Hace 6.000 años una célula mutó para provocar un cáncer en su huésped. Era un perro cuya raza ya está extinta, pero muy similar a un husky siberiano, que se encontraba en aquellos momentos viviendo en Asia. Podría resultar un suceso dentro de lo común con lo que hemos podido saber del cáncer hasta ahora, pero resulta que este tumor logró encontrar un método para transmitirse por vía sexual entre perros y convertirse en el antepasado común a todos los cánceres de este tipo que existen en la actualidad.

Esa poco usual característica -tan solo se conocen ocho casos similares en la naturaleza- ha permitido al tumor propagarse por todo el mundo, convirtiéndose en una enfermedad bastante común entre los canes. Un equipo de investigadores de la Universidad de Cambridge, entre ellos el tinerfeño Adrián Báez Ortega, ha realizado un análisis detallado de la historia evolutiva de este cáncer.

Somatic evolution and global expansion of an ancient transmissible cancer lineage, publicado el pasado 2 de agosto en la revista Science, es el tercer artículo que publica el grupo de investigación, que lleva desde el año 2008 intentando cartografiar toda la historia del tumor perruno.

Desde que por primera vez mutara para convertirse en una célula maligna, este cáncer ha estado dando sentido a las teorías de la evolución de Darwin, modificando sus características para poder sobrevivir el mayor tiempo posible en el mundo. Y así ha sido.

El tumor de dos millones de mutaciones

Nada menos que 6.000 años llevan los ancestros de este primer tumor contagiando a perros, lo que lo ha convertido en uno tipo de cáncer con mayor número de mutaciones de la historia. Dos millones para ser exactos. Mil veces más que las que tiene un cáncer de mama. "El 73% del genoma de la célula tumoral está mutado", explica Báez Ortega, que insiste en que es una característica "esperable" en un cáncer que tan antiguo como este.

La vía sexual es la favorita por esta célula maligna para pasar de un huésped a otro. "Si el perro está sano, el cáncer se estabiliza y puede llegar a desaparecer", afirma el bioinformático afincado en Cambridge. Sin embargo, si el sistema inmunitario del perro es deficitario, el cáncer se propagará por sus órganos sexuales y crecerá muy lentamente hasta convertirse en un pequeño balón. "Es frágil y cuando se rompe, sangra", explica el bioinformático. Ese sangrado es justamente el que puede alertar a su dueño de que algo va mal.

"Es fácilmente tratable y se puede evitar esterilizando al animal", insiste Báez Ortega. No obstante, si se deja pasar, la célula maligna es tan mortal como cualquier otro cáncer. De hecho, los países con mayor control en la esterilización de los perros no hay evidencias de la propagación de este cáncer parásito, mientras que países como India, Turquía o Sudáfrica cuentan con un gran número de casos.

Rápida expansión

Aunque el primer perro que sufrió este cáncer vivió hace más de 6.000, la verdadera expansión del tumor por todo el mundo no llegó hasta hace 500 años, coincidiendo con la mejora de la movilidad marítima entre los humanos. De ahí que también se pueda ver una mayor proporción de casos de infección en "zonas costeras o dedicadas al intercambio de mercancías". "Los perros que viajaron por las rutas abiertas por el comercio intercontinental tenían poco control", afirmó el investigador, que remarca que eso es lo que ha permitido su rápida expansión.

Este tumor se ha vuelto imparable en su transmisión gracias a su adaptación para prácticamente pasar desapercibido y "aumentar su difusión. "No crece demasiado deprisa y se puede tratar con facilidad", insiste el investigador. Esta característica es muy importante, porque los perros tan solo se reproducen dos veces al año. Por tanto, si el cáncer fuera demasiado agresivo, sería imposible que sobreviviera dentro de su huésped y mucho menos podría haberse convertido en una enfermedad de transmisión sexual entre los canes.

Entre humanos, imposible

Teniendo en cuenta las características de este cáncer, la pregunta es: ¿pueden los tumores que afectan a los humanos hacerse también transmisibles? "Es muy improbable", afirma Báez Ortega. Principalmente, porque el sistema inmune de los humanos es muy eficaz. No descarta, sin embargo, que pudiera ocurrir en una persona que tuviera un déficit inmunitario, como aquella afectada por el VIH.

De hecho, recuerda que en los cánceres que tradicionalmente se han considerado como transmisibles, como el virus del papiloma humano (VPH), "lo que se transmite es un virus, que es el que, en última instancia, "provoca un nuevo tumor". También recuerda un caso de hace cuatro años en el que un hombre afectado por el VIH murió por los diversos tumores que le transmitió una tenia que se encontraba en su interior. En todo caso, insiste, un tumor solo podría transmitirse en un espacio de inmunosupresión, lo que es hartamente complicado entre humanos.

De la ULL a Cambridge

Adrián Báez Ortega estudió Ingeniería Informática en la Universidad de La Laguna (ULL). Poco tiempo después de culminar sus estudios de grado, allá por el año 2014, decidió emprender una nueva aventura en Cambridge, Reino Unido, donde se unió al grupo de investigación con el que ha trabajado hasta ahora. Lo que en principio iba a ser una estancia de verano, se ha convertido en un periplo de cuatro años para lograr un doctorado. Desde entonces ha trabajado en varios proyectos. Uno de ellos se basó en montar una plataforma para analizar los genes de las bacterias. El próximo mes de septiembre presentará su tesis, basada justamente en esta investigación, pero más extensa. Gracias a esta experiencia podrá convertirse en doctor en Bioinformática. Para él, este cambio hacia la genética y la biología no ha sido tan complicado. Como explica, a sus compañeros que provienen de las ramas más biológicas, como medicina, les cuesta más adaptarse a la informática, que requiere "de mucha práctica".