El inspector del Grupo de la Policía Nacional de Tenerife que permitió desmantelar la organización de nigerianos que traían a jóvenes compatriotas a España para explotarlas sexualmente en Playa de las Américas explicó ayer en el juicio que se sigue contra los supuestos integrantes de la banda algunas de las conductas por las que se decidió afrontar el desmantelamiento del grupo. El mando de la Unidad contra las Redes de Inmigración Ilegal y Falsedades Documentales (Ucrif) explicó que, tras ir a Madrid a renovar sus papeles en la Oficina de Asilo y llegar por la noche, directamente iban a prostituirse a la zona de Verónicas, en Las Américas.

Este agente de paisano explicó que los ahora acusados mantenían contactos teléfonicos y directos. Además, varios de ellos tomaban medidas para intentar no ser descubiertos en sus acciones delictivas. Una de ellas era inutilizar algunos teléfonos móviles después de algún tiempo. Otras eran más rudimentarias. Cuando las víctimas se dirigían a la zona de ocio nocturno, salían del piso de El Fraile en el que vivían de una en una o de dos en dos. Pero, antes de que salieran a la calle, Mamá Osato, la mami que les recogía el dinero y las controlaba, siempre se asomaba a la puerta, miraba a ambos lados por si había testigos indeseados y después dejaba salir a las chicas subsaharianas.

Un procesado llegó a estar investigado en Madrid por trata de seres humanos con una menor de edad

En una vigilancia, presenció cómo Mamá Osato echó una agresiva reprimenda a una de las chicas, después de que esta saliera a tender la ropa a un descampado. Y que la joven se limitó a bajar la cabeza, en una actitud de sumisión y miedo. Y uno de los procesados ahora llegó a estar investigado en Madrid por realizar acciones de trata de seres humanos con una menor.