Un estudio publicado en Nature en 2017 explicaba por qué el corazón -inicialmente colocado en la parte media de un embrión humano- acaba situado a la izquierda. Ahora una nueva investigación ha demostrado que el cruce de información entre los dos lados del organismo es determinante para que esto ocurra.

El hallazgo, publicado este jueves en Developmental Cell y realizado por investigadores del Instituto de Neurociencias (CSIC-UMH) de Alicante, ha sido supervisado por la investigadora Ángela Nieto, quien también lideró el trabajo publicado en Nature hace dos años.

Hasta ese momento, se creía que la determinación de las diferencias izquierda-derecha en el embrión estaban mediadas por información del lado izquierdo que se suprimía en el derecho.

El nuevo trabajo demuestra que es la coordinación entre la información procedente de ambos lados del embrión la que determina la posición final de este órgano y su desarrollo posterior.

Que este proceso se produzca correctamente es primordial para evitar las malformaciones congénitas, que en el 50 por ciento de los casos son cardíacas, muchas de ellas están relacionadas con defectos en el posicionamiento del corazón, como la mesocardia (cuando no se mueve de su posición inicial).

En el trabajo de Nature, los investigadores mostraron que en la fase embrionaria hay un flujo de células mayor que se incorporan al corazón desde el lado derecho y que empujan al tubo cardiaco hacia la izquierda pero seguían sin saber cómo se lograba esa asimetría en la señalización celular.

El nuevo trabajo revela que unas pequeñas moléculas (denominadas inductores de flujo) actúan como señales posicionales que controlan el destino de las células en el embrión.

Las investigaciones del laboratorio de la doctora Nieto demostraron que una oleada de unas células atenuadoras viaja por el lado izquierdo del embrión para provocar la asimetría del flujo de células y que posteriormente desaparecen.

Esta oleada de atenuadores se produce "en un momento concreto del desarrollo y establece una ventana temporal" que permite al corazón situarse en la posición correcta, "un mecanismo que parece estar conservado en todos los vertebrados, incluidos nosotros mismos, pues lo hemos encontrado en embriones de pez, de pollo y de ratón", detalla la doctora Nieto.

El trabajo supone una importante aportación al campo de la biología del desarrollo, ya que explica la regulación temporal y dinámica de los actores encargados del posicionamiento correcto de los órganos.