Ha aterrizado en Canarias un robot que asiste a los enfermos con daño cerebral para que recuperen la sensibilidad en las manos. Amadeo es el primero de su tipo en las Islas, y trabaja en Hermanas Hospitalarias-Acamán, el centro de referencia en atención a personas con diversidad funcional. Aunque Amadeo solo lleva dos meses en la plantilla de rehabilitación del centro, las mejoras, según los propios usuarios, son ya palpables.

Es el caso de Mónica Alonso, que tras sufrir un ictus hace dos años, no ha vuelto a abrir correctamente la mano izquierda. "La primera vez que fui consciente de que podía mover la mano fue utilizando Amadeo", explicó la usuaria del servicio en una rueda de prensa de presentación del aparato. La usuaria se mostró, además, tremendamente satisfecha por los avances que está logrando. "Fue emocionante sentir cómo movía los deditos por mí misma", afirmó la paciente. Y es que el robot tiene varios métodos de rehabilitación, uno de ellos basado en potenciar la propia fuerza del paciente. Como explica Patricia Heras, terapeuta ocupacional del centro, Amadeo es capaz de "activar los procesos neuroplásticos del cerebro para la rehabilitación neuronal".

Como ella, otras 35 personas pueden acceder ahora a este servicio de la Unidad de Día de Daño Cerebral Adquirido (CDA) que consigue facilitar los procesos de rehabilitación reeducando, de manera individualizada y aislada, la movilidad de los dedos en estos usuarios. No obstante, se trata de un grupo reducido teniendo en cuenta la incidencia de los daños cerebrales adquiridos en las Islas. Concretamente, según Heras, se estima que en Canarias puede haber unas 4.000 personas con esta patología.

El robot se adapta a las características del paciente, tanto en tamaño (hay dos terminales, uno para niños y otro para adultos) como en los movimientos que quiere trabajar. Además, permite realizar una valoración cuantitativa de aspectos del paciente, como la espasticidad, la fuerza, el rango articular o el tono muscular, lo que permite, a largo plazo, ver si el paciente se está recuperando adecuadamente.

El paciente, de manera individualizada, se conecta a Amadeo a través de un sistema de imanes que se coloca en cada una de las yemas de los dedos. Una vez instalado en la máquina, el paciente puede hacer los ejercicios que le propone, dejarse llevar por el vaivén automático del robot o, incluso, acceder a un sistema de juegos 2D en los que controla aspectos cognitivos con la mano. "Es una nueva forma de trabajo que permite que ellos mismos vean y sientan que pueden mover la mano", explicó Heras, que asumió las limitaciones de los terapeutas ocupacionales a la hora de rehabilitar esta parte del cuerpo.

El único pero: el robot no habla

Alonso afirma risueña que "lo único negativo" del robot "es que no puedo hablar con él". Para eso, seguirá existiendo la figura de la terapeuta ocupacional, imprescindible tanto para guiar al robot como para dar apoyo a los pacientes durante su proceso. Sin embargo, con las mejoras que ha introducido este robot en el centro, no es de extrañar que ya todos consideren a Amadeo como "la persona más nombrada" en él. Y es que gracias a su ayuda la mano de Mónica Alonso ya no está tan cerrada, lo que le motiva a "seguir adelante" haciendo frente a su enfermedad.