Lo define José Antonio López Mármol, delegado territorial de la ONCE en Canarias: "Este es un modelo pionero y único que permite poner en práctica la igualdad en el aula de los niños con discapacidad visual. En clases ordinarias y junto con otros compañeros que no la tienen. Desde el curso 86-87 está en marcha en Canarias a través de un convenio de colaboración con la Consejería de Educación. Igual que en el resto del país". Se refiere a la vuelta a clase este mes de los 323 estudiantes ciegos o con discapacidad visual grave de la comunidad. Para garantizar su absoluta normalización, alrededor de 17 maestros y maestras se encargarán de ofrecer una atención educativa individualizada en función de las necesidades de cada uno.

Más del 99% de este alumnado estudia en centros educativos ordinarios, en los que cuentan con el apoyo de los denominados equipos de atención educativa a las personas con discapacidad visual (EAEPDV).

Estos 17 maestros (5 de la ONCE y 12 de las Administraciones públicas) conocidos como MAI (maestros de atención integral) son la referencia del plan individual del alumno asignado en cada zona, con una cobertura que comienza con el nacimiento -con un programa de atención temprana- y sigue con la Educación Infantil (46 escolares este curso); Primaria (55) y Secundaria Obligatoria (43); Formación Profesional (14); Bachillerato y Universidad (17) u otras enseñanzas (138). Incluso en la etapa adulta si se trata de estudios reglados.

López explica: "El sistema es igual para colegios públicos, concertados o privados. Se aplica en cualquier centro donde haya niños con discapacidad visual".

Respecto a los profesionales "los nuestros son fijos y los de la Administración cambian. Reciben una formación inicial aquí y la amplían en Madrid. Además de la formación continua que les ofrecemos. Desde Tenerife se ocupan de La Gomera y El Hierro porque hay muy pocos casos".

Estos profesores guían a los niños desde el conocimiento de lo que necesitan del sistema braille a la tinta ampliada. La ONCE garantiza la atención especializada con el material lectivo, la adaptación al puesto del alumno y el acceso a las nuevas tecnologías como la informática".

La tarea del maestro o maestra consiste en valorar al alumnado y elaborar una propuesta de intervención aplicada individualmente. Esto requiere la coordinación en una tarea multidisciplinar con otros profesionales, de la ONCE o la Administración.

En función de las necesidades del alumno, la atención puede variar. Del seguimiento, asesoramiento y orientación al centro escolar a una intervención directa para garantizar su inclusión dentro y fuera del aula, tanto en aspectos académicos como en lo relacionado con lo social -recreo, deporte u ocio y tiempo libre-. La necesidad de desplazamiento otorga a este grupo de maestros la condición de itinerantes. Con visitas diarias, semanales, quincenales o trimestrales, según las necesidades.

Las áreas de intervención son muy diversas y empiezan con los primeros años y las instrumentales básicas para recorrer el uso de la tecnología, autonomía personal, competencia social, estimulación visual... Todo para cumplir con dos premisas que lo mueven todo en este complejo proceso: normalización e igualdad.