Cinco días después de que la DANA (depresión aislada en niveles altos) volviera a cebarse con España, los afectados por la gota fría siguieron achicando agua, sacando fango y barro y haciendo cuentas para evaluar los daños causados, que las distintas administraciones intentarán paliar sin escatimar recursos.

Al menos así lo han prometido los dirigentes políticos, con el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, a la cabeza, quien insistió en ello desde Níjar (Almería), uno de los municipios que sobrevoló en helicóptero para conocer el alcance de las inundaciones. De todos modos, pidió paciencia a los afectados para que las administraciones puedan empezar a evaluar los destrozos y apeló a la solidaridad del conjunto del país para con los vecinos que han sufrido las consecuencias de la gota fría.

Mientras, se sigue buscando al holandés de 66 años que el domingo cayó a una acequia en Dolores (Alicante). La noticia más positiva que se produjo ayer fue la localización del conductor del quad que había sido dado por desaparecido en Daya, otra localidad alicantina. Se trata también de un holandés, que se encuentra ileso, a pesar de que fue arrastrado por el agua cuando circulaba entre los municipios de Daya Vieja y Daya Nueva. Con la mirada aún puesta en la previsión meteorológica, los vecinos siguieron constatando los daños irreversibles de la DANA, y el Gobierno, según dijo Sánchez, ya ha empezado a tramitar la información de los ayuntamientos afectados para conocer los costes de los daños en cosechas y bienes. A pesar de que la alerta se desactivó, aún quedan explotaciones inundadas e inaccesibles, prosiguen las labores para volver a la normalidad, se hace recuento de las hectáreas afectadas y de los terrenos asegurados y se piden ayudas ante las evidentes y cuantiosas pérdidas económicas. Y aunque aún es pronto para calcular el valor de los daños y cuántos productores tenían sus cosechas aseguradas, algunas organizaciones agrarias, como Asaja, calculan en unas 300.000 las hectáreas dañadas.