Tres de cada cuatro personas que consumaron un suicidio en Canarias eran hombres, según los últimos datos que sobre causas de defunciones se han publicado y que corresponden al año 2017. En total son 147 hombres y 53 mujeres. Ese año, por otro lado, refleja la cifra más alta de la última década en las Islas, con un total de 200 muertes, lo que significa que en el Archipiélago se contabiliza un suicidio cada dos días y echa por tierra uno de los mitos que se extendieron durante los años de la crisis económica, como era que ésta provocaba un aumento de las personas que se suicidaban por las consecuencias de la recesión, la pérdida de empleo o los desahucios. Por comunidades autónomas, Canarias es la séptima región con más casos de autólisis de todo el país, quintuplicando las víctimas mortales causadas por los accidentes de tráfico en ese año. Y por provincias, Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas se repartieron los fallecimientos con 100 muertes en cada una de ellas.

Hoy se celebra el Día Mundial para la Prevención del Suicidio, una fecha en la que los expertos quieren recordar que los suicidios pueden prevenirse y que uno de los pasos para lograrlo es su visibilización, hablar de ello; contar con expertos especializados y, sobre todo, motivados, tal y como apunta el psicólogo tinerfeño Felipe Lagarejo que es, además, coordinador de la Comisión de Suicidios del Colegio Oficial de Psicólogos de Santa Cruz de Tenerife, órgano que a través de dos estrategias pretende avanzar en la solución de este problema. Por un lado: divulgación a través de un tríptico y charlas informativas y, por otro lado, la especialización de profesionales como policías, bomberos, sanitarios, psicólogos o profesores, entre otros.

Profundamente crítico, Lagarejo asegura que las administraciones públicas "no están haciendo nada, o casi nada, para favorecer la prevención del suicidio, ni a nivel autonómico ni estatal, por mucho que se anuncie la puesta en marcha de planes de prevención del suicidio, porque ni se cuenta con presupuesto ni hay profesionales especializados".

A pesar de ello, Canarias tiene un Plan de Salud Mental, "el primero con el que cuenta la Comunidad Autónoma en 40 años" y que incluye una línea estratégica de prevención de la conducta suicida, con seis objetivos y 24 actuaciones.

Y es que el suicido se ha tratado casi siempre como un tabú, incluso en los medios de comunicación, donde se entendía que si no se publicaban estas muertes autoinfligidas, se evitaba lo que se podría denominar el efecto llamada. Sin embargo, los suicidios son la primera causa de muerte no natural y está claro que la estrategia de seguir escondiendo un problema que está presente, no ha servido para prevenir este tipo de muertes.

Por su parte, Andoni Anseán, presidente de la Sociedad Española de Suicidología, de la Fundación Salud Mental España para la prevención de los trastornos mentales y el suicidio afirma que "es un error ocultar en los medios de comunicación las muertes de este tipo, sin embargo, apunta a que en caso de que se informe sobre ellas habría que hacer abordaje correcto del suicidio", comentó.

Añadió que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha publicado una serie de recomendaciones para abordar el tema y "si los medios de comunicación siguen estas recomendaciones podrían ayudar a salvar muchas vidas". Esto se consigue, añadió "no fijando el foco de la noticia en el hecho luctuoso, los detalles de cómo se produjo la muerte, sino aportando también recomendaciones porque en definitiva es un problema de salud pública que tenemos delante y debemos trabajar para evitarlos".

Anseán aseguró que "hablar y preguntar a los pacientes es la mejor manera de detectar y prevenir un suicidio, pero es algo que no se suele hacer ni desde la Atención Primaria sanitaria ni por parte de los profesionales de la salud mental, porque no se está lo suficientemente concienciado de la existencia de una ideación suicida por lo que es un factor que se pasa por alto a la hora de hacer una evaluación a un paciente en riesgo". Por ello, el experto incidió en que "es fundamental adquirir conciencia sobre este fenómeno".

Apuntó también a que "evaluar factores de riesgo, protección, precipitantes y señales de alerta que nos puedan llevar a sospechar de la existencia de una ideación suicida, es vital para luego poder abordar la situación a nivel psicoterapéutico y psicofarmacológico", explicó.

Felipe Lagarejo coincide y apunta a que "hablar sobre el suicidio con una persona que está en riesgo de quitarse la vida no se la incita o se la empuja a poner fin a su vida", ya que asevera que "está demostrado que hablar sobre el suicidio en vez de incitar provocar esa idea, reduce el peligro de cometerlo" e, incluso, puede convertirse en una tabla de salvación.

MITOS Y ERRORES

Avisos previos

Los que hablan sobre suicidio no lo llevan a cabo. Hechos: De cada 10 personas que se suicidan, 9 habían advertido de forma clara sus intenciones suicidas, la otra dejó entrever sus intenciones de acabar con su vida.

Se quedan sin alternativas

Los que intentan el suicidio no desean morir, sólo llamar la atención. Hechos: Son personas que intentan buscar una solución a sus problemas y no encuentran alternativas, excepto el atentar contra su vida.

Disponibilidad de método

Si de verdad se hubiera querido matar, habría utilizado un método más agresivo. Hechos: Todo suicida se encuentra en una situación ambivalente, es decir, con deseos de morir y de vivir. La elección del método dependerá de la disponibilidad.

No siempre hay depresión

Todo el que se suicida estaba deprimido. Hechos: Aunque toda persona deprimida tiene posibilidades de realizar un intento de suicidio o un suicidio, no todos los que lo hacen presentan este desajuste.

¿Trastorno mental?

Todo el que se suicida sufre un trastorno mental. Hechos: Los que padecen este tipo de trastornos mentales se suicidan con mayor frecuencia que la población en general, pero no necesariamente hay que padecer un trastorno mental para hacerlo.

No se hereda

El suicidio se hereda. Hechos: No está demostrado que el suicidio se herede, aunque se puedan encontrar varios miembros de una misma familia que hayan terminado sus vidas por suicidio.

Se puede prevenir

El suicidio no puede ser prevenido pues ocurre por impulsos. Hechos: Toda persona antes de cometer un suicidio evidencia una serie de síntomas que han sido definidos como Síndrome Presuicidal, consistente en la constricción de los sentimientos y el intelecto, inhibición de la agresividad, la cual ya no es dirigida hacia otras personas y reservándola para sí mismo.

Hablar reduce su riesgo

Al hablar sobre el suicidio con una persona que está en riesgo se le puede incitar a que lo realice. Hechos: Está demostrado que hablar sobre el suicidio con una persona en tal riesgo, en vez de incitar, provocar o introducir en él esa idea, reduce el peligro de cometerlo y puede ser la única posibilidad que se le ofrezca para el análisis de sus propósitos autodestructivos.