Es la tercera vez que emigro a Canarias", afirma Francisco Pérez. "La primera vez fue en 2003, luego en 2007 y ahora llevo aquí un año y tres meses. Mi mujer, Zuli, y mi hija Verónica llegaron ahora hace cuatro meses". Francisco relata que tiene familiares en Tenerife, en concreto, una hermana residente hace 15 años. "En las dos ocasiones anteriores me regresé, pero es que la situación en Venezuela es insostenible económica y políticamente. Muy difícil conseguir alimentos y medicinas; la inseguridad a diario y son estas las cosas del día a día las que te motivan a salir del país, aunque tengas que cerrar el negocio".

Francisco tenía un restaurante de comida rápida mientras que su mujer regentaba una peluquería; Verónica iba a iniciar sus estudios universitarios de Medicina, pero ha tenido que aparcarlos de momento.

Francisco Pérez y su familia ha pensado solicitar el permiso de residencia por arraigo, a la vez que intenta buscar un empleo. "En un primer momento pensé aguantarme tres años en situación irregular y sin trabajar, pero me he estado asesorando con un abogado de la Asociación Canario Venezolana para hacer las cosas mejor", asegura. "Por suerte el Gobierno de Canarias tiene un convenio y a los tres meses ya contaba con tarjeta sanitaria, aunque mi hija y mi esposa aún no", señala.

"Ahora mismo no tengo trabajo porque sin tener permiso de residencia es muy difícil entrar en el mercado laboral, así que con unos ahorros y la ayuda familiar es como estamos saliendo adelante". "Gracias a que nos echan una mano es que podemos solventar la situación de momento", asegura.

Francisco Pérez es nieto de canario y su madre nació en Venezuela, sin embargo cuando pudo conseguir el reconocimiento de doble nacionalidad no lo hizo, y se pasó el plazo para poder hacerlo, asevera.

"No es fácil salir adelante, pero lo intentamos cada día. No es fácil porque dejamos nuestra casa en Venezuela, cerramos nuestros negocios después de años de sufrimiento y de esfuerzos, pero es lo que teníamos que hacer y sinceramente tengo que decir que estoy muy agradecido a este país que me ha recibido, ya con esta la tercera vez en momentos muy difíciles de mi vida".

"Tengo que reconocer de que a pesar de que somos inmigrantes ilegales, irregulares o sin papeles, aquí se vive muy bien. Con cualquier cosita uno puede comprarse su comida, medicinas y darse un capricho si uno quiere, pero sobre todo lo que aquí hay es seguridad, algo que si estás acostumbrado a lo que se padece en Venezuela, se aprecia muchísimo porque da mucha tranquilidad. En mi país llegó un momento en que nadie salía a las once de la noche, luego a las diez, y ahorita a las nueve no se puede estar en la calle", reflexiona para añadir que "no hace falta llevar muchas joyas para que te asalten, un reloj o unas zapatillas deportivas puede ser una golosina para que te tiroteen en la calle".

"Tengo 39 años y cuatro hijas y estamos empezando de cero, viviendo en casa de mi hermana. Estamos agradecidos a la familia y a la gente de Canarias, pero no cabe duda de que se hace difícil porque a uno siempre le gusta tener independencia y porque no es fácil la situación que debe afrontar de un inmigrante", dice Francisco.

"Aunque estamos muy agradecidos a España y Canarias, que nos ha acogido, creo que un inmigrante o, al menos nosotros, siempre aspira a regresar a su país de origen. Es al menos lo que sentimos, que algún día podamos regresar a Venezuela, que la situación del país mejore, que se pueda vivir en nuestra tierra. No creo que sea un deseo mío o de mi esposa y mi hija, es el deseo de millones de personas que han salido y que se espera que sigan saliendo de mi tierra".

Verónica Pérez asume también el papel que le ha tocado vivir. "Dejé atrás a mis amigas y mis estudios. Tenía mucha ilusión por empezar mis estudios de Medicina, pero era lo que me tocó vivir", señala.

Ella comenta que tiene otras tres hermanas, una que se quedó en Venezuela, otra está en Argentina y otra en Perú, relata una familia que representa casi a perfección lo que se conoce como la "diáspora venezolana".