La ayuda logística y, sobre todo, el acompañamiento que los voluntarios de Cáritas Diocesana de Canarias han prestado a las personas que han sido desalojadas de sus casas por el voraz incendio, ha sido lo que más han agradecido los afectados, destaca la secretaria general de Canarias, Caya Suárez.

¿Cómo ha sido la atención a las personas desalojadas por el gran incendio en Gran Canaria que han dispensado los voluntarios de Cáritas Diocesana?

En cada punto de desalojo Cáritas parroquial de ese entorno donde el voluntariado hace su labor ha estado al lado de las personas y les ha dado apoyo con cobertura de las necesidades básicas en coordinación con las corporaciones municipales y Cruz Roja y, sobre todo, estando al lado de las personas. Lo que mayormente han agradecido las personas desalojadas ha sido que sus vecinos hayan estado a su lado sintiéndose apoyadas. Es mucho más sencillo acercarte a personas que ya conoces y saben de dónde vienes. Tienen más confianza para expresar lo que sienten. Hemos ofrecido viviendas para que las personas mayores se pudieran realojar, ya que para ellas estar en los pabellones era complicado, y también se ha ofrecido abrir las instalaciones parroquiales para momentos de urgencia y emergencia hasta que se habilitasen sitios más apropiados. Los puntos de mayor gravedad fueron Valleseco, desde donde se produjeron los desalojos hacia Teror, y San Mateo. En los otros lugares hicimos un impacto más desde la cercanía, desde hacer guardias sanitarias hasta ofrecer las casas, abastecer de manta, comida y ropa o acompañar a las personas mayores.

¿Cuántos voluntarios ha movilizado Cáritas? ¿Se han desplazado también desde otras islas?

Todo lo hemos hecho a través del voluntariado de Gran Canaria. Más de cien personas han estado acompañando de forma directa y de forma indirecta, muchas más. El personal de los servicios generales ha interrumpido sus vacaciones para apoyar.

¿Qué es lo que más le ha impactado?

Lo que más me ha impactado es que ha habido personas voluntarias de Cáritas que fueron desalojadas de sus barrios. El cómo peligraba su vida y su vivienda y olvidaron sus recursos para entregarse a los demás. Ellos lo han vivido como un compromiso de estar al lado de estas personas. Otra cosa que me impactó bastante es que tuvimos que desalojar la comunidad terapéutica Los Berrazales, en Agaete, y la implicación y la tranquilidad de los residentes y su saber estar. Las llamas estaban a punto de llegar a la casa y tuvieron que desalojar deprisa y corriendo. Demostraron una entereza muy fuerte.

¿Qué se les transmite a las personas que han sido desalojadas?

Básicamente, nada. No es lo que le digamos a las personas afectadas sino lo que ellos nos puedan decir a nosotros. Realmente es estar al lado y ser la escucha donde ellos puedan soltar todos sus nervios y ansiedad. O simplemente, estar en silencio al lado de las personas viviendo la situación junto a ellos. Hay personas mayores que no dormían por las noches. Es como si estuvieran en una vigilia esperando ver qué va a pasar.

¿Ha sido la mayor movilización del voluntariado de Cáritas en Gran Canaria?

Ha habido muchas circunstancias en las que el voluntariado de Cáritas se ha movilizado. Esta ha sido la que ha impactado mayormente porque ha habido una catástrofe medioambiental importante y porque peligraban vidas humanas, aunque no ha habido daños personales. El voluntariado de Cáritas se moviliza a diario de forma silenciosa y no publicita lo que va haciendo. Lo hacen como vecino y ciudadano y porque tienen un compromiso de no pensar solo en ellos, sino en los que tienen a su alrededor.

El presidente de Cáritas Diocesana en España, Manuel Bretón, se ha desplazado a Gran Canaria y ha agradecido la labor de los voluntarios, a los que ha destacado como un modelo a seguir. ¿Qué ha supuesto para ustedes su visita a la Isla?

Ha supuesto un reconocimiento y un agradecimiento a todo el despliegue que Cáritas ha hecho en relación al incendio. Me decía que no tenía palabras para agradecer toda la labor que ha realizado el voluntariado de esta diócesis en Gran Canaria. Se quedó sorprendido de los testimonios de las personas afectadas, los voluntarios y los sacerdotes que han estado en el día a día de las personas. El voluntariado se ha sentido agradecido por la visita y también porque se han sentido escuchados.

¿Siguen prestando apoyo?

Los 24 residentes de la comunidad terapéutica estarán hasta el lunes en el centro pastoral de Tafira porque hay que acondicionar el centro antes de que suban. Además, puede haber alguna persona que no haya podido regresar a su casa porque se corre el riesgo de que las brasas resurjan y provoquen otro incendio.