La intuición, la capacidad para saber interpretar en el cielo los fenómenos meteorológicos que están por venir, la suerte. Tal vez esos factores influyeran en que José Aquilino Ramos, el abuelo materno del político nacionalista Juan Manuel García Ramos, fuera uno de los centenares de pasajeros que viajaban en el vapor transatlántico Valbanera con billete hasta La Habana que finalmente decidieron acabar su viaje en Santiago de Cuba. Otras 488 personas continuaron con el objetivo de llegar a la capital cubana, pero nunca llegaron. Un temporal les impidió entrar en el puerto habanero y, finalmente, un temporal hundió el vapor correo en un banco de arena conocido como La Media Luna, frente a las costas de Florida, a 12 metros de profundidad. Diez días después se encontró hundido. No se halló ningún cadáver y todos los botes salvavidas estaban en su lugar. Una tragedia envuelta en el misterio.

Juan Manuel García Ramos relata que su abuelo fue una de las 212 personas que subió al barco en el puerto de Santa Cruz de Tenerife y los datos que contó José Aquilino fueron plasmados por el primero en el libro El zahorí del Valbanera.

Aquilino era un agricultor natural de Valle de Guerra. Y con la observación de los cambios atmosféricos en los primeros días de enero o agosto, era capaz de predecir el tiempo que haría en cada uno de los siguientes meses. "El arte de las cabañuelas", como explica su nieto. José Aquilino pagó 75 pesetas por el viaje en la cuarta clase (y última) del barco.

Juan Manuel García Ramos explica que "tuvo una premonición" y que en su decisión le siguieron otros compañeros de travesía.

Cuenta que su familiar tuvo un "presentimiento de fatalidad, pero creo que hubo una premonición colectiva en todo el barco".

Unas 1.142 personas, más 88 tripulantes, cruzaron el Atlántico en el Valbanera. Casi 700 de ellas descendieron en Santiago de Cuba, a pesar de que solamente unas pocas decenas tenían previsto hacerlo.

El político y recién jubilado catedrático de Filología de la Universidad de La Laguna asegura que su abuelo "había visto cielos enrarecidos en el Atlático y en el Caribe que lo habían hecho bajarse de forma precipitada, porque pensó que no llegaría a La Habana". Desde ese momento, el agricultor vallero consideró que aquel buque estaba maldito.

Algunas de las leyendas que giran sobre el trágico suceso es que fue saqueado por pescadores griegos, que portaba una importante cantidad de oro, que las víctimas fueron tragadas por un cráter gigantesco del que se salvó el casco de la embarcación, o que sufrió un castigo divino, ya que en el mismo viajaban mujeres que iban a trabajar como prostitutas en cabarets de La Habana, según explica García Ramos. En palabras de su nieto, José Aquilino siempre recordó con orgullo aquella decisión de bajarse en Santiago de Cuba que le sirvió para salvar la vida. A él y a algunos compañeros. Además, le confirió "autoridad moral" ante su entorno. Si había advertido ya entonces la llegada del huracán que se desataría días después es una pregunta que Juan Manuel García Ramos se ha seguido haciendo durante muchos años.

El vapor correo inició su ruta en Barcelona e hizo escalas en Las Palmas de Gran Canaria, Santa Cruz de Tenerife, Santa Cruz de La Palma, San Juan de Puerto Rico y Santiago de Cuba. El 7 de septiembre zarpó desde este último puerto. Según ha trascendido, dos jornadas después llegó frente al puerto de La Habana. El temporal le impidió entrar en el mismo. Envió señales en las que reclamó un práctico para entrar en dicho recinto. Pero las malas condiciones del mar impidieron que se le prestara tal auxilio. Se le recomendó que volviera a alta mar.

Sin embargo, se hundió a 40 millas de Cayo Hueso, al Norte de Cuba, el 10 de septiembre. Un cazasubmarinos norteamericano localizó uno de sus palos fuera del agua nueve días después. El casco estaba a apenas 12 metros de profundidad. Así se fraguó la que sigue siendo la peor catástrofe marítima de España y de Canarias.

José Aquilino envió a su padre, Cristóbal Ramos, el primer telegrama que llegó a Tenerife para decir que había supervivientes, según manifiesta su nieto.

Misa en recuerdo de los herreños fallecidos en la tragedia

El Centro de Iniciativas y Turismo de El Hierro informa de la misa que se celebrará mañana en recuerdo de los fallecidos por el hundimiento del Valbanera, especialmente de los herreños, que murieron cuando buscaban un futuro mejor para ellos y sus familias. La eucaristía tendrá lugar en la iglesia de Nuestra Señora de la Concepción, en Valverde, a las 19:00 horas.