La médico especialista en psiquiatría Natacha Sujanani (1978) abrió hace apenas un mes un nuevo periodo en su carrera profesional. Después de permanecer una década vinculada al Hospital Universitario Nuestra Señora de La Candelaria, ahora se enfrenta a un nuevo reto profesional en el que está "aprendiendo mucho" sobre los entresijos de gestión del centro hospitalario, que le recuerda, por su funcionamiento, a "una gran empresa". Nos recibe en el despacho al que desde 2015 había acudido en diversas ocasiones para reivindicar los derechos del colectivo médico, como vicesecretaria general del Sindicato Médico de Santa Cruz de Tenerife. La diferencia es que ahora lo hace con una nueva responsabilidad. Entre montañas de papeles y algún que otro ornamento traído desde su propia casa, Sujanani muestra su compromiso con el cargo y su empeño por abrir una nueva etapa basada en la potenciación del pensamiento crítico, enfocada a evitar el consumo imprudente de pseudoterapias, y en la mejora de la sostenibilidad del sistema.

Dada su vinculación con el mundo sindical, ¿qué diferencias ve entre el mando y las trincheras?

La diferencia probablemente es el foco. Desde los sindicatos, y como no puede ser de otra manera, se pone única y exclusivamente sobre los profesionales. Si bien el sindicato médico siempre se ha caracterizado por velar por la sostenibilidad también del sistema público, ahora como parte de la administración uno sigue determinadas consignas y tiene que mirar un poco más allá. Se trata de ampliar las miras hacia otro tipo de colectivos que anteriormente no tenían representación en mi sindicato, a los cuáles era ajena y de los que ahora sé que hacen un trabajo súper importante y vital. Este puesto requiere un aprendizaje constante, tanto para entender cómo se mantiene esta "gran empresa" como para enfocar nuestras acciones de forma constante y permanente hacia el enfermo. Porque el paciente tiene que ser el centro y objetivo último de todas nuestras actuaciones.

¿Qué evaluación hace de este primer mes?

Estamos analizando la situación. Nuestro objetivo es acabar el año en condiciones de sostenibilidad pero sin merma de la calidad asistencial. Pero, sobre todo, pensando ya con muchas ganas e ideas para tomar nuevas acciones y áreas de mejora de cara a 2020.

¿En qué áreas quiere establecer esas mejoras de las que habla?

Desde luego, no queremos que vuelvan a caer nuestras listas de espera. Por ahora, los planes de choque puestos en marcha y el esfuerzo de todos nuestros profesionales, en jornadas ordinarias y extraordinarias, han permitido que la demora media se sitúe en 107 días. Es un indicador importante de calidad con respecto incluso a otros centros referentes en toda la Península, pero queremos seguir trabajando para reducir aún más este indicador. En este periodo que se abre también queremos potenciar la investigación, propiciar que La Candelaria siga siendo un centro de formación de especialistas con una alta calidad e implantar nuevas herramientas de nos ayuden a mejorar la gestión. Así evitaremos que se pierdan datos y al tiempo podremos localizar todas las bolsas de posibles ineficiencias y las áreas de mejora. Todo ello con el objetivo de potenciar que el primer paso en la accesibilidad del sistema no sea tan complicado.

Cuando habla del primer paso, ¿se refiere a la Atención Primaria?

Sí, el primer paso es la Atención Primaria, pero me refiero a la accesibilidad a Atención Especializada que viene básicamente de la mano de la Atención Primaria. Es decir, queremos utilizar herramientas que ya están en marcha (como las consultas virtuales) para apoyarnos mutuamente y poder dar una mayor y más rápida respuesta al paciente.

En la búsqueda de esa accesibilidad, también se tendrá que valorar que el Hospital Universitario de Canarias y La Candelaria empiecen a funcionar con las mismas historias clínicas.

Habrá un momento en el que se tendrá que ver. Se quiere hacer una integración mayor también entre Atención Primaria y Atención Especializada, y en ese sentido, es fundamental que la historia clínica sea del paciente y no de un centro hospitalario o un centro de salud. El centro del sistema tiene que ser el paciente y eso se consigue con una historia clínica unificada.

¿Plantea entonces que exista una mayor colaboración entre ambos hospitales en Tenerife?

Por supuesto. Es verdad que estamos sectorizados y ellos tienen su área de población y nosotros la nuestra, pero que hay determinados procesos en los que existe y debe existir una colaboración. En este sentido, tenemos que reunirnos periódicamente y no solo con el HUC sino también con el resto de gerencias de los hospitales de Canarias creando un núcleo de comunicación en el que podamos transmitir nuestras experiencias y debatir de las cosas funcionan y las que no, así como las áreas posibles a mejorar. De esta manera nos enriqueceremos todos.

En cuanto a los temas de mejora y volviendo a las listas de espera. La Candelaria no se encuentra en la peor situación en la Isla, pero sigue habiendo más de 5.000 personas esperando por una cirugía en su hospital. ¿Qué plantea hacer contra esto?

El número de personas en la lista de espera es un indicador que puede ser engañoso a veces, porque también puede significar que estemos diagnosticando mas y mejor. Lo importante es ver cómo se priorizan esas cirugías y que les demos salida en el tiempo adecuado de abordaje de ese tipo de patología. Por supuesto tenemos que seguir potenciando el área quirúrgica, hacer contrataciones y continuar ejecutando planes especiales... todo ello teniendo siempre en mente la eficiencia. Sí que me gustaría transmitir que a mejor diagnostiquemos, mayor número de personas siempre habrá en lista de espera. Las cosas que antes igual se diagnosticaban cuando ya estaban dando clínica ahora los detectamos mucho antes, eso hace que también aumente el número de persona en lista de espera. Lo importante es que la demora media no se nos vaya.

¿Y qué ocurre en el caso de la cirugía para enfermedades traumatológicas?, porque se ha convertido el verdadero embudo de las listas de espera.

Hay mucha gente y la hay porque cada vez vivimos más años y las patologías degenerativas crecen. Probablemente tenga que crecer la especialidad en otros ratios que sean aceptables para la población que estamos teniendo. Pero creo que eso no depende directamente de nosotros, sino del Ministerio de Sanidad. La Administración estatal es la que debe facilitar que haya un mayor número de especialistas.

Hablaba de la potenciación del área quirúrgica y potenciarla, teniendo en cuenta la reciente incorporación del robot Da Vinci, ¿cuál es el objetivo a largo plazo del uso de estas tecnologías en La Candelaria?

Queremos potenciarla en todos aquellos procesos en los que se vea desde el punto de vista de la evidencia científica que realmente mejoran tanto en efectos secundarios como en la calidad de la cirugía del paciente. Ahora mismo está operando en especialidades como Urología, Ginecología, Cirugía General y Digestiva, Colon y Cirugía Endocrina de la glándula suprarrenal. Esta tecnología permite reducir las estancias tras una intervención mínimamente invasiva, con lo que al final va a ser una medida de eficiencia. En este sentido, nos incorporaremos a las nuevas tecnologías que vayan saliendo, que puedan incidir en el bienestar del enfermo y que sean eficientes.

También pretende potenciar la investigación sanitaria, ¿en qué línea quiere hacerlo?

Existen líneas de trabajo en genética, genoma y concretamente en la enfermedad de Dent, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), cáncer y enfermedad cardiovascular. La investigación básica sobre el cáncer y los factores implicados en la enfermedad cardiovascular son uno de los grandes talones de aquiles de la sociedad actual. Por eso, cualquier línea de investigación en este sentido debe priorizarse. En el cáncer por lo devastador que es, y la enfermedad cardiovascular por la cantidad de recursos que nos consume.

Ha manifestado en diversas ocasiones su posicionamiento en contra de las pseudoterapias, ¿cree que desde los hospitales se debería fomentar el pensamiento crítico para evitar su consumo?

Por supuesto. Probablemente haya que hacerlo a nivel social y educativo, pero en un hospital de tercer nivel también. Aquí transmitimos continuamente tanto a los profesionales como a los usuarios que todas las intervenciones que hacemos están avaladas científicamente. En caso de que se use una terapia fuera de etiqueta, le explicamos al paciente de que aún no hay evidencia científica que lo avale. A través del Comité Ético Asistencial se han estado aportando ciertas ideas de abordaje, porque por desgracia aquí hay muchos de los pacientes que ingresan consumen a la vez pseudoterapias.

¿Muchas personas hospitalizadas suelen consumir estos productos?

Sí. No puedo decir el número pero sí que nos gustaría, a través del Comité Ético Asistencial, hacer un registro de cuántas personas ingresadas están consumiendo este tipo de productos. Porque el problema es que muchas veces tampoco lo dicen. No lo dicen porque no tienen la conciencia de que les pueda afectar porque "como es natural, no pasa nada". Pero sí pasa. Si bien en el caso de la homeopatía no porque es un producto que no hace absolutamente nada, sí que pueden existir efectos adversos en el caso de determinados productos. El ejemplo es la hierba de San Juan, un producto usado para la depresión en el que hemos constatado un efecto en cuanto a la recaptación de la serotonina, lo que puede provocar un brote maníaco si el paciente tiene predisposición a ello. En este sentido queremos empezar a trabajar, pero siempre teniendo en cuenta que no se puede incidir en la población con un efecto punitivo. Tenemos que abordarlo desde un punto de vista educativo y de seguridad, y tratar de hacerles conscientes de que cuando entran o ingresan en un hospital por cualquier patología tienen que decirle a su médico u enfermero todo lo que estén tomando.

Qué le parece que Francia haya decidido retirar la financiación a la homeopatía?

Me parece un avance espectacular y por otra parte muy cantado. No se sostiene por ningún lado que un país del primer mundo a vanguardia financie un producto escandalosamente caro que no sirve absolutamente para nada porque así lo ha demostrado la ciencia. Espero que todos cojamos recortes y no solo deje de estar financiada sino que también se advierta a la población de los peligros que pueden derivar del consumo de este tipo de pseudoterapias.

El problema es que muchos médicos colegiados aún recomiendan el tratamiento con este tipo de productos.

Es una labor que debe surgir de la Organización Médica Colegial (OMC). Ya está dando pasos en este aspecto y creo que habrá una regulación a corto-medio plazo. Además, la política de nuestro Ministerio de Sanidad está muy en esa línea, y yo creo que la OMC tendrá que exigir lo que se nos exige a todos los médicos que es cumplir nuestro código deontológico, ni más ni menos.

Esta semana también se ha hablado de la pobreza en Canarias, una situación muy arraigada e incluso normalizada, y que además afecta indudablemente a la sanidad.

Hay que recordar siempre lo que dice la Organización Mundial de la Salud (OMS). La salud es un estado de bienestar físico, psíquico y social. No podemos olvidar el social. Alguien que viva en una situación de pobreza no está sano y no lo está por la difícil accesibilidad que tiene a determinados recursos que van a aportarle salud, como la alimentación. A mí lo de la alimentación me preocupa muchísimo, porque gran parte de la patología que acabamos atendiendo en hospitales de tercer nivel, y que consume muchísimos recursos, es debida a unos malos hábitos alimentarios. Estamos hablando del espectro del síndrome metabólico, de la hipertensión, la obesidad, la diabetes, el colesterol, los infartos, las amputaciones o el ictus... Si no hay un plan eficaz y estructurado contra la pobreza, dividido en objetivos a corto, medio y largo plazo, va a ser muy difícil combatirla.

¿Cree que ese plan requiere de la participación directa de la sanidad?

Probablemente es necesario el apoyo desde la Atención Primaria de la mano de la Atención Especializada para fomentar que haya planes de promoción de la salud y de hábitos saludables.

Y vista la situación actual, ¿considera que la pobreza canaria se puede resolver a corto o medio plazo?

Hay determinadas herramientas que se pueden ir efectuando a corto plazo pero, desde luego, hay que trazar un plan para el medio y el largo. Hay muchas actuaciones en marcha. Por ejemplo, desde las unidades de salud mental hay grupos para el control de la ansiedad, se hacen terapias de grupo de relajación en los que se intenta dar a los pacientes herramientas para ayudar a manejar las frustraciones... Hay muchas actuaciones y las profesionales tienen muchísimas ganas de ponerlas en marcha. Es verdad que eso requiere en ocasiones inversión y sabemos que la situación está como está, pero hay que mirar a medio y largo plazo.

Evitar que la gripe colapse las Urgencias

"Primero prevención y luego vacunación". Son las dos máximas por las que aboga Natacha Sujanani para evitar, un año más, el colapso de las urgencias durante la estación de gripe. En este sentido, también hace un llamamiento a la población para "hacer un uso racional de los centros de Atención Primaria", pero no deja de hacer hincapié en la responsabilidad del personal en los hospitales". Tenemos que priorizar y buscar un espacio digno para aquellas personas que sí que tengan que ingresar porque tengan realmente un riesgo y requieran un tratamiento hospitalario", incide la gerente del centro. Durante este periodo también se refuerzan los recursos humanos bajo el Plan de Contingencias para la Gripe, que en estos momentos se encuentra en un periodo de estudio y evaluación con el fin de ponerlo a punto antes de la nueva campaña de gripe. De esta manera, los profesionales pueden hacer frente al importante incremento de la demanda asistencial (que se multiplica por dos) que ocurre en este servicio desde mediados de noviembre hasta finales de febrero.

Preocupación por las agresiones a sanitarios

"Tenemos un problema muy grave, pero los profesionales nos estamos concienciando cada vez más de que tenemos que denunciar estas situaciones". Natacha Sujanani está preocupada y mucho por los números que se manejan en toda España en torno a las agresiones a los sanitarios y afirma que es necesario "la educación de la población en cuanto al uso racional del sistema y las expectativas que puede tener sobre él". En este sentido, lamenta que los profesionales se hayan enrocado durante años en una posición de aguantar cualquier vejación hasta que no existiera la agresión física. "Llegamos a normalizar ciertas actitudes", manifiesta la doctora. Para ella, lo que tiene que entender la población es que "estamos en el mismo bando". Eso significa que el cuidado debe ser recíproco: "del mismo modo que nosotros cuidamos de ellos, ellos tienen que cuidarnos". "Aquí no se pueden consentir faltas de respeto a ningún usuario, y tenemos que ser exquisitos en el trato", incide Sujanani que continúa "pero también pedimos que los usuarios nos traten bien".