La subida de la temperaturas y las brisas del este han arrastrado estos días hasta nuestras islas miles e incluso millones de mariposas migratorias de la especie vanesa de los cardos (Vanessa cardiu). Un mariposa que realiza cada año una increíble migración intergeracional entre Europa y África.

Estos días centenares de mariposas revolotean de un lado para otro en buena parte de las localidades de nuestras islas. Según las aportaciones de decenas de observadores particulares los primeros grupos llegaron a lo largo del sábado 28 de septiembre a las islas de Fuerteventura, Lanzarote y al este y sur de Gran Canaria. El domingo ya estaban por todos lados a miles, incluidas las caras este y sur de las islas de Tenerife y La Gomera. El lunes 30 llegaron en menor medida a El Hierro y La Palma.

No son difíciles de identificar, ya que son de mediano tamaño y poseen una amplia paleta de colores en sus alas, desde el negro al blanco, pasando por el beige, naranja, rojizo y varios tonos de marrón. Si paseas estos días por los caminos y senderos de las islas las podrás observar a decenas, no paran de revolotear, tal vez buscando sus plantas nutricias donde alimentarse e incluso poner sus huevos para que en unas pocas semanas nazca una próxima generación que siga con su migración.

Se han observado centenares de ellas en las zonas ajardinadas de las ciudades de Santa Cruz de Tenerife y San Cristóbal de La Laguna, las huertas y campos de Tacoronte, Puerto de La Cruz, Los Silos, Buenavista del Norte y Vilaflor; en las zonas costeras de Arona, El Porís y Güímar. Incluso, en San Sebastián de La Gomera, Valle Gran Rey y en el Parque Nacional de Garajonay en la isla Colombia.

Manuel Arechavaleta, entomólogo afirma que "Todos los años llegan vanesas de los cardos, pero no en las cantidades que lo han hecho en los dos últimos años. Cada cierto tiempo se producen explosiones probablemente producidos por la abundancia de lluvias y la disponibilidad de alimento para las orugas en las zonas de cría. Los vientos del este las atraen hasta Canarias durante sus viajes migratorios entre África y Europa". Estas invasiones no suponen ningún peligro para los cultivos, ni la flora de nuestras islas, al contrario son un polinizador más de nuestra rica diversidad florística. Además, de un excelente motivo para salir al campo en estas fechas a fotografiarlas o simplemente observarlas.

La vanesa de los cardos, conocida por los científicos como Vanessa cardui o Cynthia cardui, es una mariposa que habita en buena parte del planeta, excepto Sudamérica. En Canarias la podemos ver durante todo el año pues existen ejemplares residentes, pero a comienzos de otoño a la población local de carácter sedentario se suman las llegadas desde el continente africano. Arribazones que en ocasiones han sido especialmente numerosas y llamativas, como en el pasado año 2018, cuando a finales de octubre llegaron varios millones principalmente a las islas de Fuerteventura y Lanzarote.

Las migración animales son un fenómeno conocido y bien estudiado, especialmente en las aves, algunas migran entre Europa y África tropical recorriendo miles de kilómetros, pero casi desconocido en invertebrados. Recientemente, investigadores del Museu de Granollers encabezados por Costantí Stefanescu, y del Instituto de Biología Evolutiva de Barcelona y de la Universidad de Harvard (EE.UU.), formado por Gerard Talavera y Roger Vila; han demostrado que al menos una especie de mariposa, la vanesa de los cardos, también es capaz de hacer un viaje tan extremo. A pesar de su frágil apariencia, las vanesas no sólo resisten un viaje muy largo de más de 4.000 kilómetros sino que también atraviesan montañas, el Mediterráneo y el desierto del Sahara. Pueden aguantar temperaturas extremas y orientarse mientras vuelan a gran altura.

Las grandes cordilleras del Antiatlas y Alto Atlas marroquí, junto a las Islas Canarias suponen una gran escala en su viaje. Parada que marca el final y comienzo de un ciclo, ya que la vida de una vanesa de los cardos ronda los dos meses. Es en estas latitudes donde mueren aquellas mariposas que nacieron a varios miles de kilómetros, no antes de aparearse y poner sus huevos sobre cardos, malvas y ortigas entre otras plantas de nuestros campos.

Pasados unos días los huevos eclosionarán, naciendo de ellos larvas que se alimentarán de las plantas donde fueron engendradas y en un corto periodo de tiempo se convertirán en bellas mariposas, no sin pasar antes por la forma de crisálida, fase intermedia de transformación y preparación al vuelo y a la vida adulta como ser volador. Al parecer, tras los primeros vuelos de esta generación de vanesas de origen africano y carácter migratorio, continúan el viaje que comenzaron sus padres y que finalizaran sus biznietos. Es decir, nos encontramos con una migración única en el planeta que va más allá del individuo, la colonia o el grupo: es una migración que engloba a varias generaciones, concretamente a seis generaciones cada año. Un hecho insólito en el mundo animal.