Más de 12.000 hectáreas calcinadas y en pleno episodio de calor que ha puesto los termómetros por encima de los 38º, sobretodo en la mitad sur de Gran Canaria. Los tres incendios de agosto han dejado una estampa desoladora en las cumbres y medianías de la isla redonda. Más de 10.000 evacuados por precaución y hasta cinco espacios naturales protegidos afectados. Unas cifras estremecedoras, aunque no se puede pasar por alto el hecho de que no se han lamentado pérdidas de vidas humanas y los daños materiales en viviendas e infraestructuras han sido menores. Incluso, bosques como el de Tamadaba han resistido al paso de las llamas mejor de lo que los técnicos predijeron en un principio, cuando todavía no se veía la luz al final del túnel y un despliegue de centenares de personas luchaba contra un fuego "destructivo e imparable".

Todo comenzó el pasado 10 de agosto. Era sábado y en los altos de Gáldar se preparaban para festejar a su santo patrón. Mientras, J. S. R. utilizaba una radial para soldar una puerta en su terreno en el barrio artenarense de Las Peñas. En ese instante, unas chispas saltaron y provocaron un incendio que terminó por desbocarse antes de la media noche y obligó a evacuar a los vecinos de varias localidades de los municipios de Tejeda, Gáldar y Artenara, en este último caso incluido su casco urbano.

Las llamas amenazaron el pinar de Tamadaba, pero en aquella ocasión el amplio equipo de efectivos desplegado en las Cumbres logró parar su avance. En la madrugada del lunes, 19 de agosto, los habitantes de Tejeda pueblo también se vieron obligados a abandonar sus casas. Y, a eso de las 11 de la noche de ese mismo día un segundo fuego provocado por causas desconocidas sobresaltaba a los vecinos de Cazadores, en los altos de Telde.

La lucha contra el fuego dio sus frutos, gracias a un despliegue de 600 efectivos y 11 medios aéreos. Entre ellos, dos hidroaviones procedentes de la Península. El presidente del Gobierno de Canarias, Ángel Victor?Torres, dio por controlados los dos incendios el miércoles, 14 de agosto. Para ese entonces, las llamas arrasaron más de 1.500 hectáreas, en su mayor parte pasto y matorral, aunque también pinar.

Al día siguiente asaltó el Archipiélago una ola de aire sahariano que dispararía los termómetros por encima de los 40º en varios puntos de la geografía grancanaria. Se crearía un caldo de cultivo que terminaría por germinar el pasado sábado, 17 de agosto, a primera hora de la tarde. Un incendio "de gran potencial" y cuyo origen se encuentra bajo investigación de la Guardia Civil se desató en el barranco de los Pajaritos, en los altos de Valleseco. Un fuego que todavía sigue sin estar controlado, aunque sí estabilizado, y que ya se ha convertido en el más importante en España desde 2013 y en Gran Canaria desde 2007, el cual arrasó con Inagua y varios barrancos del Sur. No obstante, y tras ajustar las zonas quemadas a un amplio perímetro de 112 kilómetros, los técnicos han calculado unas 9.200 hectáreas calcinadas.

El incendio obligó a evacuar a unas 10.000 personas de hasta diez municipios diferentes: Artenara, Valleseco, Agaete, Moya, Gáldar, Tejeda, San Mateo, Santa María de Guía, La Aldea y San Bartolomé de Tirajana. La mayor parte de estas personas han podido regresar a sus casas, ayer lo hicieron los habitantes de varios pagos de Gáldar, Tejeda y Artenara y solo faltan los vecinos de El Sao, en el valle de Agaete.

El fuego calcinó hasta un 60% de la superficie de Artenara. Además, afectó a buena parte del parque natural de Tamadaba, un espacio protegido de alto valor ecológico. Precisamente, la carretera de acceso a Tamadaba es de las pocas que todavía sigue cerrada al tráfico, junto a pequeños caminos rurales por la presencia de tendidos eléctricos en al calzada. Las llamas llegaron a amenazar a otros espacios como Inagua o Barranco Oscuro.

Para combatir tal catástrofe medioambiental ha sido necesario un despliegue de casi mil efectivos humanos, según explicó el miércoles en rueda de prensa Julio Pérez, consejero autonómico de Administraciones Públicas, Justicia y Seguridad. Junto a ellos un total de 18 medios aéreos -11 helicópteros, cuatro hidroaviones y tres aviones airtractor. Un equipo dispuesto a luchar contra las llamas que como nunca se había visto antes en Canarias. Para ello fue necesaria la estrecha colaboración del Estado, desde los miembros de la UME hasta cuatro hidroaviones. El paisaje desolador resultado de estos episodios ha suplido al verde de algunos de los parajes de las cumbres grancanarias. Habrá que esperar de cinco a diez años para recuperar el verdor, gracias a la capacidad del pino canario para resistir el fuego.