La favorable evolución de la economía y del mercado de trabajo durante 2018 permitió avanzar hacia una mayor igualdad en el ámbito laboral, según los datos del Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social donde se refleja que al cierre de dicho ejercicio había 10,6 millones de mujeres activas laboralmente, un millón más que hace una década, superando los niveles medios del entorno europeo, de las que 8,9 millones tenían trabajo, a la vez que el paro se redujo significativamente, a 1,7 millones de mujeres. En este contexto, las diferencias de género en términos de tasa de actividad, empleo y paro se han ido reduciendo, incluso, entre la población joven, y la diferencia entre la población activa femenina y la masculina se reduce aún más y tiende a converger. No obstante, es una asignatura pendiente el reconocimiento curricular de las mujeres para ocupar puestos de dirección de tal modo que el 76% de las mujeres empleadas -tres de cada cuatro- dependen jerárquicamente de un jefe pero no tienen subordinados. Romper el techo de cristal y acabar con la brecha salarial siguen siendo los principales escollo para alcanzar la igualdad laboral además del impacto de la maternidad.

Estos son algunos de los datos que se desprenden del informe La situación de las mujeres en el mercado de trabajo 2018, que acaba de publicar el Gobierno de España y que, aunque avanza mejoras en la igualdad en el ámbito laboral, incluso con avances más acentuados en muchas variables analizadas respecto al panorama europeo.

La titulación superior sigue siendo un elemento diferenciador a la hora de encontrar empleo, aunque en el caso de las mujeres no siempre se valoran los niveles de estudios para ocupar puestos acordes.

En 2018 se alcanzó el máximo de mujeres trabajando, con 8.826.470 afiliadas a la Seguridad Social, a la vez que España siguió liderando la creación de empleo femenino en la Eurozona, con 237.300 ocupadas más, a una tasa del 2,8%. La tasa de ocupación femenina avanzó en 1,3% en 2018 y se situó en un 57,8%, lo que supone un 11,3% inferior a la del hombre. Pero lo importante es que a pesar de las diferencias, desde el año 2000 la brecha entre hombres y mujeres en edad de actividad laboral y con un puesto de trabajo se ha reducido en un 17%.

Dentro de la población activa femenina, el nivel de formación es progresivamente más elevado, con un 44,7% de mujeres con estudios superiores y solo el 30,6% tiene un nivel de estudios bajo. Hace una década, esos porcentajes eran del 37%, a la vez que en 2018 fueron mayoría entre los ocupados con un nivel de estudios alto, de los que un 51,4% son mujeres.

En cuanto a los sectores de actividad, las mujeres mayoritariamente ocupan puestos en el sector servicios, donde trabajan 7.800.000 empleadas, casi el 89%. Sobre todo se emplean en el comercio, sanidad, hostelería y educación, siendo baja su presencia en la industria y, mínima, en la construcción.

Territorialmente, las diferencias en la brecha de género de actividad y empleo son significativas y están vinculadas al mercado de trabajo local. La brecha es mayor en Castilla-La Mancha, Extremadura y Murcia, y menor en Asturias, Galicia y País Vasco, mientras que Canarias se mantiene en la media de la tabla (9,1%), aunque con una menor brecha que la media del conjunto del país (10,4%).

Las mujeres concentran las tres cuartas partes del empleo a tiempo parcial, el 74,5%. Sin embargo, en los dos últimos años se ha suavizado la tendencia al alza que se registraba desde 2005. A pesar de lo anterior, en 2018 la contratación femenina alcanzó los 9.934.112 nuevos contratos, con un aumento anual de 500.700 (5,3%).

Por último, y según la última Encuesta de Estructura Salarial, las diferencias de salario entre mujeres y hombres se redujo un año más. En 2016, el salario bruto medio del conjunto de las mujeres ocupadas era un 22,3% inferior al de los hombres en una tendencia a la baja desde 2007.