El Consejo de Gobierno de Canarias ha nombrado al escritor y periodista Juan Cruz Ruiz (Puerto de la Cruz, 1948) nuevo presidente del Consejo Social de la Universidad de La Laguna en sustitución de Raimundo Baroja, cesado a petición propia. El portavoz del Ejecutivo, Julio Pérez, valora la condición de gestor en editoriales como Santillana y Alfaguara del Premio Canarias de Comunicación y colaborador de EL DÍA. Su nombramiento por la consejera de Educación, María José Guerra, fue recibido "con aplausos" en el propio Consejo. El periodista tinerfeño aseguró ayer en una entrevista con este diario: "Voy a poner a disposición de la sociedad y de la ULL mi pasión por la universidad".

¿Cómo ha recibido el nombramiento?

Con mucha tranquilidad. Sustituyo a personas que han desarrollado su labor con preparación y éxito, No tengo que inventar nada porque se trata de un órgano ya consolidado. Mi intención es poner a disposición de la sociedad y de la ULL mi pasión por la universidad, en general, y por esta en particular.

Porque usted es producto de la Universidad de La Laguna.

Sí. Por ser uno de los primeros chicos de barrio que tuvieron la posibilidad de acceder a ella. Mi primer trabajo remunerado (poco), además de las colaboraciones con La Tarde y EL DÍA, fue, precisamente, en su seno cuando Antonio González me hizo auxiliar de bibliotecario. Enviaba crónicas universitarias a EL DÍA y La Provincia. Era el único que tenía las llaves del Colegio Mayor por las noches porque llegaba de madrugada después de trabajar en EL DÍA. Fueron años intensos y de mucho aprendizaje en un lugar que guardo en mis recuerdos como parte de una época entrañable.

Con unos cuadros de profesores de gran nivel.

Sin duda. Ahí estaban grandes maestros del Periodismo o Filosofía y Letras como Emilio Lledó y Nieto; el propio Antonio González, aunque fuera de Ciencias, Alejandro Cioranescu...

En un momento histórico muy especial.

Mis recuerdos se agolpan para recuperar un espacio de conocimiento y aprendizaje único. Por dos razones; mi edad porque era un joven estudiante y porque estamos hablando de finales de los años sesenta del siglo XX. La sociedad canaria empezaba a tener un mínimo avance. Chicos humildes de pueblos y barrios, como yo, empezábamos a estudiar en la Universidad de La Laguna. Pensiones, Colegios Mayores y aulas fueron el escenario de un enorme aprendizaje social y cultural para toda una generación. Con una palabra destacada por encima de todas las demás: amistad.

¿Cómo atisba el reencuentro físico con la ULL?

Fue Julio Pérez, quien ahora ha tenido que ver con el nombramiento o ha sido el encargado de hacerlo público el que bautizó de manera simpática el bar de la ULL como el único con universidad de todo el mundo. Ahí sigue todavía y volveré para retomarlo como un lugar de encuentro para antiguos y nuevos alumnos.

¿Cómo afronta la presidencia del Consejo Social de la ULL?

Con optimismo y la intención de que sea muestra de la universidad como instrumento de cambio y también de alegría para la sociedad lagunera, tinerfeña y Canaria. Repito que espero reencontrarme con aquellos que fueron compañeros y estamos abiertos a los nuevos estudiantes. Y por ende a toda la sociedad canaria. Tenemos un instrumento grande y fundamental para propiciar ese encuentro entre la universidad y la sociedad. Ese es el sentido de un órgano como este.

¿Con que ideas llega?

Con la de aprender de quienes me han precedido. Quiero hablar con Raimundo Baroja para conocer el encargo, una palabra que me gusta más que cargo. Y también con Andrés Orozco porque ambos conocen muy bien la estructura y la función del Consejo. Quiero que me digan qué quieren de mí y qué debo hacer. Mi predisposición es absoluta y quiero saber cual es la tarea encomendada. Pero no llego con una idea prefijada. Y no creo que eso sea bueno sino afrontar las tareas urgentes. Dejar las ocurrencias y saber, insisto, qué hay que hacer y, sobre todo, lo que puedo hacer yo.

¿Hablará también con la rectora, Rosa Aguilar?

Por supuesto. Y me apetece mucho. Ya cuando ganó las elecciones me planteé hacer con ella una crónica para El País, de las que se publican los sábados, porque tiene una historia personal muy emocionante.

Unión de la ULL y la sociedad. Suena bien en la teoría.

Hay que transmitir a la sociedad canaria algo en lo que yo creo: la importancia y la trascendencia de la educación en todo. En el presente y, sobre todo, en el futuro. Hay que transmitir a los chicos la alegría por aprender y a quienes están supuestamente al otro lado; es decir a los organismos, empresas privadas y demás que hay que contar con los estudiantes y con los que ya se han licenciado. Son una fuerza muy potente que ni podemos ni debemos despreciar. Al contrario, hay que valorarlos y aprovechar esa fuerza. Porque, y hay que metérselo en la cabeza, todo el mundo es necesario en la sociedad actual para aspirar a conseguir una mejor, más plena y más consciente que la que tenemos.

¿Como una gestión esencialmente colectiva?

Desde luego, Ese tiene que ser el espíritu que nos mueva o al menos es el mío antes de afrontar esta tarea. Sólo la gestión colectiva del conocimiento a disposición de la sociedad hace que esta sea más brillante y más consciente de su saber y de sus potencialidades. Una sociedad es más feliz cuando genera médicos, arquitectos, periodistas o abogados. Hay que trabajar intensamente a la hora de transmitir ese conocimiento a partir de la felicidad porque solo desde la alegría se hace universidad".