Cuando vemos algo que nos resulta curioso, el cerebro no tarda en ponerse a funcionar. Cualquier conocimiento interesante del que conocemos muy poco es un manjar para las neuronas. Una actividad que nos provoca curiosidad, de inmediato, activa la química de nuestro cerebro no solo para potenciar la captación de esa nueva información, sino también para ayudar a retenerla durante más tiempo.

Ese es justamente el concepto sobre el que gira la Miniferia de la Ciencia de Tenerife: potenciar la curiosidad de los jóvenes hacia los misterios de la naturaleza para luego resolverlos bajo los preceptos científicos. Un método que comprueba su efectividad en la propia feria, que ya ayer reunía a mil estudiantes de Primaria y Secundaria entusiastas de la ciencia. Hasta el próximo viernes, se espera que pasen por sus stands al menos 3.500 escolares de la isla.

Pero la química del cerebro solo fue una de las muchas que quiso potenciar este evento, que, ante el 150 aniversario de la Tabla Periódica, quiso que la química se convirtiera en un hecho transversal a todas las actividades propuestas. Por esta razón, los puestos ubicados en el Parque García Sanabria se dividieron en cuatro zonas atendiendo a los estados en los que se presenta la materia: sólido, líquido, gas y plasma.

Los cimientos de la feria lo sustentan, como en la tabla creada por Dmitri Mendeléiev, las ramas más sólidas de la ciencia. En Canarias esto se traduce en sus centros de investigación punteros como el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) o el Instituto Geográfico Nacional. Todos ellos, como explicó uno de los miembros de la organización que lidera TribArte, Roberto Abelleira, contribuyen a que la ciencia tenga una "base sólida". Allí se han propuesto las actividades más "rigurosas" y en las que se basan todas las demás.

Le siguen los líquidos, "la zona que está en constante evolución y se va adaptando a los elementos". Allí se integran todas las tecnologías que beben de la innovación científica. En dicho espacio, la feria integra las actividades relacionadas con la robótica, el uso de Arduino o la programación en Raspberry Pi. Tecnologías integradas en prácticamente todos los objetos que manejan diariamente.

En estado gaseoso se encuentran aquellas actividades que usan la ciencia desde una perspectiva más lúdica. Como novedad, en este espacio se ha instalado un estudio de televisión y una radio, que permiten a los jóvenes aprender a acercar las nociones científicas por medio de la divulgación. El estado plasmático, al ser increíblemente "caprichoso", se relaciona con las actividades que suceden en un "aquí y ahora". Concretamente, la presentación de experiencias y proyectos.