Con un gasto por habitante al año de tan solo 12 euros, Europa saca pecho en la carrera internacional por descifrar los misterios del espacio con Galileo, un modernísimo sistema de navegación que permite ya evitar la dependencia del GPS norteamericano. Los satélites no solo impulsan el internet de la cosas y garantizan la seguridad de la aeronáutica sino que además vigilan los devastadores efectos del cambio climático y afilan sus pronósticos meteorológicos con programas de observación de la Tierra cada vez más avanzados, explica a Epipress Javier Ventura-Traveset, director de la Oficina Científica de la Agencia Espacial Europea y su portavoz en España, desde donde preparan con ilusión junto a otros 22 Estados miembros misiones robóticas a Marte, el regreso del hombre a la Luna y la exploración del universo oscuro y los exoplanetas. "Estamos decididos a buscar vida fuera de la Tierra", recalca Ventura-Traveset en la Fundación Ramón Areces, donde expuso los planes de la organización internacional espacial para desarrollar sistemas de navegación para la humanidad.

¿Qué nos aportan los satélites europeos que transmiten información acerca la Tierra?

Europa tiene el programa de observación de la Tierra más completo del mundo. Tenemos tres grandes ejes: los satélites meteorológicos, un programa dedicado a la ciencia de la Tierra, a través de los ESA explorers, donde podemos destacar, por ejemplo, el satélite SMOS, con una gran participación española; y el gran programa europeo Copernicus con los satélites sentinels que monitorizan el planeta en detalle.

¿Cómo contribuirán esos satélites a combatir el cambio climático?

Los satélites nos dan un diagnóstico claro sobre la gravedad del problema y su dinámica monitorizando de forma global lo que denominamos variables esenciales que nos dan información acerca del estado de nuestro planeta. Nos informan también de la efectividad de las técnicas de mitigación que puedan implantarse para luchar contra el cambio climático.

¿Mejorarán los satélites las predicciones meteorológicas?

La próxima década tendremos nuevas generaciones de satélites meteorológicos que aumentarán la capacidad de predicción. Dispondremos de la tercera generación de satélites Meteosat en órbita geoestacionaria y de la segunda generación de satélites Metop de la órbita polar.

¿Tenemos que preocuparnos ya por la basura espacial?

Sí, el problema de la basura espacial es grave. En la historia de la humanidad se han lanzado unos 9.000 satélites, de los que unos 5.000 están en órbita actualmente, una gran parte inactivos. En órbita hay más de 30.000 piezas de más de 10 centímetros y 900.000 de entre uno y 10 centímetros que pueden colisionar con satélites operacionales.

Una basura creada por el hombre.

Así es y si no tomamos medidas y se siguen lanzando satélites sin ningún criterio se podría inutilizar la órbita baja de la Tierra.

¿Se hace algo ya para evitar este daño orbital?

Sí, especialmente en Europa. Es esencial no generar más basura, monitorizar los objetos para evitar choques con los satélites en órbita y concebir misiones para eliminar satélites no operativos.

¿Sustituirán los robots al hombre en los viajes espaciales del futuro?

La exploración robótica y humana son complementarias. Las misiones a Marte que planeamos para la próxima década son robóticas. En cambio, en la exploración lunar de la próxima década, la idea es combinar robots y humanos.

Parece descartada la vida en la superficie de Marte, pero no en su interior. ¿Se despejará esa duda gracias a los materiales que puedan traer los satélites a la Tierra?

Tenemos evidencias de que Marte fue un mundo con agua, con un campo magnético y una atmósfera que protegía a la superficie de la radiación. Pudo pues haberse generado vida de la que pueden quedar trazas. Buscar en el interior del planeta es especialmente interesante ya que ahí la vida puede protegerse de la radiación ultravioleta. El año que viene lanzaremos la misión ExoMars 2020 que penetrará por primera vez unos dos metros de profundidad en la superficie marciana en búsqueda de biomarcadores. Durante la próxima década tenemos previsto además enviar una misión de recogida de muestras a Marte y traerlas a la Tierra.

¿Qué pasó con ese mundo?

Un cambio climático pudo dejar sin vida a Marte: se debilitó su campo magnético y desaparecieron su densa atmósfera y el agua de la superficie.

¿Hay ya un sistema de navegación Tierra-Luna basado en GPS?

Se han hecho pruebas de recepción de señales GPS a mitad de la distancia entre la Tierra y la Luna. Combinando GPS y Galileo y usando receptores de alta sensibilidad creemos que es posible dar un servicio de navegación a las futuras misiones de exploración.

¿Qué problemas ayudan a resolver los relojes atómicos a bordo de los satélites?

Son muy estables, esencial en los sistema de navegación por satélite para poder dar servicio de posicionamiento y tiempo precisos. En los satélites Galileo usamos la tecnología PHM, que son los relojes más estables que hay en órbita.

¿Pretende la Agencia Espacial Europea con el programa Galileo competir con el GPS?

La prioridad para Europa era poder tener un sistema propio, evitando que todos nuestros servicios basados en la navegación por satélite dependieran de GPS. Eso lo hemos conseguido con Galileo.

¿En que mejora Galileo las prestaciones del GPS americano?

Galileo da unas prestaciones superiores a GPS porque es un sistema más moderno. Tenemos mayor precisión porque nuestros relojes atómicos son más estables. Además, emitimos en dos frecuencias en abierto y Galileo ofrece un servicio de búsqueda y rescate que no tiene hoy GPS.

¿Serán capaces de coordinarse ambos sistemas en beneficio de la humanidad?

Sí, eso ha sido una prioridad para Europa también. Ya hay más de 1.000 millones de móviles en el mundo beneficiándose del uso conjunto de Galileo y GPS.

¿Cómo afectará la navegación espacial al internet de las cosas y a las ciudades inteligentes?

En el internet de las cosas se espera que se conecten más de 50.000 millones de objetos y muchos de ellos, además, estarán geolocalizados. La navegación por satélite es una tecnología esencial para ello.

¿Qué porcentaje del PIB europeo depende de la navegación por satélite?

Alrededor del 10 por ciento de la economía de la Unión Europea depende de una forma u otra de la disponibilidad del servicio de navegación por satélite.

¿Qué papel juega España en Galileo?

Un papel importante. Por ejemplo, el 15 por ciento de toda la cifra de negocio industrial del sector espacial español está vinculado al desarrollo de Galileo. Hay además dos grandes centros de operaciones de Galileo en nuestro país: el GSC, centro de servicios GNSS, en Torrejón, y un centro de seguridad de Galileo, en La Marañosa. Este último estaba en el Reino Unido y se movió a Madrid como consecuencia del Brexit. Además, en ESAC, el centro de la ESA en España, está también la oficina científica de Galileo de la Agencia Espacial Europea.

¿Hasta qué punto se está implicando la iniciativa privada en el campo espacial?

Hoy en día, sólo el 20 por ciento del dinero que se dedica al espacio procede de las agencias gubernamentales, el 80 por ciento restante es de industrias privadas.

¿Qué retos se marcan para la próxima década en la astronomía?

La astronomía con ondas gravitacionales para la observación es una nueva ventana al universo. Ese es el objetivo de la misión LISA, que debería permitir observar las ondas gravitacionales asociadas a la fusión de agujeros negros supermasivos. Trabajamos también en la denominada astronomía multimensajero, observando a la vez en ondas gravitacionales y electromagnéticas: una oportunidad extraordinaria para la astronomía.

¿Y el universo oscuro?

El 95 por ciento del universo es materia oscura o energía oscura. Su estudio es prioridad en la física.

Y van también al encuentro de los exoplanetas, ¿no?

Sí, la búsqueda de vida fuera de la Tierra es también un área prioritaria y el estudio de los exoplanetas, una de las pistas más interesantes a seguir. Con las misiones previstas para la próxima década, una gran parte de ellas europeas, vamos a poder estudiarlos con mucho más detalle para analizar la composición de sus atmósferas y buscar biomarcadores que puedan revelar la posibilidad de actividad biológica.

El hombre quiere volver a la Luna.

Sí. Lo vamos a hacer en la próxima década. En esta ocasión, Europa va a ser un actor fundamental. Las futuras naves para llegar a la Luna son las Orión, cuyo módulo de servicio se hace en Europa.