Las plataneras pueden convertirse en pocos años en una solución verde para acabar con la proliferación de plásticos, según los estudios recientes llevados a cabo por científicos de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC). La idea es fabricar bolsas para la agricultura, pienso para peces y tejidos, además de reforzar piezas de plástico de todo tipo. Se trata del proyecto Life Baqua, financiado con fondos europeos, tal y como explicó el pasado lunes el coordinador del mismo, Mario Monzón, durante la presentación de los resultados obtenidos durante los tres años que se ha alargado la investigación.

Pero esta no ha sido la única investigación desarrollada en las Islas para obtener un material biodegradable a partir de las fibras de platanera. Hace cinco años, tal y como se publicó entonces en una entrevista, dos empresarios tinerfeños, Severino González y William Guanche, patentaron un material biodegradable con el que, según los distintos calibres o capas que se fueran añadiendo mezclados con una resina, podía elaborarse desde un tejido fino que permitía hacer sacos o telas hasta tableros más ligeros que la madera pero también más resistentes. Y todo ello prácticamente a coste cero, pues el componente primordial para la fabricación de este material son los rolos o troncos de las piñas de plátanos, una parte del árbol que se ha venido desechando hasta ahora.

Además, ese material patentado no solo a nivel nacional, sino también en la agencia internacional de patentes, reúne una cualidad anticalórica espléndida pues no llega a ser combustible hasta que supera los 169 grados centígrados, unos 28 por encima del punto de ignición de la madera, tal y como reconocieron sus creadores.

Ahora, el investigador de la ULPGC busca tras sus tres años de estudios involucrar a diferentes sectores de la sociedad en el proyecto y contó el pasado lunes con la presencia de posibles inversores de otras regiones de la Unión Europea (UE) como Martinica (Francia) o Madeira (Portugal).

A su juicio, este "es un momento estratégico" para que este proyecto pueda llevarse a la práctica, debido a "la gran demanda a nivel mundial de materiales sostenibles que sustituyan a los plásticos".

"La idea es que en Canarias se puedan montar hasta cinco plantas para la extracción de fibras, una en Gran Canaria, dos en Tenerife y dos en La Palma", apuntó el coordinador, para señalar que estas serían las tres Islas donde "los números indican que podría ser rentable".

En la actualidad el proyecto se encuentra en fase de estudio para su implantación industrial, tanto en el Archipiélago como en otras regiones de la UE.

Para el rector de la ULPGC, Rafael Robaina, Life Baqua es "un ejemplo de cómo las universidades pueden contribuir a la economía", en este caso en concreto a la economía canaria, donde los empresarios deben "mentalizarse y empezar a invertir en este tipo de ideas", ya que, en su opinión, tanto las empresas como la institución académica "se deben a la sociedad".

Las fibras extraídas de los rolos de platanera han permitido a los investigadores de la ULPGC la creación de elementos como tejidos y bolsas que pueden emplearse para proteger la propia piña de la platanera en las plantaciones, sustituyendo a las bolsas sintéticas que en la actualidad se emplean en la agricultura. De esta forma, surgiría un modelo de "economía circular", porque "el material que sale de la plantación regresa a la misma en forma de bolsa", ha destacado Monzón para recordar que las mismas fibras también se pueden emplear para reforzar piezas de plástico de todo tipo como interiores de vehículos.

Con la pulpa de los rolos de platanera, obtenida durante el proceso de extracción de las fibras, los investigadores han logrado crear aditivos para pienso de peces. "Estamos muy contentos porque el cien por cien del rolo de la platanera se utiliza e, incluso, el líquido que sale del mismo también tiene una serie de propiedades que podrían tener mucho interés", concluyó Monzón.