El otoño se caracteriza por pintar el ambiente de tonos rojizos, amarillos y dorados. Al menos esa es la paleta de colores que se recrea en la Península y en el resto del territorio continental, porque en Canarias apenas se nota ese cambio de tonalidades al predominar las especies de hoja perenne. Sin embargo, el otoño es también indicio de que la luz del día comienza a perder fuerza después de la brillantez del verano y para muchos es tal vez la época del año donde se comienza a percibir algo más de frío; una época que presagia al invierno con toda su crudeza y majestuosidad. Pero no será este el caso del otoño que comienza mañana lunes porque, según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), la estación que estrenamos será más templada de lo habitual.

Canarias deja atrás un verano cálido, con escasas precipitaciones sobre todo durante los meses de junio y julio en la vertiente norte de las islas, y espera un otoño moderado, con pocas probabilidades tanto de altas temperaturas como de abundantes precipitaciones.

El verano de este 2019 en las Islas fue en general cálido, explicó el viernes durante la presentación del balance del comportamiento meteorológico de la estación en el Archipiélago el delegado de la Aemet en Canarias, Jesús Agüera.

Ocurrirá lo mismo en la Península, donde la estación otoñal será "más cálida de lo normal", con un promedio de 0,6 grados por encima de lo habitual, aunque en algunas zonas del noroeste peninsular, sistema Central, montes de Toledo, cordillera subbética y sur del sistema Ibérico la anomalía podría alcanzar hasta un grado.

Con respecto al próximo otoño, en el Archipiélago, la Aemet prevé que "no habrá probabilidades de que las temperaturas y las precipitaciones sean mayores de lo normal", por lo que "no cabe esperar un otoño excesivamente cálido", pero tampoco frío.

Además, Agüera advirtió de que "el régimen de lluvias ya no es cierto" y, por ello, se desconoce la cantidad de precipitaciones que las Islas esperan en invierno, aunque recordó que en el del año pasado éstas escasearon más de lo habitual.

"El calentamiento global es un hecho y no se puede revertir", lamentó para expresar su preocupación por que este hecho haga que "la franja del Atlántico norte que nos puede afectar con huracanes y tormentas tropicales esté cada vez más cálida". Sin embargo, confió en que estos fenómenos se mantengan alejados de las Islas y aseguró que en caso de acercamiento se preverá con la suficiente antelación como para tomar medidas de seguridad y protección de la población canaria.

En el hemisferio norte, el equinoccio de otoño será a las 07:50 horas de mañana UTC (08:50 en Canarias). De acuerdo con los cálculos del Observatorio Astronómico Nacional, esta estación durará 89 días y 20 horas, con lo cual concluirá el 22 de diciembre con el comienzo del invierno.

El equinoccio de otoño fue visto por las culturas antiguas como el tiempo de la cosecha y también representa la caída de las hojas, la migración de las aves, la vendimia y el comienzo de la temporada más fría del año. Sin embargo, en el hemisferio sur sucede el equinoccio de primavera, y el ambiente entonces se llena de luminosidad y fertilidad.

El término equinoccio proviene del latín aequinoctium, que significa literalmente 'noche igual', y esto se debe a que el Sol cruza el ecuador celeste de la Tierra, logrando que sus rayos incidan de la misma manera en el hemisferio norte y en el sur y, por lo tanto, el día tiene la misma duración que la noche en todos los lugares del planeta. Y este fenómeno puede suceder entre el 21 y 23 de septiembre de cada año, pero la fecha oficial del equinoccio cambia debido a que el periodo orbital de la Tierra no es exacto, pues tarda 365,24 días en dar una vuelta completa al Sol y, por lo tanto, su rotación tiene algunas variaciones en el tiempo y un desfase que se ajusta en los años bisiestos.