Canarias está abocada a sufrir eventos extremos, como tormentas tropicales, cada año a partir de 2060. Unos años antes de lo que ocurrirá en el resto del mundo, que también será propenso a sufrir estos fenómenos que hasta ahora se han dado de manera "infrecuente" arrasarán las poblaciones de manera anual "en cualquier escenario de emisiones". Es decir, reduzcamos o no la cantidad de dióxido de carbono que emitimos a la atmósfera es ya imposible evitar esta consecuencia derivada del calentamiento global.

Concretamente, la mayor frecuencia de eventos meteorológicos adversos "como El Niño o La Niña", se deberá a cómo interaccionen con el aumento del nivel del mar, que tampoco se podrá evitar "hagamos lo que hagamos", como concluyó ayer el catedrático en Ecología por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), Javier Arístegui, en una conferencia celebrada en el Parlamento de Canarias.

Como consecuencia, el 10% de la humanidad, que habita en zonas costeras, tendrá un mayor riesgo sufrir inundaciones y pérdida de territorio costero. Arístegui, considerado uno de los expertos en cambio climático más importantes del mundo, haciendo referencia al Informe especial sobre el océano y la criosfera en un clima cambiante dl Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), insistió en que "en un escenario de emisiones bajas, el nivel del mar subirá 40 centímetros", pero lo hará el doble en uno de "emisiones elevadas". Este crecimiento se debe fundamentalmente al imparable deshielo de los polos y a la expansión térmica del agua.

Pérdida de un sumidero de CO2

Pero las consecuencias de un maltrato continuo a uno de los dos únicos sumideros de CO2 con los que cuenta la humanidad (capta el 22% de estas emisiones), van más allá del aumento de volumen. "El 90% del océano ya es más cálido, el 50% ha perdido oxígeno y es más ácido prácticamente en su totalidad", sentenció Arístegui. A raíz de eso, los corales se están blanqueando, las especies se desplazan de unas aguas a otras, los animales con esqueletos de carbonato cálcico están en peligro de extinción y las pesquerías, que dependen de todo lo demás, corren el riesgo de desaparecer. "Estas variables cambia a nivel local", insistió el experto que, por otro lado, remarcó que en Canarias el aumento de temperatura "es importantísimo". Tan considerable es que ha superado al que han sufrido las aguas en otros lugares del mundo como California o Perú. Y este aumento progresivo de la temperatura en el mar ya empieza a tener impactos. "Vivimos la tropicalización de las especies marinas que están invadiendo las aguas canarias", alegó el experto que aún así insistió en que aún no se conoce si las consecuencias de su llegada serán negativas o positivas.

Más 'blooms' de algas tóxicas

"Lo que sí sabemos es que está favoreciendo el afloramiento de algas tóxicas", manifestó Aristeguí, que matizó "pero no las microalgas de 2017". Esto además, está íntimamente relacionada con "la química del océano". "Se está acidificando, es decir, reduciendo su PH lo que, consecuentemente, conlleva a una pérdida de oxígeno", indicó el experto. Sin oxígeno, los peces migran o mueren, como ha ocurrido en Mar Menor. Las zonas de mínimo oxígeno se alimentan a su vez con la estratificación del agua, algo que también ocurre como consecuencia del calentamiento global. Esto significa que el agua de las zonas bajas del océano (las que contienen más nutrientes) no se mezclan con las de la superficie disminuyendo la producción primaria. "Nos ha ocurrido en la charca de Maspalomas cuando no sopla el viento", explicó Arístegui.

Esa acidificación y pérdida de oxígeno en los océanos, "puede exacerbar los impactos producidos" por la crisis climática, por lo que el experto insistió en que "hace falta adaptación". "El cambio climático es irreversible pero podemos hacer mucho pensando en las generaciones que nos preceden y en el planeta que les vamos a dejar", afirmó optimista. No obstante, para ello, como alegó "tenemos que llevar a cabo una verdadera revolución social y tecnológica" que se pivote en "medidas flexibles basadas en ecosistemas".

En esta crisis la legislación y la educación deben ir de la mano con un triple objetivo: reducir emisiones, rehabilitar los captadores de C02 y adaptar a la población a los posibles riesgos. Una vez conocido el problema y palpando sus primeras consecuencias Canarias tiene ahora la tarea de abrir un periodo para decidir qué medidas debe tomar para adaptarse a la emergencia climática. Porque el Archipiélago, al igual que el resto de España y Europa, ha llegado tarde para mitigar los efectos del calentamiento global, pero como reafirmó Arístegui "hay mucho que hacer" y, en este escenario, "la investigación tendrá un papel fundamental".

Una reversión "drástica" de la situación

La situación de emergencia que todo el planeta está viviendo actualmente solo se podrá revertir tomando decisiones "drásticas". Porque a estas alturas, ni el escenario más benigno de emisiones es capaz de situar el calentamiento de la Tierra por debajo de los dos grados, tal y como se planteó en el Acuerdo de París. El experto en cambio climático, Javier Arístegui, en su reflexión sobre la salud del planeta hizo hincapié en la necesidad de que sea la propia humanidad, con su tecnología e investigación, la que se encargue de capturar ese dióxido de carbono. "Es el verdadero reto", argumentó y puso el foco tanto en la reforestación como en la posibilidad de rehabilitar los océanos para que vuelvan a captar esos gases de efecto invernadero que, incluso reduciendo al cero las emisiones, permanecerían en la atmósfera terrestre al menos 10 años.

En este sentido, Arístegui presentó varios proyectos que está llevando a cabo el grupo GEOMAR, en colaboración con la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) y la Plataforma Oceánica de Canarias (Plocan). Se trata de una experiencia pionera a nivel mundial, en la que se busca el afloramiento artificial del agua. Con una máquina de bombeo, se eleva el agua de la profundidad hacia la superficie para incrementar los nutrientes de esta y así facilitar tanto el secuestro de CO2 como el aumento de biomasa marina. "El método es económicamente viable, no contamina, es legal y éticamente aplicable", constató Arístegui, quien también adelantó que el año que viene comenzará una nueva investigación basada en nutrir con silicatos el mar para favorecer el crecimiento de diatomeas, el algas que más favorecen la creación de oxígeno en la atmósfera.