El cuarto tránsito de Mercurio por el Sol ha puesto el foco sobre el reto energético al que se enfrenta la Tierra: la búsqueda de una energía limpia que sea compatible con la lucha contra el cambio climático. La clave está en el núcleo de la gran estrella que ilumina el Sistema Solar. La fusión de átomos de hidrógeno es uno de los grandes quebraderos de cabeza de la investigación internacional, pero la gran laguna en el conocimiento científico para ejecutarla de manera adecuada, sin embargo, retrasa la llegada de una energía clave para crear un futuro sostenible en la Tierra.

Algunos científicos ya ponen fecha para crear verdaderos motores de fusión. Diez años. Un periodo de tiempo en el que los países que ya se han puesto manos a la obra con este reto (Corea, Alemania, Estados Unidos o Francia) deberán conseguir no solo emular las reacciones que ocurren en el interior de la estrella, sino también mantenerla durante un tiempo suficiente para que sea rentable.

"Está en marcha a nivel experimental, pero hoy en día, solo somos capaces de mantener esas reacciones unos pocos minutos", afirmó físico solar Héctor Socas, que también es investigador del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC). Y es que, aunque el funcionamiento del núcleo de la estrella no es un misterio, sí lo es cómo reproducirlo de forma eficiente. En parte, el problema se remonta a la imposibilidad de estudiar el interior del sol. "Es muy opaco", remarca Socas, que afirma que la única forma de "acercarse" a él es "estudiando las ondas sísmicas y detectando los neutrinos que escapan" en las reacciones que se producen en él.

Una gota negra

Ayer, a eso de las 12:35 horas, una pequeña gota negra se introdujo en la trayectoria del sol, concretamente en el disco solar. La pequeña mota que recorrió durante las siguientes cinco horas y media el diámetro solar no era otra que la sombra de Mercurio que se interpuso por cuarta vez en el siglo entre la Tierra y el sol. Un fenómeno astronómico "raro" que solo ocurre unas 16 veces en el siglo, y que tiene aplicaciones tanto en la divulgación de la ciencia como en la investigación científica. Desde la Tierra solo puede verse este tipo de eventos con Mercurio y Venus cuando "los tres cuerpos (la Tierra, el planeta y el sol) están alineados", como señala Socas.

El astrofísico aprovechó la ocasión para retransmitir en directo el fenómeno astronómico desde sus dos telescopios solares, el Telescopio Solar GREGOR en el Observatorio del Teide y el Telescopio Solar Sueco SST, en el Observatorio del Roque de los Muchachos. Este último, además, se estrenaba con esta actividad, ya que "se había abandonado" en la anterior legislatura, como afirmó el Ayuntamiento de Fuencaliente en un comunicado de prensa.

Durante la retransmisión, se pudo comprobar que el sol se encuentra en un pico de baja actividad, a tenor de las pocas manchas solares que se podían ver en su superficie y las pequeñas llamaradas que despedía de sus bordes. "Si estuviera en un pico alto de actividad, las llamaradas se comerían a Mercurio", afirmó Miquel Serra-Ricart, durante la retransmisión del evento. Desde el observatorio de El Teide, junto a José Luis Crespo, físico y conocido youtuber, ambos dieron la bienvenida a Mercurio en su paseo por delante del Sol.

Un estado que también corroboró Socas, quien afirmó que "de aquí a unos años -sobre 2022 o 2023- nos volveremos a acercar a su máximo de actividad". Se trata de un ciclo que dura unos once años que provoca que las erupciones solares sean mucho más intensas.

Aunque esa variación de la intensidad no tiene ninguna relación con el calentamiento global, sí que puede tener implicaciones en el funcionamiento de nuestras tecnologías y satélites. Conocida como eyección de masa coronal (EMC), el evento provocaría un aumento del movimiento del plasma en la magnetosfera y un incremento de la corriente eléctrica entre dicha capa y la ionosfera -la capa que contribuye a la reflexión de las ondas de radio emitidas desde la superficie terrestre-.

Medidas preventivas

La explosión de plasma viajará a miles de kilómetros por segundo por lo que tardaría entre uno o dos días en llegar a nuestro planeta. Esta ventana temporal permitiría a los investigadores -que tienen continuamente la vista puesta en el Sol- alertar de la llegada y tomar medidas preventivas, como "poner en modo seguro los satélites o resguardar a los astronautas que se encuentren en el exterior de esta barrera protectora", explicó el investigador. En tierra firme, los gobiernos tendrán que prepararse para un evento de estas características y planificar acciones orientadas a mitigar los efectos en la población.

Nos vemos en 2032

El ocurrido ayer es el último tránsito que Mercurio hará hasta el 13 de noviembre de 2032. Para que desde la Tierra se pueda ver pasar por delante del disco solar a Mercurio es necesario que los tres astros (Sol, Mercurio y Tierra) queden prácticamente alineados, en línea recta, en el momento de la conjunción inferior del planeta, o sea, cuando Mercurio pasa entre la Tierra y el Sol. Teniendo en cuenta que los planetas no giran en torno al Sol en un mismo plano sino que sus órbitas tienen una inclinación determinada con respecto a la de la Tierra, el fenómeno se considera como un evento "raro".

Tránsitos de moda

Los tránsitos están más de moda que nunca. Considerando que nuestra galaxia está compuesta por cientos de miles de millones de estrellas, la mayor parte con planetas girando a su alrededor, es solo cuestión de tiempo (además de instrumentos superpotentes y precisos) el llegar a observarlos. En años recientes se han descubierto miles de exoplanetas, planetas que giran en torno a otras estrellas. De estos, a fecha de hoy, 2.965 planetas han sido detectados mediante el método de tránsito, de los cuales 482 forman parte de sistemas planetarios múltiples.