La autora del incendio que asoló el área de Urgencias del Hospital Universitario Nuestra Señora de La Candelaria el 13 de agosto de 2018 actuó "con pleno conocimiento y voluntad de lo que iba a hacer" y era consciente "del grave riesgo que con su acción iba a causar a terceras personas". Así lo plantea el escrito de la Fiscalía que emana del procedimiento procesal de la acusada que ahora se enfrenta a 15 años de prisión y a una multa por las lesiones leves que sus actos provocaron en seis personas.

La mujer habia sido ingresada en las Urgencias del centro hospitalario sobre las 16:35 horas bajo los "supuestos efectos de una previa ingestión de bebidas alcohólicas y fármacos". Poco después, el personal del servicio le hizo un triaje donde comprobaron que sus constantes vitales eran normales y establecieron un grado de prioridad 3, por lo que debía de esperar a que fueran atendidos los pacientes más urgentes. Poco después, la mujer se levantó de la camilla o silla donde se encontraba "y empezó a caminar por las diferentes estancias del servicio de urgencias". El espontáneo paseo de la acusada por el hospital generó que, las tres veces que fue llamada para ser atendida (a las 17:30, las 18:00 y las 18:50 horas) el personal no pudiera localizarla.

Con el discurrir del tiempo, la mujer empezó a impacientarse, un enfado que llegó a su cúlmen cuando se percató de que su móvil había desparecido. "En tal estado, sobre las 20:45 horas, actuando con pleno conocimiento y voluntad de lo que iba a hacer y cerciorándose de no ser descubierta, se dirigió a la Sala de Observación de Urgencias Pediátricas".

El alcohol no tuvo que ver

El Fiscal, en este sentido, hace hincapié en que, en ese preciso momento, "las capacidades cognitivas y volitivas de la procesada se encontraban conservadas", por lo que dictamina que era "plenamente consciente y libre de sus actos". Asimismo, destaca que no se ha demostrado que hubiera consumido más de 6 horas antes del suceso bebidas alcohólicas o tóxicas "en cantidad suficiente para afectar a su conocimiento y voluntad" en aquel momento.

Ya en la Sala de Obesrvación de las Urgencias Pediátricas -donde en ese momento no habían niños, pues se encontrabanen los boxes anexos pasando consulta- la mujer decidió prender fuego a la ropa de una de las camas que había en la sala valiéndose de un mechero que portaba. Acto seguido, salió de la sala a un pasillo donde tuvo un encontronazo con una enfermera que le "llamó la atención por encontrarse en aquel lugar" y a la que la acusada no avisó de lo que acababa de hacer. La enfermera tampoco se dió cuenta.

El resto es historia. El fuego se propagó rápidamente por la sala y hacia otras estancias del servicio de Urgencias, se tuvieron que evacuar 132 pacientes y otros seis sufrieron lesiones leves. "La diligente e inmediata actuación" tanto del personal como de los efectivos de emergencia fue esencial para evitar "una tragedia que podía haber alcanzado proporciones dantescas".