Los calderones o ballenas piloto gastan muy poca energía para localizar mediante chasquidos sonoros sus presas a grandes profundidades a las que no llega la luz, según un estudio publicado en Scientific Reports (Nature) en el que ha participado la Universidad de La Laguna, ha informado el centro académico.

Delfines, orcas, calderones, zifios y cachalotes usan la ecolocalización para encontrar alimento en la oscuridad de las aguas profundas, pero hasta ahora los científicos no habían podido averiguar cuánta energía conlleva esta capacidad sensorial.

El estudio publicado por la editorial Nature en Scientific Reports, en el que participaron las universidades de La Laguna, St Andrews (Escocia) y Aarhus (Dinamarca), ha sido realizado en el suroeste de Tenerife, en la Zona de Especial Conservación Teno Rasca, donde se encuentra la mayor población de calderón tropical o ballenas piloto de Europa.

Al menos para los calderones o ballenas piloto, su potente ecolocalización es barata en términos de energía y consumo de aire, señala el estudio, lo que explica por qué la ecolocalización es un arma tan exitosa para los cetáceos, la cual surgió de forma temprana en su proceso evolutivo.

Los chasquidos, informa la ULL, se producen de forma neumática, circulando aire a través de un esfínter musculoso en su cabeza.

Pero la profundidad constituye un reto, porque la presión hidrostática aumenta y se comprime el aire, de manera que a 700 metros de profundidad, donde cazan las ballenas piloto, un pulmón lleno de aire se ha reducido al 1,5% de su volumen.

Este estudio muestra que esto no es un problema porque las ballenas piloto usan pequeñas cantidades de aire para producir cada chasquido de ecolocalización, por lo que aun con el aire comprimido que quedó en sus pulmones, pueden utilizar su sonar para buscar presas.

Pese a ello, los calderones necesitan capturar el aire utilizado por cada chasquido y reciclarlo para poder ecolocalizar a lo largo de sus inmersiones.

El autor principal del estudio es Ilias Foskolos, estudiante de doctorado en la Universidad de Aarhus en Dinamarca, quien ha señalado que siempre ha sido un misterio cómo las ballenas logran mantenerse ecolocalizando en inmersiones profundas.

Para realizar este estudio, el equipo internacional colocó unas computadoras en miniatura adheridas por ventosas a los calderones, y así grabaron el sonido de los chasquidos de ecolocalización durante los buceos profundos.

Mark Johnson, investigador de la Universidad de St Andrews en Escocia, ha señalado que comprobaron que el sonido de cada "clic" cambia gradualmente a medida que las ballenas ecolocalizan, dependiendo de la cantidad de aire utilizado.

Peter Madsen, de la Universidad de Aarhus, agrega que los pequeños volúmenes de aire utilizados en los chasquidos significan que la ecolocalización no requiere mucha energía.

El equipo de la Universidad de La Laguna que codirige este buceo está liderado por la investigadora Ramón y Cajal Natacha Aguilar, del Grupo de Investigación en Biodiversidad, Ecología Marina y Conservación (Bioecomac).

"Este estudio descubre los increíbles desarrollos evolutivos que permiten a los calderones cazar eficientemente en la oscuridad", pero también corrobora que los hace vulnerables al ruido de los barcos.