Siete de cada diez mujeres que fueron asesinadas en España en el último trienio a manos de sus parejas o exparejas no les denunciaron con anterioridad. Las cifras dan escalofríos, pero son datos recogidos en el último por el Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género en su Informe sobre víctimas mortales de la violencia de género 2016-2018, que publica el Consejo General del Poder Judicial. Dicho documento, que analiza diferentes aspectos de una lacra que provocó en este periodo un total de 151 asesinatos de mujeres a manos de sus parejas o exparejas sentimentales en toda España, muestra una tendencia continuista en cuanto al número de feminicidios registrados año a año ya que se produjeron 50, 51 y 50 feminicidios para los años 2016, 2017 y 2018.

Entre esas cifras Santa Cruz de Tenerife, con ocho muertes violentas entre los años de 2016 y 2018, ostenta un trágico tercer puesto en cuanto a los feminicidios judicializados, solo por detrás de las provincias de Barcelona y la de Madrid, con 18 y 16 víctimas mortales, respectivamente.

La provincia de Las Palmas, por su parte, registró para este mismo periodo justo la mitad de casos que en la provincia occidental, cuatro asesinatos. En la última década, el año más trágico en el Archipiélago por el número de víctimas mortales fue 2010, cuando se contabilizaron siete mujeres asesinadas por la violencia machista.

Convivencia con el asesino

Las dos terceras partes de las víctimas mortales convivían con su asesino, de hecho, fueron 98 las víctimas que vivían con el agresor. De igual manera, el informe avala que la gran mayoría de los crímenes mortales se produjeron mientras la pareja mantenía su relación sentimental. El otro gran porcentaje se produjo cuando la relación ya se había extinguido, mientras que los feminicidios cometidos con la relación en crisis o en transición a una ruptura, fueron los menos.

En este sentido, de los 151 asesinatos el 67,7% se cometió mientras verdugo y víctima mantenían su relación sentimental; el 26,5% de los crímenes se produjo cuando la relación ya estaba rota, y solo el 5,8% de los asesinatos se cometió en el transcurso de una crisis o ruptura de pareja.

Cerca de la mitad de las mujeres que fueron asesinadas se sitúan en la franja de edad comprendida entre los 26 y los 45 años, cuando esa franja representa solo la tercera parte de la población de mujeres mayores de 15 años.

No obstante, llama muy poderosamente la atención la cantidad de mujeres jóvenes y de edad avanzada que fueron víctimas mortales a lo largo del trienio objeto de estudio. Así, 17 mujeres fueron asesinadas cuando tenían una edad comprendida entre los 16 y los 25 años, el mismo número de víctimas con una edad superior a los 65 años. Las víctimas que tenían entre 26 y 35 años fueron 32, las que se encontraban en la franja de edad entre 36 y 45 años fueron 42 y las víctimas que tenían entre 46 y 55 años fueron 34.

En los últimos 15 años, el número de feminicidios contabilizados en causas penales se eleva a 978, siendo el año de 2008 el ejercicio en el que se produjeron más muertes violentas de mujeres a manos de sus parejas o exparejas sentimentales, con 76 asesinatos, mientras que los años en los que se registraron menos muertes violentas fueron 2016 y 2018, con 50 feminicidios cada uno de ellos.

No hay un perfil determinado

No hay un perfil que determine o señale un tipo de víctima de la violencia machista. El impacto de esta lacra afecta por igual a todos los ámbitos, orígenes, clases sociales y niveles de estudio. Del análisis de los datos estadísticos de todos los casos de violencia de género con resultado de muerte en el ámbito de la pareja o expareja ocurridos entre 2016 y 2018 apunta a un fenómeno que se caracteriza por su diversidad.

La aproximación al perfil de la víctima, a partir de los datos objetivos contenidos en los expedientes judiciales, solo permite trazar un cuadro exhaustivo respecto a un número limitado de indicadores como edad, relación con el agresor o nacionalidad. En muy pocos casos se cuenta con información completa que permita perfilar las circunstancias socioeconómicas de la víctima y el agresor y la manera en que esas circunstancias fueron condicionantes de la relación que ambos mantenían.

El silencio de la víctima es un factor de riesgo para la vida de las mujeres maltratadas, por lo que resulta de enorme importancia concienciarlas a ellas, y también a toda la sociedad, de la necesidad de denunciar, destaca el Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género. El pánico atenaza a las mujeres maltratadas; temen posibles represalias y no denuncian.

Sin embargo, "la denuncia es el paso previo necesario para que las distintas administraciones puedan poner en marcha su maquinaria, tanto en el ámbito de las ayudas sociales como en el de la protección y en el de la investigación de los hechos y eventual condena al responsable del maltrato. Es la única llave que abre la puerta de la esperanza para que la víctima pueda salir de la situación de maltrato", señala el documento publicado a finales del mes de septiembre.

El porcentaje de denuncias presentadas por familiares de la víctima o terceros en general se sitúa en cifras muy bajas, entre el 5 y el 7%. No debe olvidarse que la contribución de todos puede ser determinante para salvar vidas, tal como resalta el Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género que ha querido elevar la voz para concienciar de la importancia de denunciar cualquier situación de violencia machista.

Vulnerabilidad

En torno al 75% de las mujeres asesinadas eran madres. La cifra pone de manifiesto que la maternidad es un factor que hace más vulnerables a las mujeres maltratadas. Y guarda relación con el elevado porcentaje de casos sin denuncia: la víctima tiene miedo y no denuncia ante el temor añadido de represalias del maltratador contra sus hijos, señala el Observatorio.

La maternidad se une así a otros factores de vulnerabilidad de las mujeres víctimas de maltrato, como son la pobreza, la dependencia económica del maltratador, la dependencia por situación de discapacidad o el embarazo.

La violencia machista en España está presente en todas las provincias. No hay una sola en la que no se haya producido al menos dos casos de asesinato de mujeres a manos de sus parejas o exparejas. Asimismo, se ha comprobado que los crímenes se han producido en todo tipo de poblaciones. Sin embargo, los datos indican que en torno al 70% de los casos se producen en pueblos o ciudades de menos de 100.000 habitantes.

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