El colorido y ruidoso paisaje que conforma la biodiversidad de la Amazonia brasileña dio lugar a un silencio estremecedor en las zonas devastadas por el fuego que devora parte de la selva, donde serpientes, peces y otros animales intentan escapar de las llamas que avanzan rápidamente. A unos 150 kilómetros de Porto Velho, la capital regional del amazónico estado de Rondonia, una considerable parte de tierra arde de manera ininterrumpida hace más de 24 horas y ya ha consumido más de cinco kilómetros del terreno. Según pudo constatar Efe, serpientes, peces y hasta pequeños mamíferos luchan para ponerse a salvo de las llamas. Muchos de ellos, sin embargo, se vieron atrapados en inmensas pozas de lodo y acabaron pereciendo en su interior.

En los alrededores de las zonas alcanzadas por los vastos incendios que queman desde hace semanas parte del bosque tropical igualmente se acumulaban cadáveres de algunos animales que habían sucumbido debido al humo o a las llamas. "El fuego sigue constante desde hace más de 24 horas. Yo me desperté en el medio de la noche por la luminosidad y el ruido y alerté a mi esposa", cuenta Aurelio de Andrade, de 65 años y dueño de una finca situada a pocos metros de donde la tierra arde.

Así como varios de sus vecinos, Andrade mantiene en la propiedad más de medio centenar de vacas y algunas gallinas y se dice preocupado por el avance de las llamas. "Nos ponemos muy tristes, porque si ese fuego alcanzar a ellos (los vecinos) o a nosotros, nos quedamos sin los animales", lamentó el propietario rural. Durante todo el día, fuertes vientos han sacudido la región, lo que podría contribuir aún más con la rápido el avance de las llamas hacia el interior de la selva. "Si de hecho alcanza nuestras propiedades, se nos hará muy complicado apagar el fuego. Solo Dios podría hacerlo", resaltó Andrade.

Cantar de los pájaros

El aterrador silencio que ha sustituido el cantar de los pájaros tan solo es roto por el ensordecedor ruido de las llamas, que avanzan sin control y se tragan cada vez más el bosque tropical, que alberga un 20% de todo el agua dulce del mundo. Los incendios en la Amazonia han causado conmoción dentro y fuera de Brasil y llevó a que diversos sectores de la sociedad civil, organizaciones ambientales e incluso líderes de algunas potencias europeas alzaran la voz en su defensa.

La tardía reacción del Gobierno brasileño igualmente provocó una ola de críticas y protestas en varias ciudades del país, que llevaron a que el presidente, Jair Bolsonaro, autorizara el empleo de las Fuerzas Armadas en las labores para contener las llamas.

La Amazonia, que se expande por ocho países de Sudamérica, además de Brasil, es el ecosistema con mayor diversidad de fauna y flora y alberga cerca del 10% de todas las especies conocidas. Organizaciones ecologistas alertaron de que los recurrentes incendios y la deforestación de la selva amazónica tendrán consecuencias "profundas" no solo para el bosque tropical, sino para "todo el mundo".

Es la Amazonia que "regula el clima y las lluvias en el país. Cuanto mayor la deforestación, más desreguladas serán las lluvias", lo que influye también en el clima global, explicó a Efe el coordinador de políticas públicas de Greenpeace, Márcio Astrini. El intenso humo provocado por los incendios hizo con que diversas ciudades de la región hayan amanecido bajo una fuerte niebla y con el cielo "rojo como el fuego". Asimismo, sus consecuencias ya pueden ser sentidas entre la población. "El humo se extiende durante toda la noche y es muy complicado respirar, él toma cuenta del aire y está maltratando mucho toda la gente que vive aquí en la región amazónica", señala Aderaldo, quien vive en Porto Velho hace 36 años.

Decenas de miles de militares brasileños han reforzado el dispositivo que combate los incendios en la Amazonia, donde el número de estados que han pedido ayuda al Gobierno federal ha aumentado de seis a siete. Según pudo constatar Efe, parte de los cerca de 44.000 militares de los que dispone Brasil en el vasto territorio amazónico iniciaron su despliegue en el terreno para que actúen en la extinción de las llamas y en la fiscalización de delitos ambientales perpetrados en la región. Asimismo, el Gobierno federal destinó un aporte de 38,5 millones de reales (9,6 millones de dólares) al Ministerio de Defensa para las operaciones.