Desde Canarias se observó el 5 de marzo de 1979 el más espectacular fenómeno relacionado con ovnis de cuantos se han producido en España. Es también uno de los más relevantes en todo el mundo, al menos para los interesados internacionales. Se divisó desde todas las Islas, desde un buen número de aeronaves que las sobrevolaban y desde la costa africana. El Ejército del Aire llevó a cabo una investigación oficial al respecto, sin llegar a una conclusión fundamentada, aunque los mandos locales parecían sospechar claramente de la naturaleza artificial y terráquea del fenómeno. La citada investigación produjo un grueso dossier de 229 páginas que puede descargarse de la página web de la Biblioteca Virtual de Defensa (búsqueda Micrositios-Ovnis).

El juego celeste de luces observado fue tan llamativo que cada testigo lo interpretó dentro de sus posibilidades, valga la obviedad, ya fueran maestros de escuela o pilotos profesionales de aeronaves. Algunos hablaron de que el fenómeno "voló horizontalmente", "se detuvo" o "aceleró", simples impresiones subjetivas que algunos periodistas resaltaron para hacer valer sus ideas preconcebidas sobre "naves extraterrestres" o especulaciones similares del mercado de los misterios.

En el expediente oficial del Ejército del Aire, desclasificado en 1995, puede leerse esta relativamente correcta descripción de lo visto: El fenómeno se inicia con lo que los testigos califican de un "extraño atardecer", al aparecer por donde se pone el Sol con unas nubes raras. Al oscurecerse el firmamento, aparecen en el horizonte, como saliendo del mar hacia la nube y recorriéndola, unas líneas zigzagueantes con intensa luminosidad amarilla. A medida que pasa el tiempo, los anillos que se han ido formando en la nube se ensanchan adquiriendo colosales dimensiones y la nube adquiere una luminosidad iridiscente y compacta.

A las 20:08 horas surge del horizonte en la misma dirección que las primeras líneas un disco plateado que va dejando tras de sí una trayectoria zigzagueante de color fuego rojizo. Llega a la parte inferior de la nube iridiscente, la sobrepasa, da un tirón y asciende casi verticalmente, 10º inferior a la vertical, luego hace un giro a la izquierda durante breves segundos, volando horizontalmente, y asciende vertiginosamente hacia la vertical en trayectoria parabólica hacia las Islas. En su ascenso va dejando una gigantesca estela luminosa en forma de cono o copa de vino, en cuyo vértice se encuentra siempre el disco plateado. Es esta estela enorme la que ilumina las Islas Canarias y hace que el fenómeno fuera visto incluso desde África (Safi, Sáhara).

La prensa local se ocupó ampliamente del acontecimiento en los días posteriores, publicando docenas de noticias, comentarios, fotografías y especulaciones más o menos acertadas al respecto. Entre los interesantes documentos, incluidos en el voluminoso expediente oficial liberado en 1995, destacan dos escritos internos del Ejército del Aire, ambos dirigidos por el general jefe del Mando Aéreo de Canarias (Macan) al teniente general jefe del Estado Mayor del Aire, en Madrid. En el primero, de 23 de marzo, el general afirmó que "para salir al paso del cúmulo de especulaciones que estos hechos están originando y poner coto a ciertos desaprensivos que están explotando la buena fe popular en beneficio propio, podría ser conveniente pedir información a las FFAA de los EEUU por si pudiera dar publicidad con base cierta que el fenómeno fue producido por ellos...".

Esto es muy significativo y permite hacerse una idea del desconcierto, ignorancia y especulaciones irracionales en que se movieron la prensa local y especializada de la época: las mismas en las que se siguieron desenvolviendo década tras década, incapaces de aceptar que la solución del misterio estaba a la vista, a la vista de las docenas de fotografías captadas desde diversos puntos de la geografía canaria del fenómeno. Una amplia selección de las mismas aparece en El ovni de Canarias. Historia y análisis de una creación periodística (2.0 Books, Ediciones Idea, 2019), obra que ya está disponible en librerías y de la que soy autor.

En sus páginas, el interesado hallará también un recorrido minucioso por la prensa de la época y por las abundantes publicaciones que han tratado el caso, con abundantes comentarios críticos. Destaca la refutación de un análisis fotográfico realizado por un popular periodista ufológico (y un remedo local posterior), que resultó en una venta de humo, nunca mejor dicho, porque lo que para estos era indicio de una nave metálica no era más que, literalmente, humo. Recorrerá también el lector las partes más relevantes del citado expediente oficial desclasificado por el Ejército del Aire y se sorprenderá de cuán escasamente fiable es el testimonio humano en el momento de interpretar y recordar percepciones sorprendentes, impactantes y atemorizantes, que como tal cabe calificar las que produjo este popular suceso.