La asturiana Anabel Montes, jefa de la última misión del Open Arms , ha querido contar a este periódico los momentos que más le han marcado al frente de la misión de rescate de la ONG española.Hace balance tras rescatar a 163 personas en tres naufragios diferentes, tras recibir el rechazo de Italia y Malta a ofrecer un puerto para desembarcar y haber abierto una autentica crisis humanitaria y política. Le cuesta recordar y es que confiesa que no ha sido fácil, "la situación llegó a ser insostenible, cada día que pasaba aumentaban las peleas y los ataques de pánico".

Nacida en San Esteban de las Cruces, su vida siempre ha estado relacionada con el salvamento. Pese a que comenzó Historia en la Universidad de Oviedo, nunca fue lo que realmente le gustó, por ese motivo decidió dejar la carrera en cuarto curso. Se formó en medicina tradicional china en Barcelona, pero para ella siempre fue algo complementario a lo que verdaderamente es su pasión: el salvamento.Gran aficionada de la natación, formó parte del Club Natación Ciudad de Oviedo durante once años, donde adquirió habilidades que le ayudarían a desempeñar la labor profesional que desarrollaría posteriormente. A los 18 años comenzó a trabajar como socorrista y desde entonces no ha parado de formarse en distintos ámbitos del salvamento. Ahora, a sus 32 años ha dirigido una misión de rescate, que ha dado la vuelta al mundo y ha puesto en jaque las políticas migratorias de Europa. En la que confiesa haber vivido situaciones totalmente horribles, "nos despertamos con los gritos desgarradores de una mujer, le estaba dando un brote psicótico, la situación estaba empezando a estar fuera de control"

1. Complicaciones impiden el inicio de la misión. " El 24 de julio, empieza la misión 65 en Siracusa (Sicilia): la culata del motor se ha roto, no nos quedan recambios a bordo y no podemos salir. Se compra un viaje de ultima hora a un mecánico para que vaya a Holanda a por el recambio y vuelva al día siguiente. Incertidumbre y muchos nervios".

2. El barco del Open Arms por fin puede zarpar. "Después de cinco días en puerto temiendo tener que cancelar la misión, zarpamos. Entrenos y simulacros a bordo. Sentí mucha emoción".

3. Adrenalina: se recibe el primer aviso. "Recibimos un aviso vía mail de AlarmPhone de una embarcación en peligro. Avisamos a todas las autoridades competentes que nos dirigiamos a las coordenadas a máxima velocidad como indica la normativa internacional en cuanto a salvamento en el mar. Adrenalina".

4. Primer rescate: Alivio y enfado. "El 1 de agosto tiene lugar el primer rescate: Barca de madera con vía de agua por la proa que hace aguas poco a poco. 55 personas rescatadas a salvo a bordo del Open Arms en estado de salud terrible. Una mezcla de alivio y enfado es lo que sentí".

5. Segundo rescate: Agotamiento y emoción. "La noche del 1 de agosto, recibimos el segundo mail de una embarcación en emergencia vía Alarm Phone con autoridades incluidas. Tras horas y horas de búsqueda, no la encontrabamos, era ya de madrugada?recuerdo hablar por radio con el equipo en las lanchas para agradecerles el esfuerzo y pedirles un último emujón. Los encontramos a las 03:20 de la madrugada en una endeble embarcación de goma totalmente exhaustos y desesperados. 69 personas mas a bordo del Open Arms. Agotamiento y gran alivio y emoción".

6. Nadie se hace responsable. "Nadie se quiere hacer responsable de la situación ni de las personas que tenemos a bordo. La impotencia empieza a aparecer. Primera pelea a bordo por desesperación.

Comienzan las primeras evacuaciones médicas de urgencia".

7. Se solicita ayuda a Naciones Unidas. "Open Arms hace un acto insólito y solicita desde el barco 89 solicitudes de asilo con documentos de todas y cada una de las personas a bordo con su historia y peligro de vida en sus países de origen, firma, el logo de la organización y la firma de veracidad de la jefa de misión y lo envía al alto comisionado de las naciones unidas."

8. Visita de Richard Gere. "El 9 de agosto, el director de la ONG, Oscar Camps; el director de la ONG en Italia y también jefe de misión, Riccardo Gatti, vienen a traernos víveres junto con Richard Gere. Perplejidad y mucha emoción a bordo".

9. "Tenemos que ir". "El octavo día con gente a bordo, frente a la isla de Lampedusa fuera de aguas territoriales italiana, recibimos un navtex - un aparato electrónico donde se reciben avisos de seguridad marítima, entre los cuales están los eventos SAR, búsqueda y rescate-de autoridades maltesas pidiendo que todos los barcos cercanos, se acercaran a unas coordenadas concretas por una embarcación en peligro. Recuerdo mirar al capitán y decirle: "Tenemos que ir" y al instante se estaban enciendo los motores que teníamos en standby para dirigirnos a máxima velocidad".

10. Explicar la situación a los refugiados. "Bajar a la cubierta para explicar a la gente a bordo que no íbamos a Libia (de repente arrancamos máquinas y nos dirigimos al sur a toda velocidad y ellos sabían que algo sucedía) y que íbamos a ayudar a otras personas en su misma situación".

11. El número de inmigrantes vuelve a ascender. "El 10 de agosto, encontramos una barca de madera con 39 personas a bordo. Apenas se mantenían en pie. El resto de personas a bordo que ya habían sido rescatadas aplauden y ayudan a los recién llegados. Momento de gran emoción a bordo".

12. Peleas, llantos y ataques de ansiedad. "Peleas por el espacio, llantos, ataques de ansiedad, pánico, crisis nerviosas. Si bien hemos metido a mas de 500 personas a bordo, era por un tiempo corto en el tiempo y no por tantos días. La desesperación, la incertidumbre hacen que el mínimo detalle haga de válvula de escape de toda la tensión y dolor acumulado".

13. Enfrentarnos a olas de tres metros sin saber que podía pasar. "Mala mar con olas de tres metros convierte la situación en un drama inimaginable. Nadie nos daba puerto ni para refugiarnos del mal tiempo. Injusticia absoluta. Durante este día, recibimos la noticia de que nuestros abogados han conseguido que se suspenda la prohibición del ministro del interior de entrar en aguas territoriales. A pesar de las olas, nos vemos obligados a ir lo mas rápido posible hasta allí bajo la amenaza del ministro del interior de hacer un nuevo decreto inmediato. Esto significó complicar aun mas la situación a bordo ya que al aumentar la velocidad, las olas nos pasan completamente por encima de la proa cayendo cascadas de agua sobre la gente. Fue duro tomar esa decisión, pero en ese momento, sin saber que pudiera pasar, no había otra alternativa que llegar lo mas rápido posible por el bien final. Vivimos auténticos momentos dramáticos y de ansiedad por llegar".

14. Las primeras buenas noticias. Estamos a tres millas de las aguas territoriales cuando un barco de la Guardia di Finanza nos corta la proa bruscamente. Nos informan de la situación y finalmente, podemos entrar dentro a refugio del mal tiempo. Alivio y emoción.

15. Llantos y despedidas. "Desembarco de menores no acompañados por orden del tribunal de Palermo. Llantos y despedidas. También se consiguen las primeras evacuaciones médicas de la historia de ONGs por motivos psicológicos. Es un precedente. Sentí verdadera emoción".

16. España se pronuncia: una opción inviable. "Al paso de los días la situación comienzaba a ser insostenible: las peleas aumentaban y los ataques de pánico. El doctor y la enfermera no daban abasto para atender a las personas y el equipo de socorristas estaba totalmente agotado ya que apenas dormían. En ese momento se lanzaron cuatro personas al agua para intentar llegar a tierra. La tripulación estaba desfasada por el propio trabajo del barco y la situación a bordo. El capitán y yo intentamos por todos los medios mantener el espíritu alto, dar ánimos y sacar las fuerzas de donde no las había, pero ya empiezaba a costar transmitir un mensaje cuando el día 17 llega un aviso de España, que por primera vez se pronuncia para decir que naveguemos hasta España. Nuestro barco a estaba a 10 nudos casi 1000 millas, lo que significaba casi 5 días. Era inviable".

17. Unión ante la desesperación. "Tras la última evacuación, y la consiguiente pelea a bordo todo el mundo está durmiendo hasta que los gritos desgarradores de una mujer nos despiertan a todos. Estaba teniendo un brote psicótico diciendo que las criaturas del mar venían a llevársela y que debía abandonar el barco de inmediato. Tras la actuación médica necesaria, no pudimos hacer mas que ver como el resto de la gente rescatada se unían rezando todos juntos para calmarla. Unión en la desesperación. La situación estaba empezando a estar fuera de control".

18. 15 personas se lanzan al agua. "Tras una hora y media de sueño nos despertamos al grito de: "Hombre al agua".Un hombre sirio se había tirado al agua y los guardacostas lo habían recuperado. Se destapó la caja de pandora. Unas 15 personas se lanzaron esa mañana en diferentes momentos sin chalecos y con absoluta desesperación, muchos de ellos no sabían nadar? Otro socorrista y yo fuimos quienes nos lanzamos en primera instancia al tener mas experiencia y ser buenos nadadores?sabemos qué si no hubiéramos llegado, se hubieran ahogado, los agarramos al límite.En el siguiente salto al agua, subí a la lancha con el director de la organización porque los demás socorristas estaban ya en el agua. Recuperamos a Ibrahim, un egipcio que no sabía nadar y estaba convulsionando con los ojos en blanco y echando espuma por la boca. Guardacostas italianos nos autorizaron a nosotros a hacer la evacuación a puerto. Cuando recuperó la consciencia, entró en ataque de pánico absoluto. Se disoció sin reconocernos quedándose en estado fetal en la cubierta de la lancha hasta que reconoció a un socorrista, se quedó abrazado a él gritándole por su nombre hasta que fuimos capaces de llevarle a la camilla de la ambulancia. Jamás olvidaré esos ojos de terror".

19. Llega la noticia del desembarco: Lagrimas y emoción. "El fiscal de Agrigento viene en helicóptero hasta Lampedusa y sube a bordo para ver con sus propios ojos que estaba sucediendo. A las 3 horas bajó a capitanearía marítima de Lampedusa donde el comandante de guardacostas me hace firmar un papel que trae: desembarco inmediato. No puedo controlar las lágrimas y me pongo a llorar rodeada de guardacostas que agradecen nuestro trabajo".

20. Por fin en tierra. "Subo al Open Arms a comunicar la noticia, primero a la tripulación y después a la gente a bordo. La explosión de alegría, llantos, bailes y felicidad fue espectacular. Nunca podré olvidar esos momentos de amor puro. A las tres horas desembarcan una por una todas las personas fundiéndonos en un abrazo personal y deseando toda la suerte del mundo que merecen como cualquier otra persona. Por fin están en tierra".