sumamente lento".

Manuel de Prado, por último, apunta que en algunos casos hay que esperar a que el profesional esté tres meses de baja para comenzar el proceso burocrático de sustitución, que puede prolongarse otros dos meses más, por ejemplo. Ahora en todo el país hay 2.000 profesionales sanitarios en centros penitenciarios. Para De Prado, "prisiones es el mundo que nadie quiere ver".

El trabajo "maravilloso" de algunos presos en enfermería

Manuel de Prado explica que las personas que se hallan en la enfermería de Tenerife II y que requieren de cuidados especiales son atendidas por reclusos que están pendientes de bañarlas, vestirlas, cambiarles los pañales o darles de comer, debido a su avanzada edad o a grado de enfermedad. Esa tarea la desempeñan los internos a cambio de recibir algún día beneficios penitenciarios. Para De Prado, dichos reos desempeñan una "labor admirable y maravillosa". Este enfermero explica que "los presos vienen de la sociedad y regresan a ella; y no es lo mismo que salgan enfermos a que lo hagan con un tratamiento".