El segundo radar de Tenerife ha vuelto a toparse con una gran piedra en el camino. Los obstáculos para la construcción de este aparato indispensable para mejorar la observación y la vigilancia de las borrascas que llegan a Canarias no paran de sucederse. El último escollo se ha encontrado en la construcción de la torre a la que se adherirá el radar después de que la empresa adjudicataria se haya declarado insolvente.

En el peor de los casos, el radar no podrá estar operativo hasta 2021. Y eso significa que habrán pasado ya al menos 20 años desde que la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) -entonces Instituto Nacional de Meterología (INM)- puso sobre la mesa la importancia que tenía su instalación en la isla. En los últimos dos años la Aemet se ha apresurado para concluir los trámites burocráticos para la construcción del aparato (estudios de viabilidad del emplazamiento, estudios de impacto medioambiental, firma de diversos acuerdos de cesión de los terrenos y la redacción del proyecto) y así poder sacar adelante definitivamente la licitación del radar.

El proyecto, que cuenta con un presupuesto de 2,5 millones de euros, consta de dos expedientes. El primero, el que se estaba ejecutando hasta ahora, contemplaba el derribo de la torreta de vigilancia de incendios ubicada en Cruz de Gala, en Buenavista del Norte, para construir posteriormente una más grande que pudiera albergar tanto la torreta de vigilancia como el radar. Esta fase debería haberse culminado en estos días, si no hubiera sido por las continuas dilaciones a las que el estado financiero de la empresa adjudicataria ha abocado a la obra.

La segunda fase se centra en la adquisición e instalación del aparato. La intención de la Aemet ha sido siempre coordinar ambos expedientes "con el propósito de que, una vez se ejecute el primero, el segundo tenga una solución de forma más o menos continua", como explica Víctor Quintero, director del Centro Meteorológico de Santa Cruz de Tenerife (Aemet). Ejecutado en estas condiciones, el procedimiento evitaría que el radar estuviera en un almacén cogiendo polvo y quedándose obsoleto por no poderse instalar.

La licitación del proyecto se publicó en el Boletín Oficial del Estado (BOE) en enero de 2018. El contrato se formalizó el 20 de septiembre de ese mismo año y las obras tenían visos de comenzar el 26 de noviembre, tras sucederse el acto de replanteo. Pero, a partir de ese momento, "la empresa empieza a dilatar la ejecución", recuerda Quintero. De hecho, hasta marzo, lo único que había ejecutado la empresa fue el derribo de la que hasta entonces era la torreta contraincendios. Atendiendo a la situación y los pocos meses para culminar el plazo de ejecución, la Aemet decide solicitar información a la Administración del Estado sobre la situación de la empresa.

¿Los motivos del retraso? Nadie los supo hasta mayo, cuando los medios de comunicación se hicieron eco de la insolvencia económica de la empresa. En ese momento, la Aemet, sin más miramiento, decide solicitar la rescisión del contrato con la empresa. Pero los trámites administrativos llevan su tiempo y a día de hoy, la Agencia continúa esperando un informe preceptivo del Consejo del Estado que le indique si es procedente o no romper el contrato con la empresa.

"No tardará mucho más", asegura Quintero, que recuerda que, tras la llegada del informe -y en caso de que sea favorable-, "la Aemet buscará diferentes líneas para retomar los trámites, siempre dentro de la legalidad". En este sentido, y "en el peor de los casos" (es decir, que tenga que resolverse una nueva licitación), la primera fase de la instalación del radar tardará entre 8 meses y un año más en culminar.

El otro expediente se ha retrasado también a la espera de poder retomar la construcción de la torre. "La siguiente fase es más técnica y específica", incide el director territorial de la Aemet, que recuerda que "no hay tantas empresas que se dediquen al mundo de los radares", por lo que "no debería haber ningún problema".

El segundo radar meteorológico es una reivindicación histórica de la provincia y de Canarias desde que en el año 2000 se asumiera que la visión del radar ubicado en Gran Canaria, en el monte de Los Moriscos, era limitada. Y lo es por culpa, ni más ni menos, que del Teide. Su larga sombra deja zonas "oscuras" en la vigilancia meteorológica. Aunque este aparato es capaz de vigilar eficazmente la zona este, la elevada orografía de las islas occidentales hace que los haces electromagnéticos "tropiecen" y no sean capaces de captar las gotas de lluvia que se acercan a Canarias desde el noroeste. Un verdadero problema teniendo en cuenta que "la inmensa mayoría de borrascas aparecen por el noroeste de La Palma", como resalta Quintero. Por esta razón, es indispensable "que exista un radar que no esté oculto por el Teide".

Hallar el lugar adecuado para el radar fue el primero -y uno de los más complicados- trámites a los que se enfrentó la Aemet. En principio, tenían en mente tres ubicaciones: en Cruz de Gala (Buenavista del Norte), en Taborno (Anaga) y en Malpaso (El Hierro). "Teníamos que encontrar un sitio que no fuera excesivamente alto, que fuera capaz de superar los obstáculos sin grandes ocultaciones y que además fuera accesible y contara con unas infraestructuras mínimas, como tendido eléctrico", explica Quintero. Taborno se descartó tanto porque su acción se solaparía con la que ya está cubriendo el radar de Gran Canaria como porque se generaría una "servidumbre" entre este y el radar aeronáutico que funciona desde hace años en el emplazamiento. La opción herreña era la mejor a efectos de vigilancia y observación, "pero carecía de infraestructuras suficientes y era de difícil acceso". Los terrenos de Cruz de Gala, que pertenecen al Cabildo de Tenerife, finalmente demostraron ser los más aptos para la tarea, a pesar de que contaran con otra torreta previamente construida.

El radar meteorológico tendrá la capacidad de evaluar tanto la intensidad de la lluvia que se aproxime al Archipiélago, como su velocidad. Parte de su funcionamiento se basa en el efecto doppler, es decir, el cambio de longitud de una onda electromagnética producida por su movimiento respecto al observador. En otras palabras, el radar es capaz de saber a qué velocidad se acerca a las Islas y cuánto tardará en llegar la borrasca, calculando la diferencia en la longitud de onda de las gotas captadas.

Saber cuánto va a llover, no obstante, es una tarea más complicada. El radar es capaz de determinarlo, pero no a través de una fórmula matemática porque "no existe una ley universal que mida la intensidad", como señala Quintero. Por tanto, la medición de la intensidad de la lluvia se ha de realizar teniendo en cuenta leyes empíricas que la sola puesta en marcha del radar no contempla. El radar es capaz de ver lo que va a suceder en un radio de 240 kilómetros, es decir, desde su posición en Cruz de Gala sería capaz de vigilar toda la provincia occidental. El rango del efecto doppler, por su parte, tendrá 120 kilómetros de radio de acción.

A falta de conocer la resolución estatal, la tecnología de vigilancia del clima parece por fin estar más cerca de convertirse en una realidad. Al menos más que hace 20 años, aunque aún deban pasar años para que lo sea de verdad.

Cronología

2000 El Instituto Nacional de Meteorología (INM) pone de relieve la necesidad de que Canarias cuente con un nuevo radar que complemente al instalado en Gran Canaria.

2002 El INM busca alternativas a El Hierro para instalar el radar de vigilancia meteorológica. Entre las opciones están La Gomera y Tenerife. Un episodio de lluvias torrenciales y aparato eléctrico afecta a Tenerife el 31 de marzo, provocando grandes daños en el área metropolitana de Santa Cruz de Tenerife, entre ellos el fallecimiento de ocho personas.

2003 Los estudios para la futura ubicación del radar están en fase avanzada. Se analizan diversos emplazamientos en las islas occidentales pero que la mejor está en la costa de Teno.

2005 El Centro Meteorológico de Canarias vuelve a remarcar la importancia de llevar a cabo este proyecto. Se retoman las negociaciones con el Cabildo de Tenerife.

2006 Comienzan las visitas a distintas localizaciones para buscar aquella más viable para la instalación del radar meteorológico. El Ministerio de Medioambiente muestra su compromiso con el proyecto.

2007 La ministra de Medioambiente, Cristina Narbona, anuncia que se están llevando a cabo distintos "estudios de viabilidad" sobre el emplazamiento del radar.

2008 El proyecto se estanca como consecuencia de la crisis económica.

2009 El segundo radar meteorológico ya cuenta con ficha presupuestaria (2,5 millones). Los partidos políticos mayoritarios en Canarias (PP, PSOE y CC) exigen el radar para "evitar catástrofes".

2010 La Aemet realiza un informe de las posibles ubicaciones que posteriormente se incorpora al proyecto. El Senado aprueba una moción para reclamar la instalación del radar. El 1 de febrero una potente borrasca atlántica afecta a todas las Islas.

2012 Culmina la redacción del primer proyecto, que contará de dos expedientes.

2015 Se publica un proyecto técnico que se remite al Cabildo de Tenerife. La corporación insular suscribe con la Aemet un convenio de colaboración con el fin de ubicar en la isla el radar meteorológico. Se prevé que esté instalado a lo largo de 2017.

2016 Se publica la declaración de impacto ambiental para las tres ubicaciones contempladas en el BOE.

2017 El presidente de la Aemet, Miguel Ángel López, afirma que el segundo radar se retrasa debido a las trabas burocráticas. La Aemet confía en contar con el segundo radar a finales de 2018. El Estado anuncia la licitación de la primera fase del proyecto.

2018 El 20 de septiembre se formaliza el contrato para ejecutar la primera fase del proyecto con Oproler Obras y Proyectos SLU. El 26 de noviembre debían comenzar las obras.

2019 La empresa dilata la obra y solo acomete una parte. En mayo, la Aemet comienza a tramitar la rescisión del contrato. Actualmente se encuentra a la espera del informe del Consejo de Estado.

Las claves

¿Dónde se instalará? En Cruz de Gala, del municipio tinerfeño de Buenavista del Norte, que pertenece al Parque Rural de Teno.

¿Cuánto cuesta? La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) financia esta instalación con 2,5 millones de euros.

¿Cuándo debía comenzar la obra? El acto de replanteo, trámite necesario para comenzar la construcción, con la empresa se firma el 26 de noviembre de 2018.

¿Qué se ha hecho hasta ahora? La empresa tan solo ha derribado la torre contraincendios instalada anteriormente. La Aemet solicitó en mayo de 2019 la rescisión del contrato con la empresa adjudicataria, lo que requiere de un informe del Consejo de Estado.

¿Cuándo podrá estar operativo? En el peor de los casos, la Aemet estima que pueda empezar a funcionar a principios de 2021.

¿Cómo funciona? El radar doppler es capaz de observar la velocidad e intensidad de las gotas de lluvia. En ningún caso es capaz de hacer predicciones.

¿Por qué es necesario? La sombra del Teide impide que el haz electromagnético del radar meteorológico ubicado en Gran Canaria (Pico de Los Moriscos) pueda captar las partículas que llegan por el oeste del Archipiélago.