La sargento del Seprona Gloria Moreno, que se enfrenta a posibles penas de prisión por haber acusado a un subordinado de alertar a los cazadores furtivos de pardelas de las redadas previstas en Alegranza, dijo ayer que cumplió con su deber y que su testigo se ha desdicho tras ser "amenazado".

El Ministerio Fiscal solicita en esta causa que la suboficial al mando del Seprona en Lanzarote sea condenada a cuatro años de cárcel o a 4.320 euros de multa, en función de si la Audiencia de Las Palmas entiende que mintió a propósito en su informe o que solo cometió una imprudencia grave; una pena que la acusación particular ejercida por el guardia al que señaló como chivato de los furtivos, Miguel Ángel Padial, eleva a seis años de prisión.

En su alegato final ante el tribunal, Gloria Moreno ha recalcado que, aun queriéndolo, no hubiera podido investigar los hechos que comunicó a sus superiores respecto a Padial porque lo impide la ley que regula el régimen disciplinario del cuerpo.

Además de recalcar que hubiera correspondido a la Policía Judicial esclarecer las presuntas filtraciones de Padial a los pardeleros que ella denunció en un oficio después de que, según sostiene, el técnico del CSIC Jesús Moreno Rajell le informara de su existencia, Moreno ha asegurado "que su delito hubiera sido no elaborar ese informe" por el que ahora se ve procesada.

"Omitirlo hubiera sido encubrir a Padial, en el caso de que hubiera incurrido en un delito", manifestó la sargento del Seprona, quien ha llamado la atención sobre "la alta peligrosidad de las personas que han amenazado" a su informante, el investigador Rajell, lo que ha relacionado con el hecho de que durante este procedimiento "haya llegado a negar" hasta que la conoce.

La acusada también llegó a afirmar en la vista que este caso no se relaciona solo con la caza de pardelas en Alegranza, sino con el "narcotráfico" que "una trama" desarrolla en el archipiélago Chinijo.