El bioquímico Steve Worland es un experto en la lucha contra el cáncer. Es el fundador y máximo directivo de la compañía americana Effector Therapeutics, que está investigando y desarrollando un nuevo tipo de fármacos oncológicos que frenen el crecimiento de los tumores. Está convencido de que será un gran avance en la batalla contra el cáncer. Steve Worland es también el marido de Joanne Chory, premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica. En esta entrevista, el investigador resume los avances que desde su compañía se han conseguido en la lucha contra el cáncer. "Tenemos que ampliar los años de vida, pero sobre todo con calidad", asegura.

¿Qué resultados han obtenido en su investigación?

Hasta el momento hemos inventado tres candidatos, que es así como llamamos a estos fármacos, son compuestos que todavía tenemos que probar. El primero está a mediados del ensayo clínico. Demostramos que se puede administrar de forma segura en humanos y que podemos detener el crecimiento de los tumores en una gran proporción de los pacientes.

¿Llegarán al mercado esos medicamentos?

Sí, si los resultados son positivos. Todavía nos quedan muchas pruebas por hacer, pero sí que nos anima mucho cuando vemos que podemos detener el crecimiento de tumores en pacientes a los que otros fármacos no les han funcionado y sus tumores han seguido creciendo. Todavía no sabemos si podemos ampliar su esperanza de vida, pero los resultados pueden indicar que sí.

Usted ha dicho en varias ocasiones que el cáncer es una enfermedad muy difícil, ¿por qué?

Hay una gran diversidad genética. Cuando hablamos de cáncer en realidad estamos hablando de unos doscientos tipos diferentes de enfermedades. Si tienes un cáncer de pulmón o uno óseo estamos hablando de enfermedades totalmente diferentes. Por eso la biología es también muy compleja. La genética subyacente es muy diversa y los cánceres son muy inteligentes a la hora de evitar el tratamiento porque vuelven a mutar y los tratamientos que conocemos no sirven ya. Y es importante ver la rapidez de la mutación de los cánceres y ver cómo pueden resistir a la medicación.

¿Se llegará a erradicar por completo la enfermedad?

Yo no diría erradicar, no es esa la palabra. Pero sí que podremos controlar a largo plazo la enfermedad. Trabajo también con retrovirales, antivíricos. En los años 80, cuando yo empecé, el VIH era una pena de muerte, sabías que te quedaban cinco años. Pero ahora la gente con VIH piensa que va a vivir toda la vida con ciertas discapacidades y déficits por el tipo de medicamento que tienen que tomar. Y esperamos llegar en el tratamiento del cáncer a esa fase en la que convivas con la enfermedad. El tratamiento no estará libre de efectos secundarios, no sería realista pensarlo, pero esperamos que sea algo manejable, y que puedas tener otra vida en la que te mueras de otra cosa que no sea el cáncer. Te morirás, pero no será por el cáncer.

¿Cuáles son los tumores más complicados de combatir?

Los más difíciles serían los de colon, de páncreas y el cerebral porque una enfermedad ahí ya es bastante difícil. Hay que tener en cuenta la importancia de estos órganos para la vida, son fundamentales.

¿Cree que la mayoría de seres humanos llegaremos a vivir más de cien años?

Esa es la pregunta. Una de las limitaciones ahora para no alcanzar esa cifra es el cáncer. Yo no soy experto en envejecimiento, pero creo que sí. Creo que, con una buena dieta, ejercicio y con prevención de enfermedades lo lograremos. Tenemos un componente genético en el cáncer, pero también ambientales. Si ese tipo de exposiciones las podemos minimizar creo que los cien son una edad realista. Pero hay que centrarse en la calidad de vida, no solo en la duración. Tenemos que ampliar la vida lo más posible, pero sobre todo con calidad de vida.

¿En qué condiciones llegarían a esa edad?

Ese es el problema también. La salud mental. Esas enfermedades son más duras que el cáncer, me refiero a las neurológicas como el Alzheimer. Cuando fundé Effector Therapeutics pensé en que fuera una empresa neurológica pero luego lo descarté. Luego pensé que quizás el siguiente, el que venda detrás de mí que lo aborde.

La investigación en España ha sufrido un severo recorte con la crisis, ¿cómo están en Estados Unidos?

En Estados Unidos hay una investigación gubernamental importante, que siempre hay que defenderla, aunque no paran de ponerla en tela de juicio. Pero nuestro instituto nacional gasta unos 30.000 millones de dólares en investigación básica. Y luego tenemos una comunidad de inversión vibrante, viva. Tenemos unas firmas de capital riesgo enfocadas a los mercados que toma la investigación realizada por el Gobierno y sigue adelante con ella. Ahora necesitamos que las dos contribuciones sean importantes y saludables. Necesitamos que la sociedad se interese por la investigación básica y que los inversores se interesen por la investigación aplicada para seguir con la innovación en la salud.

Su esposa tiene párkinson. ¿La ayuda de alguna forma en su investigación o en el día a día?

Tiene todo el apoyo básico para que pueda seguir trabajando todo el tiempo que ella quiera, ayudando con todas las actividades en casa, con los niños?

Su mujer dijo que Asturias era cómo un cuadro, ¿qué le ha parecido a usted?

Asturias es preciosa, maravillosa, he aprendido mucho sobre la historia cultural de Asturias. Necesito más tiempo para ver todo lo que hay ahí fuera, para descubrir esta región un poco más. He estado en Madrid y Barcelona pero nunca había oído hablar de Asturias. Llegamos en el avión y no podíamos pensar que Asturias pudiera tener este aspecto. Es impresionante. Y de la comida ni le cuento, hemos ido a unos restaurantes maravillosos.