Ya es posible conocer qué temperatura tiene el Teide en todo momento. Cada diez minutos, las pantallas de control del Instituto Geográfico Nacional (IGN) reciben información actualizada de cómo se está comportando el suelo del volcán. Y lo hace gracias a una red de ocho termómetros colocados estratégicamente en las zonas más calientes del Teide, entre su cráter y Pico Viejo.

El dispositivo ha sido creado desde cero por la ingeniera informática, Shadia Awadallah que no solo ha logrado que se mantengan activos durante más tiempo, sino que también lo ha planteado a un precio mucho menor. "La instrumentación que existe para medir la temperatura del suelo es carísima, por eso nos interesaba tener una alternativa", explica la ingeniera. De hecho, cada uno de estos dispositivos cuesta unos 37 euros, mientras que el precio de las tecnologías utilizadas hasta ahora podían ascender a 40.000 euros. La tecnología utilizada hasta el momento -como las cámaras térmicas- no solo es extremadamente costosa, también presenta una instalación compleja y una vida útil corta.

"Es inviable subir todos los días al Parque Nacional para coger medidas en todos los puntos", afirma la investigadora. De ahí que el pequeño dispositivo que ha diseñado Awadallah se haya convertido en todo un revulsivo para la monitorización a tiempo real de esta variable.

La investigadora ha creado una red inalámbrica -que evita utilizar cableado que ambiente corrosivo del volcán pueda inutilizar- y de bajo consumo para el que no hay precedentes.

El primero de su tipo

"No hay nada que se le parezca", insiste y continúa: "con la pila de un mando de televisión la batería del dispositivo puede permanecer activa más de dos años". De hecho, este era justamente uno de sus objetivos a la hora de diseñar y programar el pequeño dispositivo, el poder reducir al máximo su consumo.

En caso de desconexión dee uno de los termómetros que conforman la red, debido, por ejemplo al mal tiempo o a una caída repentina de internet -algo muy probable en el entorno "especial" del Teide-, este continuará recogiendo y guardando datos. Una vez vuelve a conectarse, simplemente actualizan la información", asegura la investigadora predoctoral del IGN.

Una característica que tiene que ver con su integración dentro del concepto de Internet de las Cosas (IoT, por sus siglas en inglés), ya que están interconectados gracias internet. No obstante, en lugar de hacerlo al WiFi, estos dispositivos se conectan a la red LoRa, una tecnología "que permite hacer comunicaciones a muy largas distancias" y que no consume tanta energía a la hora de conseguir cobertura. Gracias a su tamaño y su fácil instalación -tan solo se debe enterrar el pequeño tubo de 40 centímetros bajo el suelo-, el uso de este dispositivo también deja abierta la posibilidad de hacer la red "todo lo grande que quieras".

La ingeniera ahora quiere dar un paso al frente y lograr trasladar la tecnología que ha diseñado a otro tipo de mediciones. En este sentido, busca poder dar respuesta a la monitorización de todas las variables geoquímicas que emanan de la actividad del volcán, como la cantidad de dióxido de carbono que emite, la humedad o la presión del suelo. Para ello, está evaluando el funcionamiento de los dispositivos colocados en la cima del Teide para así llevar a cabo las modificaciones pertinentes que permitan fabricar un nuevo modelo aún más efectivo.