La creación del comité de especialistas para rastrear el origen de los guanches no pasó inadvertida desde que se anunció y, al poco, el historiador José Farrujia ya dejó claras sus discrepancias en las páginas de este periódico en un amplio artículo. En él, discutía sobre todo la composición del equipo y que se dejara fuera a museos o investigadores que apuntan a que, antes de las tribus bereberes, en Canarias, al menos en ciertas islas y por los descubrimientos más recientes, hubo asentamientos de otras civilizaciones. Por eso, censura que no se haya integrado a profesores como Carmen del Arco (catedrática de Prehistoria de la ULL que investiga restos arqueológicos en el islote de Lobos), Pablo Atoche (homólogo en la ULPGC) o Alfredo Mederos, de la Universidad Autónoma de Madrid.

En declaraciones a EL DÍA, este último señaló el pasado viernes que la composición del equipo obedece a "algo normal, que es que la directora de Patrimonio busque a gente con la que ha colaborado en sus publicaciones". No obstante, remarca que es especialista en arte rupestre y que sobre el origen de los guanches o los primeros poblamientos de canarias hay otras visiones distintas a la de que fueron traídos por los romanos a finales del siglo I aC o principios del I dC. Asimismo, subraya que muchas de estas tesis del equipo de Tejera son meras hipótesis no contrastadas, como que los guanches desconocieran la navegación.

Mederos subraya que, en las dos últimas décadas, han aparecido pruebas de que se dieron poblamientos desde el siglo VI y en el III, al menos, en islas como Lanzarote y Tenerife, "sin descartar incluso etapas previas". No especifica si fueron fenicios, cartagineses o púnicos, pero sí subraya que hubo poblaciones de estas civilizaciones en distintos puntos del norte de África, también en Marruecos, en esos siglos; "No es que vinieran de Italia", recalca.

Eso sí, aclara también que ambas tesis no se anulan ni invalidan. "Esos poblamientos pudieron fallar y tiene lógica que, en islas como Tenerife y Gran Canaria, que son más ricas en recursos, hubiera más. En frente está esa tesis de investigadores que llamo aislacionistas, que creen que solo hubo una población que se asentó, en lo que yo llamaría modelo patera desde el Sáhara o Marruecos. Sin embargo, está constatado que, quizás con la duda de La Palma, en la etapa romana, en el siglo II y III dC, ya estaban el resto de islas pobladas, pero, además, existen pruebas en Lanzarote desde el siglo VI aC y, en Tenerife, del III aC sin que hubiera imperio romano".

En su opinión, el problema actual es que, "desde 1993, el Gobierno regional dejó de dar dinero para investigaciones arqueológicas por inacción de CC y pese a su nombre. Cedieron las competencias a los cabildos, que sí tienen partidas, o daban dinero de forma discrecional. Además, ha faltado regularidad porque se pidió que los profesores que investigaran tenían que publicar sus resultados. Tejera Gaspar, por ejemplo, y aunque ha escrito libros de divulgación, no los ha hecho de investigación de campo y su única excavación es de los años 80 en el yacimiento de Rubicón (Lanzarote)".

Por eso, reclama al nuevo Gobierno, "y más con este cambio que ha habido, que reanude una política de publicaciones específicas sobre Canarias y financie excavaciones de manera regular, ya que, desde 1993, muchas han sido de emergencia y sin gran interés científico, bien porque una carretera iba a afectar a un yacimiento o por motivos así, pero en sitios que fueron utilizados durante muchos siglos, como pasó con la cueva de Bencomo".

Mederos también cuestiona que se le dé tanta importancia a la parte genética. No le quita relevancia, pero considera que con los estudios genéticos nunca se podrá saber el origen de las primeras poblaciones en las Islas de manera definitiva o, por ejemplo, si esas poblaciones previas de las que hablan se mezclaron o permanecieron hasta las de origen bereber.

Reconoce que, en el islote de Lobos o en los yacimientos que apuntan a otras civilizaciones en Lanzarote o Tenerife, no han encontrado restos humanos, "pero es imposible determinar si se dio esa mezcla o no. Los fenicios y púnicos estuvieron en Tánger y Cartago, por ejemplo. La cerámica encontrada en Lobos procede del puerto de Cádiz y eso tiene mucha lógica porque era un puerto adonde llegaba gente de muchas procedencias diferentes, pero no basta con la genética, sino que se necesitan estudios históricos mucho más amplios".

"Las ánforas romanas encontradas, a las que no suele dársele mucha importancia, nos indican que hubo barcos que llegaron a las Islas entre el II y el VI dC, ya en etapa bizantina, pero cómo se puede demostrar que los guanches desconocían la navegación. Por qué los trajeron los romanos y no se quedaron o asentaron? Son solo hipótesis que tratan de fijar que solo hubo un poblamiento y esos éramos nosotros, pero hubo muchos contactos en esa etapa y tampoco se le da relevancia a los hallazgos de cerámica romana".

A su juicio, y frente a Tejera Gaspar, sí que se produjo una involución entre los guanches, pero se produjo, sobre todo, desde el 600 DC, "cuando se produce la conquista de los árabes del norte de África. Hubo un claro retroceso tecnológico y, desde entonces, el desarrollo es mucho más local o, incluso, insular, pero no hasta entonces".

Para este historiador, y en línea con Farrujia en su artículo, aún se está a tiempo de que, si existe voluntad real, el equipo de expertos creado por la Dirección de Patrimonio sea mucho más plural y quepa el disenso. Además, advierte de lo innecesario que resultaría un intento de buscar un consenso sobre una especie de "historia oficial" porque eso, al final, lo diluye la fuerza de los hechos y pruebas. De ahí que insista en que aún se está a tiempo y, sobre todo, insista en que el nuevo Gobierno debe reimpulsar las investigaciones arqueológicas y publicaciones de este tipo en las Islas para paliar la parálisis de los últimos 26 años, justa y curiosamente con gobiernos sucesivos de CC.